Capítulo 28.

Ian.

El cuerpo de Maxine desnudo sobre mi cama es la mejor cosa con la que he podido encontrarme al despertar, su espalda está llena de pecas, su piel es tersa y suave, su color es ligeramente amarillo, me recuerda a las ranas plataneras que solía ver en la finca de mi abuela cuando era solo un niño. Sonrío por el pensamiento y entonces le acaricio el hombro por donde se desliza su cabello color marrón. Está profunda y su respiración es rítmica, después de anoche cayó rendida como una piedra entre mis brazos.

Yo no soy un hombre romanticón, no son de los que abrazan a la chica después de una follada, no soy de los que le pide quedarse y le dice cosas bonitas, yo prefiero las cosas a secas, sin ataduras, pero con ella fue diferente, anoche después de tenerla por completo le pedí que se recostara en mi pecho y le acaricié el cabello hasta que se durm

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