Maxine.
Mi teléfono vibra dentro del bolsillo de mi blazer, pero no puedo responder ahora, estamos en el final de la rueda de prensa de Ian en Dayton, el salón es cerrado y aunque los periodistas han estado un poco intensos con sus preguntas, todo ha salido bastante bien hasta el momento, Ian tiene la capacidad de responder de una forma muy elegante, el hombre es todo un maestro con las palabras, sabe que decir en el momento indicado y de la forma perfecta, esa es una cualidad que yo realmente admiro en él, porque yo por el contrario, soy una persona impulsiva e imprudente en muchas ocasiones.
Quisiera poder tener su cerebro – pienso mientras él sonríe a la cámara de uno de los medios de comunicación regionales.
–¿Hay alguna otra pregunta? – cuestiona la moderadora de la rueda de prensa.
Mi teléfono sigue zumbando y me esta sacando de quicio, asi que l
Maxine. –¿Lista para irnos? ¡Pero que pregunta es esa! – exclama Sara cuando llego a recepción – estás bellísima, Max.–Gracias – siento que me sonrojo mientras la mirada de mis compañeros de trabajo se posa sobre mi cuerpo. Estoy usando un simple vestido negro ajustado que me llega a la mitad de los muslos, no tiene mayores detalles y es mas bien simple, pero lo acompañé con unos tacones altos y accesorios que hacen que resalte, creo que traje este vestido precisamente por lo fácil que es de usar, me lo puedo poner en un coctel, para ir de antro, o incluso para ir por un café.–¿Nos vamos? Harry nos ha hablado maravillas de su amigo y del bar, esperemos que sea tan bueno como dice – Sara se ve entusiasmada y me hace sentirme contagiada de su energía, tal parece que todos necesitábamos un respiro.–&iq
Ian. Ver las manos de este malnacido sobre el cuerpo de Max hace que me hierva la sangre, yo no seré el hombre mas caballero del mundo, pero tampoco voy a permitir que un cerdo de estos le falte al respeto.–Cuando una dama dice que no, se le deja en paz – gruño y le doy otro golpe en la mandíbula, por el lado izquierdo. El imbécil sigue tan consternado por el primer golpe que no se da cuenta cuando le doy el segundo ni mucho menos el tercero. Normalmente yo no haría esto, no me montaría en un espectáculo de este calibre, mucho menos a puertas de las elecciones, pero tampoco puedo dejar que esto pase asi como asi.–Ian, ¡Déjalo! – escucho la voz de Maxine, pero me siento sordo, ciego y lo único que quiero es darle una lección a este hijo de puta – ¡Ian, por favor, detente! – se ha formado un círculo a nuestr
Ian. –No puedo creer que hayas hecho eso – ella suelta una carcajada y se lleva el trago a la boca.Hemos estado las ultimas dos horas sentados en la barra hablando de estupideces, he disfrutado este tiempo con ella, tanto que no sé en que momento el reloj ha corrido tan deprisa, son las dos de la mañana, Liza, Harry, Jake y Sara ya se han ido y nosotros seguimos aquí, bebiendo y acercándonos cada vez más.–Yo casi incendio el departamento en el que vivía – me cuenta – fue una experiencia horrible, me paralicé completamente, ahora que lo recuerdo solo puedo pensar en lo estúpida que fui – rueda los ojos – pero entonces, casi muero…no estoy exagerando – me aclara.–¿Cómo lograste salir ilesa?La mirada en el rostro de Maxine cambia de repente, veo como traga saliva y entonces se lleva nuevamente la copa
Ian. El cuerpo de Maxine desnudo sobre mi cama es la mejor cosa con la que he podido encontrarme al despertar, su espalda está llena de pecas, su piel es tersa y suave, su color es ligeramente amarillo, me recuerda a las ranas plataneras que solía ver en la finca de mi abuela cuando era solo un niño. Sonrío por el pensamiento y entonces le acaricio el hombro por donde se desliza su cabello color marrón. Está profunda y su respiración es rítmica, después de anoche cayó rendida como una piedra entre mis brazos.Yo no soy un hombre romanticón, no son de los que abrazan a la chica después de una follada, no soy de los que le pide quedarse y le dice cosas bonitas, yo prefiero las cosas a secas, sin ataduras, pero con ella fue diferente, anoche después de tenerla por completo le pedí que se recostara en mi pecho y le acaricié el cabello hasta que se durm
