Cariñitos, no había subido porque se han hecho algunos cambios, pequeñitos, en algunos capítulos de Damian, si quieren leer los caps modificados, creo que deben eliminar la novela y volverla a agregar. Muchas gracias por leer!!!! No olviden comentar y dejar su reseña en el perfil, eso me motiva mucho a seguir escribirndo. Besooos.
EmmaEl ambiente dentro del auto es tan denso que siento que el aire apenas se mueve. La tensión entre Jhon y yo es palpable. Ninguno de los dos habla. La cena ha sido un desastre y, aunque no sé qué esperaba, cada vez que me encuentro con los Blackthorne, siempre termino sintiéndome más pequeña y despreciada. Sin embargo, esta vez fue diferente… Damian White estuvo ahí. La incomodidad que su presencia generó en Jhon y la manera en que me miraba, con esos ojos que parecían escrutarme en lo más profundo, me tienen confundida. Pero, ahora mismo, ese es el menor de mis problemas.Quiero mantener la calma, quiero llegar a casa y encerrarme en mi habitación para poder llorar en paz. No quiero seguir provocando a Jhon. Lo mejor es quedarme callada, no decir nada. Pero justo cuando aparcamos frente a la casa y entramos, su voz rompe el silencio de manera devastadora.—Debes estar contenta, ¿no? —dice, su tono venenoso mientras cierra la puerta detrás de nosotros—. Estás mostrando tu verdade
DamianLa luz que se filtra por las ventanas del penthouse me golpea como una bofetada. Mi cabeza taladra con un dolor sordo y constante, y cada paso que doy hacia la sala se siente como si estuviera caminando sobre vidrio.Ayer, luego de salir de la cena ridícula en la que alguna vez fue mi casa, Alex me arrastró hasta uno de los clubes de moda de la ciudad y, para que negarlo, terminé por pasarlo bastante bien, si omitimos la resaca.Me paso una mano por la cara y me desplomo en el sofá, agradeciendo lo suave que es. El sonido de las llaves de Alex tintineando en la cocina me indica que él ya está en pie. No sé cómo lo hace, parece que ni una noche de copas le afecta. Me inclino hacia atrás y cierro los ojos, pero no pasa mucho tiempo antes de que la voz burlona de Alex se haga presente.—Te ves de la m****a —me dice, arrojándome una pastilla y una botella de agua.—Gracias por la observación —gruño, atrapando la pastilla en el aire antes de tragármela con un largo sorbo de agua.
EmmaEl dolor en mi mejilla me despierta antes que el sol. Me muevo en la cama, pero cada vez que giro, el ardor me recuerda lo que pasó anoche. Jhon… ¿Cómo es posible que mi vida haya llegado a esto? A veces me pregunto si este es el precio por haber perseguido un amor que, en realidad, nunca existió.Me levanto lentamente, acariciándome el rostro, el lugar exacto donde su mano me golpeó. No necesito verme al espejo para saber que tengo un moretón. Se siente hinchado y arde. El hombre al que una vez amé, ahora es mi peor enemigo.Necesito salir de esta casa.Decido enviarle un mensaje a Melissa para que nos veamos en el café de siempre. Necesito hablar con ella, trazar un plan para el divorcio. Solo pensarlo hace que estremezca, mis padres van a odiarme…Me sacudo la cabeza, tratando de no pensar en eso y me apresuro a asearme y arreglarme lo más pronto posible, pues como todo domingo Jhon debe estar en el club, debo irme antes de que vuelva.Me visto rápidamente y me miro al espejo.
