Aquí tienen otro capítulo más, espero que la historia les esté gustando. Muchos besos y gracias por el apoyo.
DamianLa cena de esta noche no estaba en mis planes inmediatos. De hecho, hubiera preferido tener más tiempo antes de enfrentar de nuevo a esos traidores. Sin embargo, no tengo opción. El viejo infeliz me ha visto, y ahora no puedo evitarlo.—No estoy convencido de que esto sea una buena idea —dice Alex desde la puerta, su ceño fruncido refleja la preocupación que trata de disimular—. Es demasiado pronto.Aprieto la quijada al escuchar sus palabras, no porque no lo entienda, sino porque sé que tiene razón. Aun así, no puedo detenerme ahora.—No tengo opción, Alex —replico, ajustando la manga de mi chaqueta—. El viejo me vio en el club, y el imbécil me presentó como su socio. Si no voy, podría levantar sospechas, y eso podría arruinar el plan.Alex cruza los brazos y me mira con seriedad.—Y si te descubre o te reconoce, también podría arruinar todo.Bufé, con la mirada fija en el espejo.—Te puedo asegurar que eso no va a pasar. Ese hombre ni siquiera debe recordar que alguna vez exis
EmmaMe despierto envuelta en las suaves sábanas de la cama de Melissa, con los primeros rayos de sol colándose por la ventana. Me siento extraña, desorientada. Hace tanto tiempo que no paso la noche fuera de mi casa que, por un segundo, me cuesta recordar dónde estoy. Pero en cuanto enciendo el celular, todo regresa de golpe.La pantalla brilla con una cantidad abrumadora de notificaciones: llamadas perdidas, mensajes... todos de Jhon. Cierro los ojos con fuerza, deseando poder ignorarlos, pero sé que no puedo.Deslizo el dedo por la pantalla y me encuentro con un sinfín de mensajes llenos de insultos y amenazas. "¿Dónde diablos te metiste?" "¿Quién te dio permiso para quedarte afuera?" "Regresa ya, o te arrepentirás."Siento que el estómago se me revuelve. Las palabras me atraviesan como un cuchillo, pero lo que más me desconcierta no son las amenazas, sino los mensajes en los que parece, por un momento, estar preocupado. "¿Estás bien?" "No me hagas esto." "Dime dónde estás, Em
DamianLa mesa está dispuesta con meticulosa elegancia, como era de esperarse de una familia que se enorgullece de mostrar su riqueza y estatus. Todo en esta cena grita opulencia, pero lo único que veo es vacío. Mientras tomo asiento, siento los ojos de Jhon sobre mí, probablemente evaluando si hice bien en aceptar la invitación de su padre.Alex, por otro lado, se sienta a mi lado, en silencio, observando cada detalle como el estratega que es. Ambos sabemos que esta cena no es solo una reunión social, sino una oportunidad para medir cada palabra, cada gesto.Arthur Blackthorne, el patriarca, parece satisfecho. No muestra el menor indicio de recordar el pasado, ni de reconocerme. En realidad, su actitud roza lo cínico, como si su vida siempre hubiera sido perfecta. Es irónico pensar que este hombre piensa haberme borrado de la historia sin un atisbo de remordimiento. Me pregunto qué pensaría si supiera quién es en realidad el hombre que está sentado aquí, frente a él, listo para de
EmmaEl ambiente dentro del auto es tan denso que siento que el aire apenas se mueve. La tensión entre Jhon y yo es palpable. Ninguno de los dos habla. La cena ha sido un desastre y, aunque no sé qué esperaba, cada vez que me encuentro con los Blackthorne, siempre termino sintiéndome más pequeña y despreciada. Sin embargo, esta vez fue diferente… Damian White estuvo ahí. La incomodidad que su presencia generó en Jhon y la manera en que me miraba, con esos ojos que parecían escrutarme en lo más profundo, me tienen confundida. Pero, ahora mismo, ese es el menor de mis problemas.Quiero mantener la calma, quiero llegar a casa y encerrarme en mi habitación para poder llorar en paz. No quiero seguir provocando a Jhon. Lo mejor es quedarme callada, no decir nada. Pero justo cuando aparcamos frente a la casa y entramos, su voz rompe el silencio de manera devastadora.—Debes estar contenta, ¿no? —dice, su tono venenoso mientras cierra la puerta detrás de nosotros—. Estás mostrando tu verdade
DamianLa luz que se filtra por las ventanas del penthouse me golpea como una bofetada. Mi cabeza taladra con un dolor sordo y constante, y cada paso que doy hacia la sala se siente como si estuviera caminando sobre vidrio.Ayer, luego de salir de la cena ridícula en la que alguna vez fue mi casa, Alex me arrastró hasta uno de los clubes de moda de la ciudad y, para que negarlo, terminé por pasarlo bastante bien, si omitimos la resaca.Me paso una mano por la cara y me desplomo en el sofá, agradeciendo lo suave que es. El sonido de las llaves de Alex tintineando en la cocina me indica que él ya está en pie. No sé cómo lo hace, parece que ni una noche de copas le afecta. Me inclino hacia atrás y cierro los ojos, pero no pasa mucho tiempo antes de que la voz burlona de Alex se haga presente.—Te ves de la m****a —me dice, arrojándome una pastilla y una botella de agua.—Gracias por la observación —gruño, atrapando la pastilla en el aire antes de tragármela con un largo sorbo de agua.
