Cariñitos, les traigo un capítulo. Muchas gracias a todas las que me han dado palabras de apoyo, escribir para ustedes es lo que me da fuerzas cada día! Besooos.
DamianLa vista de la carretera parece fluir como un río constante mientras conduzco, no tenía pensado venir aquí, de hecho desde que llegué a Chicago no lo he hecho, pero ahora mismo mi mente está dispersa, llena de pensamientos, uno en particular que no puedo quitar.Mi plan era llevarla a cualquier sitio apartado y tratar de fortalecer la confianza que me tiene, en especial ahora que voy a empezar a mezclarme con personas que hicieron parte de su núcleo social.Ella puede darme información crucial. Sin embargo, no se en que momento me encontré manejando fuera de la ciudad, a un lugar que solo yo conozco, lejos del ruido y la m****a que me han estado rodeando. —Sigues sin decirme a dónde vamos —dice de repente, con una nota de incertidumbre en su voz.Suelto una risa baja porque es casi como si hubiese leído mi mente y me permito una sonrisa misteriosa.—Ya llegaremos. No te voy a dar más pistas, Emma, así que tendrás que confiar en mí.Veo como al oírme Emma frunce el ceño, pero
DAMIANMis palabras tienen un efecto autómatico en Emma. Primero veo como deja salir un poco la risa, pero puedo notar lo nerviosa que se ha puesto, luego parpadea, hace leves pucheros, y puedo ver cómo cambia el ritmo de su respiración, cómo su pecho sube y baja con rapidez. Es como si mis palabras tuvieran el poder de encender una chispa en su interior.Me gusta cómo reacciona ante mi presencia. Esa mezcla de curiosidad y deseo me da una satisfacción que rara vez siento. —Me... Me gusta la idea de un poco de... un podo de privacidad.—contesta y mi sonrisa se hace más grande.Me acerco a ella, cada paso calculado, disfrutando de la intensidad de su mirada, de la forma en que sus labios tiemblan, esperando mis palabras.—Verte en ese hospital, con la cabeza en alto, enfrentando a la cucaracha de Jhon, me hizo imaginar cosas, Emma. Cosas muy locas.Ella contiene la respiración, y sus ojos grises reflejan un brillo que despierta mis propios deseos. Esos que son demasiado peligrosos
EmmaEl reflejo en el espejo me devuelve una imagen que no reconoce del todo. Mi cabello es un poco alborotado, mis labios hinchados por los besos de Damian, y mis mejillas, sonrojadas como si acabara de correr un maratón. Paso una mano por mi labio inferior, sintiendo la leve irritación.Una risita nerviosa se escapa de mis labios, casi en un susurro. Me siento como una colegiala que acaba de recibir su primer beso, pero no puedo evitar comparar este momento con el pasado.Con Jhon nunca fue así. Todo era... incómodo. La intimidada con él no era más que un acto mecánico, cuidado de pasión o conexión. Mis padres siempre insistieron en que llegara "pura" al matrimonio porque un hombre de sociedad jamás se fijaría en alguien "manchada". Y yo, como la niña obediente que era, les hice caso.Jhon fue el único hombre en mi vida, y ahora, al pensar en ello, me doy cuenta de que lo que compartimos no era normal. Las molestias, la falta de deseo, la frialdad... No, eso no debía ser lo que otros
DamiánEl grito de Emma resuena en mis oídos justo cuando estoy por abrir la puerta.—¡No abras la puerta!Me detengo en seco y la miro, confundido. Su reacción me toma desprevenido. Aunque el toque a la puerta también me ha sorprendido, la forma en que ella parece tan nerviosa es... extraña.— ¿Ocurre algo, Emma? —pregunto, sin apartar la mano del picaporte.Ella se retuerce las manos y lanza una mirada ansiosa hacia la puerta.— ¿Quién podría ser a estas horas y en medio de la nada? ¿Tú le informaste a alguien que vendrías? ¿Y si es…? ¿Y si es alguien malo?Sus palabras tienen sentido. No esperamos visitas, y el lugar es lo suficientemente apartado como para que nadie llegue sin previo aviso. Pero algo en su tono, en la forma en que parece estar al borde de un ataque de nervios, hace que mis instintos se activen.—No estamos en medio de la nada —le explico, intentando sonar calmado—. Hay más cabañas en el sector, aunque guardan su distancia. Sin embargo, tienes un punto: nadie deberí