EmmaLa figura de Damian White se va desvaneciendo mientras sale del café, pero la confusión sigue revoloteando en mi mente. ¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué siento como si ese hombre supiera más de lo que parece? Mis pensamientos se agolpan uno sobre otro, formando una maraña difícil de desenredar.De repente, siento la mano de Melissa jalarme del brazo, arrastrándome hacia una mesa apartada. La preocupación en sus ojos es palpable, mucho más intensa ahora que ha visto el golpe en mi rostro. Me siento, sintiendo un nudo en la garganta mientras la presión emocional se intensifica.—Fue Jhon, ¿cierto? —pregunta Melissa, su voz llena de preocupación y rabia contenida.Asiento, sin poder evitar que mis ojos se llenen de lágrimas. El dolor físico ya casi no lo siento, pero el golpe emocional es devastador.—Estaba furioso, Mel... yo... yo pensé que podía hacerme algo peor, todo porque mencioné a esa... a su amante.Melissa me mira en silencio por un momento, probablemente tratando de con
DamianEntro al apartamento y me desplomo en el sofá sin siquiera quitarme la chaqueta. Todo en mi interior parece arder. Apenas noto a Alex, que se gira desde el escritorio donde estaba trabajando, con una expresión alerta en su rostro.—¿Qué ocurre? —pregunta de inmediato.Mi mandíbula se tensa, y aunque quiero responderle, las imágenes que llenan mi mente son demasiado vívidas. El rostro de Emma con el moretón en su mejilla... pero no es Emma lo que mi mente recuerda. No. No es su rostro el que veo cuando cierro los ojos. Es ella, mi madre.—¿Damian? —Alex insiste, y me siento obligado a romper el silencio antes de que siga preguntando.—La vi... —logro decir al fin, mi voz ronca y cargada de rabia contenida—. A Emma. Jhon la golpeó.El silencio en la habitación se hace más espeso. Alex siempre ha sabido cómo lidiar conmigo, cómo dejarme respirar cuando lo necesito, pero esta vez no lo entiendo del todo. Mi reacción... no es solo sobre Emma. Es mucho más profundo que eso. Mis
SofíaEstoy caminando de un lado a otro del apartamento que Jhon me compró, esperando que este se digne a llegar. No puedo creer que anoche me haya dejado plantada solo porque tenía una supuesta cena familiar y de negocios.¡Yo debería haber estado en esa cena! Llegando colgada de su brazo y ser la dueña del m4ldito mundo.En cambio ahora estoy embarazada y el hijo que llevo en vientre será visto como un bastardo y yo como la otra cuando soy quien tendría que estar sentada a su lado y disfrutando de cada uno de los beneficios que el apellido Blackthorn pueda darme,eso es lo que me prometieron, pero en mi lugar está la mosca muerta esa de Emma.Aún cinco años después no puedo creer que él siga casado con ella, cuando dice amarme a mi. Escucho pasos fuera de la puerta y me obligo a calmarme y sentarme para fingir una tranquilidad que no siento.Jhon entra al apartamento con una sonrisa en el rostro, cargando un par de bolsas. Lo veo desde el sillón, ya casi no me molesto en fingir sorpre
EmmaHan pasado algunos días desde que me encontré con Melissa y Damian White. Las cosas han estado extrañamente tranquilas. Jhon no ha vuelto a levantarme la mano, pero esa calma me resulta sospechosa. La única razón por la que no ha explotado es porque pasa muy poco tiempo en la casa. Casi no lo veo, y aunque eso debería darme paz, solo me llena de ansiedad. Vivo con el miedo constante de que en cualquier momento vuelva, furioso, y yo termine herida nuevamente.Me siento en la mesa del comedor, frente a mi portátil, intentando concentrarme en algo que me haga sentir útil. Si me voy a divorciar, lo primero que necesito es una forma de mantenerme por mí misma. No puedo seguir dependiendo de Jhon, y estoy segura de que mis padres me desheredarán si me atrevo a romper este matrimonio. Solo la idea de enfrentarme a ellos me aterra.Abro un documento y comienzo a crear una hoja de vida. No es gran cosa. Solo puedo incluir que me gradué con honores en ingeniería mecatrónica y tengo una ma
DamianTomas Rosselt se sienta frente a mí y Alex en la sala del apartamento. La misma presencia imponente de siempre, con su cabello completamente cubierto de canas y esa mirada dura, fría, tan azul que parece capaz de congelar a cualquiera. El hombre que hace veinte años me sacó del infierno y me preparó para este momento. Hoy está aquí para evaluarme, para asegurarse de que no haya desviado el plan que tanto nos ha costado trazar.—Muy bien, Damian, llevas dos semanas infiltrado con tus enemigos —dice Tomas con su voz áspera y profunda—. Por teléfono no me has dicho gran cosa, así que ¿qué te parece si nos ponemos al día?Mantengo mi rostro neutral, tal como él me enseñó, sin permitir que ninguna emoción traicione lo que realmente pienso. Tomas es un maestro en leer a las personas, pero después de tantos años a su lado, yo también me he vuelto bastante bueno en el arte de ocultar lo que siento. Le asiento y le respondo con voz calmada:—Por supuesto. —Hago una pausa antes de co