CAPÍTULO 67: RECUERDOSErikPara saber a dónde se llevó la maldit4 bruja Winter a mi cachorro, tenemos que regresar a la casa de la manada de Axel. Es nuestra única pista. Tal vez pueda rastrearla, aunque, después de tantos días, las posibilidades sean mínimas.El bosque nos envuelve mientras corro al frente, Hazel y Kara van detrás de mí. Los árboles pasan como sombras, y el viento gélido corta mi piel, pero nada me importa más que encontrar a mi hijo. Esta situación es culpa mía. Si hubiera aceptado lo que sentí por Hazel desde el primer maldit0 instante, Kara jamás habría tenido cabida en mi vida, ni mucho menos en la de Hazel.Puedo sentir la tensión que emana de Hazel sin necesidad de mirarla. Su silencio pesa. No me mira, no dice una palabra, pero no necesito que lo haga para saber lo que piensa. Está molesta, herida… y con razón. Aunque su dolor me carcome, no puedo detenerme. El tiempo no está de nuestro lado.Finalmente, llegamos a la mansión de Axel, esa madriguera de traido
CAPÍTULO 68: EL DESAFÍORosieEsto no me puede estar pasando a mí. ¿Por qué él, precisamente ahora? Axel aparece como si tuviera todo el derecho del mundo a irrumpir en mi territorio con una maldit4 sonrisa arrogante que me saca de quicio.—Axel, será mejor que te vayas por las buenas —advierto con un gruñido bajo, mi postura firme y mis ojos rojos brillando como advertencia. Este es mi territorio. Mi manada.Él da un paso adelante, ignorando mi advertencia como si no fuera más que el zumbido de una mosca molesta.—Si quieres que me vaya, tendrás que luchar conmigo.¿Luchar con él? No pienso caer en su juego. No pienso darle ese placer. Mi rabia burbujea, y dejo que mis colmillos se asomen mientras mis garras rasgan el aire.—¡No pienso luchar contigo! —espeto con fuerza, sintiendo cómo mi voz resuena en los pasillos—. La manada tiene un Alfa, y soy yo.Axel se inclina ligeramente hacia adelante, estudiándome con ojos llenos de desdén.—Los he estado observando —dice con un tono que p
CAPÍTULO 69: EL RASTROHazelNunca en mi vida me había sentido tan incómoda, tan… perdida. Trato de no detenerme demasiado en todo lo que ha ocurrido, porque sé que si lo hago, voy a romperme. Y no puedo permitirme romperme ahora. Pero los pensamientos están ahí, acechándome, como un eco constante que no puedo apagar.Traición tras traición. Me han usado, manipulado, engañado y vuelto a usar como si no fuera más que una pieza en un tablero de juegos que nunca pedí jugar.Primero Erik. El Alfa que me arrancó de mi vida, que me marcó como suya sin darme una opción. Luego Axel, con sus palabras y promesas vacías. Y finalmente Kara. Siempre ahí, como una sombra, como una maldit4 piedra en mi zapato. Me odio a mí misma por no haber visto quién era realmente. Por haberle permitido manipularme, aprovecharse de mi amnesia y hacerme dudar incluso de mi propia existencia. Soy una idiota por no haberlo visto venir.Pero no puedo evitarlo. También siento un resentimiento profundo hacia Erik. Si n
CAPÍTULO 70: DEFENDIENDO EL PUESTO DEL ALFARosieAxel y yo seguimos moviéndonos en círculos uno frente al otro, como una danza en la que cada depredador se mira, listo para atacar. Los murmullos de la manada se escuchan lejanos, apagados por el rugido de mi propia respiración y el latido frenético de mi corazón. No puedo permitir que vea mi miedo, aunque lo sienta como una fuerte presión en el pecho.—Vamos, ¿o acaso me tienes miedo? —su voz es pura burla y desafío, intenta encontrar una grieta en mi aparente seguridad.Aprieto los dientes y sin responder, me lanzo hacia él. Mis garras se extienden, buscando su pecho, pero el impacto apenas lo mueve. Es como chocar con una pared de piedra. Axel sonríe de forma arrogante y me hace querer arrancársela de la cara. Antes de que pueda reaccionar, su mano se eleva, rápida y brutal, y me golpea con tal fuerza que me lanza al otro lado del círculo.El aire abandona mis pulmones en un jadeo, y mi espalda choca con el suelo con un impacto que
