SE ARMÓÓÓÓÓÓÓÓ!!!!! BESOOOOOOS Y GRACIAS POR LEER!
EMMALos gritos de sorpresa y los flashes de las cámaras inundan el salón. La policía entra en tropel, y yo me quedo congelado mientras los agentes caminan con firmeza hacia Victoria Blackthorne. A pesar de que siempre ha tenido esa aura de control y elegancia, ahora parece vulnerable, tensa, como una estatua a punto de desmoronarse.—¡Esto es un error! —grita, su voz se quiebra en los bordes mientras intenta mantener la compostura. Su rostro, siempre impecable, está rojo de rabia, y sus manos tiemblan cuando señala a Damian—. ¡Él lo manipuló todo! ¡Esto es un montaje!Miro a Victoria, pero no puedo concentrarme en sus palabras porque los ojos de Arthur Blackthorne, el patriarca, capturan mi atención. Este no refleja la misma furia de ella. No, lo que veo en su rostro es algo distinto: sorpresa, incredulidad... y miedo. Pero lo más desconcertante es cómo mira a Damian. Es como si estuviera viendo un fantasma.Los periodistas enloquecen, gritando preguntas que se pierden entre el bull
JHONEstoy de pie en la sala de estar de la mansión familiar, con el corazón martillando en mi pecho y la rabia quemándome por dentro. La imagen de mi madre siendo esposada y sacada del salón como una delincuente común sigue repitiéndose en mi mente. Es como una pesadilla que no puedo apagar. Pero no es solo eso lo que me quema... es la revelación.No puedo creerlo. No quiero creerlo. Pero el video era claro, demasiado claro. Ahora sé quién es Damian White, y el odio que siento por él solo es igualado por el terror que me llena al pensar en lo que podría venir después. Si habla... si la verdad completa sale a la luz... estamos acabados.Camino de un lado a otro, la alfombra persa amortiguando el sonido de mis pasos frenéticos. Mis ojos van hacia mi padre, Arthur Blackthorne, sentado en su enorme sillón de cuero, pero no ha dicho nada desde que volvimos. Su rostro está pálido, tan blanco como las paredes de mármol, y sus manos tiemblan ligeramente mientras sostiene su bastón.No pued
EMMAEstoy en un taxi camino al penthouse, y mi mente no deja de dar vueltas. Las palabras de Jhon siguen resonando con fuerza en mi cabeza: Damian White no existe. Él es Damian Blackthorne.Al principio, me reí. Era Jhon, después de todo, el hombre que ha mentido más veces de las que puedo contar. Pero mientras caminaba hacia el taxi, mi mente comenzó a hilar detalles, pequeños gestos, frases, incluso silencios de Damian que de pronto cobraban un nuevo sentido.¿Cómo no lo vi antes?Todo encaja demasiado bien: su obsesión con los Blackthorne, el odio palpable hacia Jhon, la manera en que manipuló a cada persona en su camino para conseguir lo que quería. Y ahora, las piezas encajan, pero no de la manera en que hubiera querido.El taxi se detiene frente al edificio, y apenas noto al portero saludándome. Subo al ascensor con el corazón martillando en mi pecho. Quiero que todo sea una mentira. Quiero que Damian me mire a los ojos y me diga que no es cierto. Que no me ha usado como una pi
DAMIAN20 AÑOS ATRÁS.Miedo. Eso es lo único que puedo sentir mientras intento respirar debajo de la lona que me han puesto sobre la cabeza.Se supone que el chofer que me puso papá me recogería en la escuela, que mamá iba a preparar hot cakes en casa hoy para mi, al ser mi cumpleaños número 10, sin embargo todo parece estar convirtiéndose en una pesadilla y aunque intento ser fuerte, puedo sentir como todo el cuerpo me tiembla.El aire dentro de la lona está caliente y viciado. Respiro con dificultad, como si el miedo me estuviera estrangulando. El auto se detiene de golpe, y siento cómo me tiran del brazo, arrastrándome sin cuidado.— ¡Déjenme ir! ¡Por favor! —grito, pero mi voz suena pequeña, frágil.Los hombres solo se ríen.Cuando me quitan la lona, parpadeo ante la luz tenue. Estamos en un lugar oscuro y húmedo que apesta a algo podrido. Mi corazón tarde con fuerza cuando veo las gruesas barras metálicas de una jaula en el centro de la sala.Apenas puedo respirar y mi pecho