EMMA Desde que regresé de la cabaña con Damian, mi vida ha sido un infierno.Cada mañana, al abrir la puerta del edificio, me encuentro con una multitud de reporteros. Cámaras, micrófonos y preguntas impertinentes me asaltan sin descanso.Aunque Damian se encargó de que se filtrara el video original, donde se ve claramente cómo Sofía llega a mi edificio, me ataca y luego se cae sola, eso no ha calmado del todo a la opinión pública.Las redes sociales están divididas: algunos me ven como una víctima que finalmente está alzando la voz; otros me llaman cazafortunas, manipuladora, incluso "bruja destructora". Solo quiero que me dejen en paz.Los vecinos del edificio ya no ocultan su incomodidad. Me miran con reproche en los pasillos y murmuran a mis espaldas. No los culpo; nadie quiere lidiar con una horda de reporteros acampando en la entrada.Por eso, mientras Melissa y yo estamos sentadas en nuestra cafetería favorita revisando las opciones de apartamentos que hemos visto, sé que es la
DamianEstoy sentado en mi oficina, mirando sin realmente ver la pantalla del ordenador. La confirmación de mi asistencia a la gala de este fin de semana llegó al correo hace unas horas, pero en lugar de sentirme aliviado, mi mente está atrapada en los detalles de los preparativos.Por un momento pensé que todo el escándalo mediático había hecho que el empresario echara para atrás la invitación, pero no fue asi, por lo que mis planes siguen en marcha.Esta gala no es solo un evento social; Es una oportunidad clave para acercarme a Victoria, su círculo y comenzar su caída.Sin embargo, la atención mediática que rodea a Emma está resultando un problema más grande de lo que esperaba. Cada día aparecen nuevas noticias, rumores e historias fabricadas. He movido algunas piezas para controlar el daño, pero no es suficiente y está empezando a colmar mi paciencia.—Necesito un respiro —murmuro, pasando una mano por mi cabello.El sonido de la puerta al abrirse me interrumpe. Es Alex, con su típ
Por unos segundos creo que se trata de una broma de mal gusto, pero entonces recuerdo que es con Emma con quién hablo, ella no haría algo asi. Y la confirmación de lo real que es todo me llaga al escucharla dejar salir un pequeño sollozo, entonces tengo que tomar un repiro profundo mientras que las palabras me caen como un martillo y joder, odio que las cosas me tomen de sorpresa. Si hay algo que me gusta es tener todo controlado, y esto, esto no debería estar pasando.—Llego en cinco minutos, no te muevas de ahí—le digo al tiempo que me ongo de pie tomando mis llaves.Cuando cuelgo miro a Alex, que ha estado observando la conversación con curiosidad mal disimulada y antes de que pueda volver a preguntarme que ocurre le digo:—Vienes conmigo. Se han metido en el apartamento de Emma y Melissa. Este ni siquiera lo duda, antes de levantarse y con un gesto igual de serio que el mio salir de la oficina.Diez minutos después, llegamos al edificio y la realidad es que está peor de lo qu
EMMA—No vas a supervisar nada. Por si no lo has entendido, hay un lunático detrás de ti. Asi que ve a hacer tu maleta, porque a partir de hoy vas a vivir conmigo.Las palabras de Damian consiguen dejarme en un estado entre la incredulidad y el aturdimiento. Pues una parte de mi piensa que he entendido mal y la otra está totalmente nublada por el sentimiento tan extraño que llena el cuerpo.Es una sensación que no consigo reconocer del todo, pero que no me desagrada, todo lo contrario.—¿Irme contigo? —repito, como si no hubiera entendido lo que Damian acaba de decirme, pero lo cierto es que necesito una confirmación.—Es lo que acabo de decir, pequeña. No coy a perderte de vista y no lo digo para sonar como un loco controlador, sino porque al parecer no estás segura.Mi corazón late con fuerza al escucharlo y me siento dividida entre mis propias emociones, lo que hace que las palabras se me atoran en la garganta mientras que, por inercia niego con la cabeza. Buscando siempre la ma