CAPÍTULO 71: DESAFIANDO EL VÍNCULOHazelErik se acerca a mí con una sonrisa que parece iluminar la habitación. Es tan extraño verlo así, como si por un momento hubiera olvidado todo lo que nos atormenta. Pero no me permito disfrutarlo. Mi corazón late con fuerza, y una parte de mí quiere dejarse llevar por esa expresión, pero la otra, más cautelosa, sabe que debo mantener la distancia.Cuando toma la hebra de cabello de mi mano, sus dedos rozan los míos, y un escalofrío recorre mi piel. Lo observa un momento antes de acercárselo a la nariz y aspirar profundamente.—Es ella… —susurra—. Puedo rastrearla. Pero… —vacila—. Le pediré ayuda a alguien que podría hacerlo incluso mejor que yo.Mi pecho se contrae al escuchar eso. Hay algo en su voz, en la forma en que evita mirarme, que hace que las alarmas se enciendan en mi interior.—Erik… —digo, intentando que mi voz no tiemble—. La conoces, ¿verdad?Sus ojos finalmente encuentran los míos, pero no hay sinceridad en su mirada. Es como si u
CAPÍTULO 72: LA CAÍDA DE UN ALFARosieMi loba aúlla, un lamento desgarrador que parece rasgar el aire, pero no dejo que esa agonía me paralice. Kelan está tirado en el suelo, inmóvil, su sangre oscurece la tierra bajo él. Verlo así me destroza, pero no puedo permitir que Axel vea mi dolor. Si lo hace, lo usará contra mí.—Vamos, Rosie —dice con su tono insolente, y la voz fría y calculadora como siempre—. No quiero matarte. Después de todo, fuiste parte de mi manada alguna vez, y además, de mucha utilidad. Sin ti, no habría podido engañar al imbécil de tu hermano.Sus palabras son como un puñal que atraviesa mi pecho. Utilidad. Eso es todo lo que fui para él, una herramienta en su juego retorcido contra Erik. No es que me importe o me duela, pero me da demasiado coraje saber que me usaron sin siquiera poder evitarlo. Aprieto los dientes y mis manos se transforman, mis garras se extienden mientras mi cuerpo vibra de pura furia.—No me interesan tus problemas con él —rujo con una inten
CAPÍTULO 73: INTERRUPCIÓNErikEl ardor que recorre mi brazo es brutal, como si una cuchilla al rojo vivo me estuviera cortando la carne, recordándome el lazo que me ata a Kara. Ese maldito vínculo, esa prisión invisible, me quema con cada segundo que paso cerca de Hazel, porque sé que ella es quien debería ser mía. Y aun así, no me importa. Podría arder en el infierno una y otra vez si eso significara tenerla entre mis brazos.Hazel está temblando, aunque no sé si es por el frío de la noche o por la tensión que fluye como una corriente eléctrica entre nosotros. Mi aliento, caliente y áspero, se mezcla con el suyo en el aire que nos rodea. No sé quién está más desesperado, si mi lobo o yo. Su aroma, tan dulce y tentador, me embriaga, envolviendo todo mi control en un caos primitivo.—Esto es una locura —susurra con voz quebrada, sus ojos brillan bajo la luz tenue.—Lo sé —murmuro con voz baja, gruesa y cargada de deseo mientras cierro la distancia entre nosotros—, pero no puedo resist
CAPÍTULO 74: PERDÓNAME HAZELErikActúo instintivamente, interponiéndome entre ambas mujeres y atrapando a Kara antes de que pueda llegar a Hazel. La empujo hacia atrás rodeándola entre mis brazos.—¡Erik! —grita Kara—. ¡Apártate!—No voy a permitir que la toques —gruño, mi lobo está al borde de tomar el control completo.Pero Hazel, en lugar de retroceder, da un paso adelante.—Déjala, Erik —dice con una calma peligrosa—. Si quiere pelear, yo no voy a correr.Mis instintos gritan en desacuerdo, pero antes de que pueda reaccionar, Kara aprovecha mi distracción y se lanza hacia Hazel nuevamente. Esta vez, Hazel no se queda atrás. Esquiva el golpe de Kara y se atreve a lanzarle uno que le da directo en el vientre.Kara jadea y levanta la mirada hacia ella con odio puro.—Fue un grave error enseñarme —le dice Hazel con una sonrisa triunfante.La pelea estalla en una mezcla de movimientos rápidos y gruñidos salvajes. Kara, en su forma semi-lupina, es más fuerte, pero Hazel es astuta, util