EMMANo se cuánto tiempo ha pasado desde que todo mi mundo termino de desfigurarse. ¿Tres, tal vez cuatro?Lo cierto es que no lo se, pues nada más salir del penthouse revisé cupanto dinero tenía ahorrado y me vine al primer hotel que pudiera pagar. Necesito estar sola.Mirando mi celular aagado a un lado decido que es momento de enfrentarme al mundo, asi que lo enciendo viendo como las notificaciones llegan una tras otra, hay al menos 25 llamadas de Melissa y unos 50 mensajes, Damian me ha dejado al menos diez mensajes y otras 10 llamadas. Incluso Rocko me ha escrito. Antes de que pueda revisar algo, mi celular suena con una llamada de Melissa y respirando hondo contesto.—¡DÓNDE DEMONIOS ESTÁS!?, —El grito de Melissa nose hace esperar y me siento terrible al saber que la he preocupado, pero no podpia enfrentarme a nadie. —Lamento haber dedaparecido, estoy bien, yo..—intento explicar pero ella me onterrumpe.—¿Lo lamentas? Joder fui al penthouse y Damian dice que te fuiste... al
EMMAEl cielo está tratado de tonos grises mientras conduce hacia la cabaña. Las nubes parecen pesar sobre mí, reflejando perfectamente el estado de mi mente.La voz de la mujer, Beatriz, resuena en mi cabeza con cada kilómetro que recorro."Fui tu nana antes de que tus padres murieran… tus verdaderos padres."¿Cómo se supone que debo procesar algo así? ¿Es esto real o un juego de mentiras más elaborado en mi vida? No lo sé. Pero lo que sí sé es que necesito respuestas, y por eso estoy en esta carretera solitaria, dirigiéndome a la pequeña cafetería donde acordé encontrarla. No quería desviarme de mi lugar de destino, ni hablar con ella en la ciudad donde pudieran vernos.Mis dedos se aprietan con fuerza en el volante, intentando sofocar el temblor que recorre mi cuerpo. Mi corazón tarde rápido, un ritmo desbocado que no puedo controlar. Me repito una y otra vez que estoy a punto de obtener respuestas, pero el miedo al desconocido crece con cada kilómetro que dejo atrás.Entonces lo
DAMIANEl silencio del penthouse es insoportable. Desde que Emma se fue, siento como si cada rincón de este lugar me recordara su ausencia. Intento concentrarme en cualquier cosa, pero mi mente siempre regresa al mismo punto: ella. Mi pecho se siente como un agujero negro, vacío, consumiéndolo todo.He intentado llamarla, enviarle mensajes, incluso fui al hotel donde se quedó las primeras noches después de que se fuera, pero ya no está ahí. Cada intento fallido solo aumenta mi desesperación.Mientras camino de un lado a otro en la sala, Alex me observa en silencio desde la barra. Tiene esa mirada seria, calculadora, que odio porque sé que está a punto de decir algo que no quiero escuchar.Finalmente, rompe el silencio.—Odio tener que hacer esto, pero joder, Damian, te lo dije. —Su voz es firme, como un martillo que golpea mi paciencia—. Te dije que ibas a arrepentirte.Aprieto la mandíbula con tanta fuerza que casi duele. No necesito que me lo diga. Sé que la he arruinado, sé que todo
EmmaComienzo a contar los segundos mientras mis ojos están fijos en la pequeña barra de la prueba de embarazo. La sostengo entre las manos temblorosas, mi corazón latiendo con fuerza en el pecho. —Por favor que sea positivo… Por favor.Siento una opresión en el estómago, una mezcla de esperanza y miedo. Con cada día que pasa siento que mi matrimonio se arruina más, mi suegra me ve como una incompetente y mis padres… ni siquiera puedo pensar en ellos ahora mismo. Los minutos parecen eternos, y cuando finalmente se completa el resultado, mi mundo se desploma.Una barra roja brillante.No estoy embarazada.Otra vez no. El dolor me golpea con una fuerza abrumadora, como una ola que me arrastra al fondo de un océano oscuro. Siento que la habitación se vuelve pequeña, que el aire empieza a faltar, y en mi pecho una presión familiar comienza a crecer. No puedo respirar bien, es como si algo me aprisionara los pulmones. Me doblo ligeramente, tratando de inhalar profundamente, pero el oxíg