Maxine. –Trevor – susurro su nombre porque es la única cosa que soy capaz de hacer justo ahora. Abro los ojos y los vuelvo a cerrar con fuerza, quiero creer que todo esto es una puta mentira, que lo de anoche jamás sucedió y que Trevor no está aquí a punto de partirse la cara con Ian – Trevor, ¿Qué haces aqui? – ¡Joder! ¿De verdad no pude preguntar algo más estúpido? Trago saliva y miro la forma en la que Trevor le da un golpe a la puerta y termina de abrirla, Ian se acomoda la toalla en la cadera y yo trago saliva mientras veo todo como en cámara lenta. Pienso en levantarme de la cama, pero estoy completamente desnuda debajo de las sábanas blancas, y sinceramente no creo que exponerme de esta forma sea la mejor idea en este momento.–¿Qué fue lo que le hiciste? – grita Trevor mirando con odio a Ian
Trevor. Siento que el pecho se me desgarra por dentro, es una sensación que no había tenido nunca, no recuerdo haberme sentido asi jamás en mi puta vida, creo que lo mas cerca que he estado de este sentimiento fue aquella vez en que casi la cago con Maxine llevando a aquella chica a nuestra casa, pero ¡joder! Esto se siente mil veces peor, como si tuviera miles de cristales atravesándome el alma, la sensación de traición que tengo justo ahora es indescriptible, solo sé que me siento sin aire, me estoy ahogando y no sé cómo controlar mi respiración.Dayton es una ciudad medianamente grande, a pesar de eso, cuando salgo del hotel no veo ni un solo taxi, parece que la vida se empeña en joderme. Me paro en la acera e intento aclararme la cabeza, pero entre más lo pienso, más vueltas me da en la mente la imagen de Maxine y de Ian juntos. Las lagrimas se arremol
Maxine.–Max, ¿Tienes todo listo para la rueda de prensa? – me pregunta Ian.Asiento con la cabeza, le doy la espalda y salgo tras bambalinas a buscarle una botella con agua a él y un café con cianuro para mí, a ver si asi me saco de encima todo lo que siento dentro del pecho.Han pasado alrededor de cinco horas desde toda la debacle en mi habitación, desde que Trevor apareció de sorpresa aquí en el último lugar del mundo donde yo espere verlo, han pasado cinco horas y yo lo he sentido como si hubiera sido una eternidad, no he dejado de llorar, tengo los ojos hinchados y la nariz roja, le he dicho a las personas que estoy congestionada, entre esos a todos los del equipo, ojalá esto se tratara solo de una gripa. Pero esto es mucho peor que eso, una gripa no te rompe el corazón, una gripa no te jode y te oprime el pecho hasta impedirte respirar.–Maxine,
Trevor. Salgo del aeropuerto sintiéndome completamente destrozado, como si hubiera estado en una corrida de toros, solo que el de la corrida no era el toro, era yo, el idiota al que le vieron la cara, el mismo imbécil del que Maxine decidió burlarse sin importar absolutamente nada.Suelto un suspiro y saco mi celular del bolsillo interno del blazer, son las diez de la noche, se supone que Rose me está esperando en la oficina, pero de lo que menos tengo ganas es de estar rodeado de cualquier otra persona, lo único que deseo justo ahora es poder ir a mi departamento, tirarme en el sofá, beberme toda la maldita botella de whiskey, dormirme y despertar cuando todo esto se haya acabado. Es una jodida mierda que no sé cómo controlar.Voy al estacionamiento y me meto dentro de mi auto, pago el tiquete en la salida y me sumerjo en las calles de Washington, todo se ve igual que siempre, como si nad