EmmaEl dolor en mi mejilla me despierta antes que el sol. Me muevo en la cama, pero cada vez que giro, el ardor me recuerda lo que pasó anoche. Jhon… ¿Cómo es posible que mi vida haya llegado a esto? A veces me pregunto si este es el precio por haber perseguido un amor que, en realidad, nunca existió.Me levanto lentamente, acariciándome el rostro, el lugar exacto donde su mano me golpeó. No necesito verme al espejo para saber que tengo un moretón. Se siente hinchado y arde. El hombre al que una vez amé, ahora es mi peor enemigo.Necesito salir de esta casa.Decido enviarle un mensaje a Melissa para que nos veamos en el café de siempre. Necesito hablar con ella, trazar un plan para el divorcio. Solo pensarlo hace que estremezca, mis padres van a odiarme…Me sacudo la cabeza, tratando de no pensar en eso y me apresuro a asearme y arreglarme lo más pronto posible, pues como todo domingo Jhon debe estar en el club, debo irme antes de que vuelva.Me visto rápidamente y me miro al espejo.
EmmaLa figura de Damian White se va desvaneciendo mientras sale del café, pero la confusión sigue revoloteando en mi mente. ¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué siento como si ese hombre supiera más de lo que parece? Mis pensamientos se agolpan uno sobre otro, formando una maraña difícil de desenredar.De repente, siento la mano de Melissa jalarme del brazo, arrastrándome hacia una mesa apartada. La preocupación en sus ojos es palpable, mucho más intensa ahora que ha visto el golpe en mi rostro. Me siento, sintiendo un nudo en la garganta mientras la presión emocional se intensifica.—Fue Jhon, ¿cierto? —pregunta Melissa, su voz llena de preocupación y rabia contenida.Asiento, sin poder evitar que mis ojos se llenen de lágrimas. El dolor físico ya casi no lo siento, pero el golpe emocional es devastador.—Estaba furioso, Mel... yo... yo pensé que podía hacerme algo peor, todo porque mencioné a esa... a su amante.Melissa me mira en silencio por un momento, probablemente tratando de con
DamianEntro al apartamento y me desplomo en el sofá sin siquiera quitarme la chaqueta. Todo en mi interior parece arder. Apenas noto a Alex, que se gira desde el escritorio donde estaba trabajando, con una expresión alerta en su rostro.—¿Qué ocurre? —pregunta de inmediato.Mi mandíbula se tensa, y aunque quiero responderle, las imágenes que llenan mi mente son demasiado vívidas. El rostro de Emma con el moretón en su mejilla... pero no es Emma lo que mi mente recuerda. No. No es su rostro el que veo cuando cierro los ojos. Es ella, mi madre.—¿Damian? —Alex insiste, y me siento obligado a romper el silencio antes de que siga preguntando.—La vi... —logro decir al fin, mi voz ronca y cargada de rabia contenida—. A Emma. Jhon la golpeó.El silencio en la habitación se hace más espeso. Alex siempre ha sabido cómo lidiar conmigo, cómo dejarme respirar cuando lo necesito, pero esta vez no lo entiendo del todo. Mi reacción... no es solo sobre Emma. Es mucho más profundo que eso. Mis