Bueno mis cariñitos, aquí está el segundo, tarde pero seguro jeje Muchas gracias por el apoyo!!
DamianEsta ha sido una de las mejores ideas que he tenido, pues no hay mejor manera de ver el lado vulnerable de alguien, que haciendo que sus demonios salgan.Con una media sonrisa observa a Emma, quien sigue golpeando todo lo que tiene delante con una intensidad que casi parece catártica. La habitación se ha convertido en un caos absoluto, con fragmentos de vidrio, madera y metal esparcidos por todas partes. Su rostro brilla por el sudor, y el esfuerzo ha hecho que su piel se sonroje, pero esa determinación en sus ojos es lo que realmente capta mi atención.Cuando parece que empieza a flaquear, decidió motivarla una vez más. Me acerco un poco y le murmuro:—Recuerda todas las veces que te silenciaron, Emma… todas las veces que no te tuvieron en cuenta. Piensa en aquellas veces que te arrebataron lo que más querías.Al mencionar eso, noto cómo su cuerpo entero se estremece y su quijada tiembla. Parece que toqué un tema especialmente sensible, aunque antes de que pueda decir algo m
EmmaDespierto después de una noche inquieta, pues luego de regresar de la cita con Damian, un nuevo mensaje amenazante entró en mi celular, nuevamente desde un número no rastraeable, mi cuerpo sigue tenso por la preocupacipon y el mal dormir.Sin embargo, he atrezado demasiado hasta lleagr aquí y me niego a vivir con miedo, pero sé que necesito hacer algo al respecto. Hoy mismo iré a ver las cámaras de seguridad del edificio como había pensado ayer; Tal vez allí descubra algo, un rostro, una pista de quién está detrás de todo esto.Procuro bajar un poco antes de la hora regular en la que voy a la empresa, pues Damian a última hora me indicó que no podría venir. Al llegar a la recepción, saludo al señor Juan, el vigilante. Me devuelve el saludo con una sonrisa y me pregunta, como si leyera mi mente:—¿Vienes a ver las cámaras, señorita Emma?Asiento con una sonrisa amable tratando de ocultar mi ansiedad y le digo:—Así es, señor Juan. Si no es mucha molestia…—Para nada, niña. Vamos,
EMMALas palabras de Jhon siguen resonando en mi mente mientras su figura se aproxima con pasos largos y furiosos y aunque sé que Roco está cerca no puedo evitar tensarme. Todo en su lenguaje corporal grita ira contenida, pero su voz no tiene ningún filtro cuando me acusa con un rugido que parece llenar cada rincón del hospital.—¡No te has conformado con quitarme todo! —brama, su rostro rojo de furia—. ¡Te atreviste a meterte con mi hijo! ¡Esto es tu culpa!Por un instante, siento cómo mi cuerpo se congela. Mis músculos se tensan y un sudor frío recorre mi espalda. La escena me resulta demasiado familiar. Aquella mirada cargada de odio, esos gritos que me empujaban a acurrucarme ya callar. El recuerdo de las veces que esos gritos terminaban con un golpe en mi rostro o con mi dignidad hecha añicos me invaden como una ráfaga de aire helado.Pero, casi como si un eco de otro tiempo resonara en mi mente, escucho una voz baja y firme, una que solo podría pertenecer a Damian: "Es mome
DamianLa vista de la carretera parece fluir como un río constante mientras conduzco, no tenía pensado venir aquí, de hecho desde que llegué a Chicago no lo he hecho, pero ahora mismo mi mente está dispersa, llena de pensamientos, uno en particular que no puedo quitar.Mi plan era llevarla a cualquier sitio apartado y tratar de fortalecer la confianza que me tiene, en especial ahora que voy a empezar a mezclarme con personas que hicieron parte de su núcleo social.Ella puede darme información crucial. Sin embargo, no se en que momento me encontré manejando fuera de la ciudad, a un lugar que solo yo conozco, lejos del ruido y la m****a que me han estado rodeando. —Sigues sin decirme a dónde vamos —dice de repente, con una nota de incertidumbre en su voz.Suelto una risa baja porque es casi como si hubiese leído mi mente y me permito una sonrisa misteriosa.—Ya llegaremos. No te voy a dar más pistas, Emma, así que tendrás que confiar en mí.Veo como al oírme Emma frunce el ceño, pero
DAMIANMis palabras tienen un efecto autómatico en Emma. Primero veo como deja salir un poco la risa, pero puedo notar lo nerviosa que se ha puesto, luego parpadea, hace leves pucheros, y puedo ver cómo cambia el ritmo de su respiración, cómo su pecho sube y baja con rapidez. Es como si mis palabras tuvieran el poder de encender una chispa en su interior.Me gusta cómo reacciona ante mi presencia. Esa mezcla de curiosidad y deseo me da una satisfacción que rara vez siento. —Me... Me gusta la idea de un poco de... un podo de privacidad.—contesta y mi sonrisa se hace más grande.Me acerco a ella, cada paso calculado, disfrutando de la intensidad de su mirada, de la forma en que sus labios tiemblan, esperando mis palabras.—Verte en ese hospital, con la cabeza en alto, enfrentando a la cucaracha de Jhon, me hizo imaginar cosas, Emma. Cosas muy locas.Ella contiene la respiración, y sus ojos grises reflejan un brillo que despierta mis propios deseos. Esos que son demasiado peligrosos
EmmaEl reflejo en el espejo me devuelve una imagen que no reconoce del todo. Mi cabello es un poco alborotado, mis labios hinchados por los besos de Damian, y mis mejillas, sonrojadas como si acabara de correr un maratón. Paso una mano por mi labio inferior, sintiendo la leve irritación.Una risita nerviosa se escapa de mis labios, casi en un susurro. Me siento como una colegiala que acaba de recibir su primer beso, pero no puedo evitar comparar este momento con el pasado.Con Jhon nunca fue así. Todo era... incómodo. La intimidada con él no era más que un acto mecánico, cuidado de pasión o conexión. Mis padres siempre insistieron en que llegara "pura" al matrimonio porque un hombre de sociedad jamás se fijaría en alguien "manchada". Y yo, como la niña obediente que era, les hice caso.Jhon fue el único hombre en mi vida, y ahora, al pensar en ello, me doy cuenta de que lo que compartimos no era normal. Las molestias, la falta de deseo, la frialdad... No, eso no debía ser lo que otros
DamiánEl grito de Emma resuena en mis oídos justo cuando estoy por abrir la puerta.—¡No abras la puerta!Me detengo en seco y la miro, confundido. Su reacción me toma desprevenido. Aunque el toque a la puerta también me ha sorprendido, la forma en que ella parece tan nerviosa es... extraña.— ¿Ocurre algo, Emma? —pregunto, sin apartar la mano del picaporte.Ella se retuerce las manos y lanza una mirada ansiosa hacia la puerta.— ¿Quién podría ser a estas horas y en medio de la nada? ¿Tú le informaste a alguien que vendrías? ¿Y si es…? ¿Y si es alguien malo?Sus palabras tienen sentido. No esperamos visitas, y el lugar es lo suficientemente apartado como para que nadie llegue sin previo aviso. Pero algo en su tono, en la forma en que parece estar al borde de un ataque de nervios, hace que mis instintos se activen.—No estamos en medio de la nada —le explico, intentando sonar calmado—. Hay más cabañas en el sector, aunque guardan su distancia. Sin embargo, tienes un punto: nadie deberí
EMMA Desde que regresé de la cabaña con Damian, mi vida ha sido un infierno.Cada mañana, al abrir la puerta del edificio, me encuentro con una multitud de reporteros. Cámaras, micrófonos y preguntas impertinentes me asaltan sin descanso.Aunque Damian se encargó de que se filtrara el video original, donde se ve claramente cómo Sofía llega a mi edificio, me ataca y luego se cae sola, eso no ha calmado del todo a la opinión pública.Las redes sociales están divididas: algunos me ven como una víctima que finalmente está alzando la voz; otros me llaman cazafortunas, manipuladora, incluso "bruja destructora". Solo quiero que me dejen en paz.Los vecinos del edificio ya no ocultan su incomodidad. Me miran con reproche en los pasillos y murmuran a mis espaldas. No los culpo; nadie quiere lidiar con una horda de reporteros acampando en la entrada.Por eso, mientras Melissa y yo estamos sentadas en nuestra cafetería favorita revisando las opciones de apartamentos que hemos visto, sé que es la