Segundo del día, cariñitos! Gracias por leer.
EMMA—No vas a supervisar nada. Por si no lo has entendido, hay un lunático detrás de ti. Asi que ve a hacer tu maleta, porque a partir de hoy vas a vivir conmigo.Las palabras de Damian consiguen dejarme en un estado entre la incredulidad y el aturdimiento. Pues una parte de mi piensa que he entendido mal y la otra está totalmente nublada por el sentimiento tan extraño que llena el cuerpo.Es una sensación que no consigo reconocer del todo, pero que no me desagrada, todo lo contrario.—¿Irme contigo? —repito, como si no hubiera entendido lo que Damian acaba de decirme, pero lo cierto es que necesito una confirmación.—Es lo que acabo de decir, pequeña. No coy a perderte de vista y no lo digo para sonar como un loco controlador, sino porque al parecer no estás segura.Mi corazón late con fuerza al escucharlo y me siento dividida entre mis propias emociones, lo que hace que las palabras se me atoran en la garganta mientras que, por inercia niego con la cabeza. Buscando siempre la ma
La maleta de Emma está apoyada junto a la cama mientras desempacamos en mi habitación. La veo pasearse de un lado a otro, tocando suavemente las superficies como si cada mueble y objeto le contara una historia. Parece tímida, pero al mismo tiempo fascinada, y por alguna razón, esa combinación me resulta totalmente cautivadora. Ella está totalmente es desintonía conmigo, que estoy podrido casi por completo.Cuando sus dedos se detienen en una esquina del escritorio, mi cuerpo se tensa. Ella ha encontrado la fotografía. Es una de las pocas que tengo de mi madre, tomada cuando aún todo parecía normal, cuando no había traiciones ni planes de venganza.Emma gira hacia mí sosteniéndola entre sus manos y pregunta con voz suave: —¿Era tu mamá?Mi pecho se aprieta. Nunca hablo de ella, al menos no con nadie que no sea Tomas o Alex, pero algo en la manera en que Emma me mira, como si realmente le importa, hace que no pueda mentirle. —Sí —respondo con voz áspera.Emma observa la foto con más a
Emma Me observo en el espejo y no reconozco a la mujer que me mira de vuelta. El vestido es exquisito , un diseño en color humo que se adhiere perfectamente a mi figura, resaltando curvas que nunca pensé que tenía. La tela fluida cae con elegancia, mientras un profundo escote en la espalda deja mi piel al descubierto. Es… atrevido, mucho más de lo que jamás habría usado. Jhon nunca me habría permitido lucir algo así. Con él, las pocas ocasiones formales se limitaban a vestidos sobrios y sin vida, que me hacían sentir más como un adorno que como una mujer.Sin embargo, Damián no es como Jhon. En los pocos días que he estado viviendo con él, no ha dejado de sorprenderme. Tiene esa manera de mirarme peligrosa y enigmatica que me hace temblar … nunca me había sentido tan deseada.Doy un pequeño giro frente al espejo, observando cómo el vestido realza mi figura. —¿Es demasiado? Me pregunto, acariciando el escote de la espalda con los dedos. Es entonces cuando Damian entra a la habitac
EMMA Ese rostro... Ese rostro... ¿Dónde he visto antes esa cara? Se que lo he hecho. Esto es en lo único que puedo pensar, mientras me muevo frenetica por el salón evitando tropezar con el resto de invitados, a la vez que intento seguir a la mujer. que he visto antes No sé quién es, ni siquiera le di un vistazo completo, pero tampoco sé cómo explicar la sensación de familiaridad que ha despertado en mi el simple vistazo que le he dado. Mis ojos se mueven desesperados de un lugar a otro y siento como mi corazón martillea con fuerza en mi pecho. No entiendo porque me siento asi, pero la necesidad de buscar a la mujer es enorme.Sin emabrgo, hay demasiadas personas en el salón y antes de darme cuenta estoy en la mitad de todos y la mujer no se ve por ninguna parte. ¿Es posible que lo haya imaginado?Aún confundida, regreso sobre mis pasos y nuevamente paseo mis ojos, solo que esta vez es buscando a Damian. Quiero que la velada acabe de una vez por todas para irnos de aquí. La llega
EMMA— Tienes los mismos ojos que ella, querida. Eres igual a tu madre.Las palabras de la mujer resuenan en mi mente como un eco interminable. Siento un escalofrío recorrerme de pies a cabeza, y mi corazón comienza a latir con fuerza. ¿Qué quiere decir? No puede estar hablando de Leronord porque, por ahora obvias razones, no compartimos rasgos físicos. Entonces ¿A qué se refiere cuándo dice que conoce a mi madre? Trago saliva y con la voz algo temblorosa, pregunto: —¿A qué se refiere? ¿De quién habla?La mujer, con una sonrisa serena, se mira en el espejo mientras se acomoda un mechón rebelde de cabello canoso. Su expresión es tranquila, como si acabara de contarme algo mundano y no un hecho capaz de poner mi mundo de cabeza. —De tu madre, niña. Son los mismos ojos grises, los reconocería en cualquier parte.Adrenalina y emoción se mezclan en mi interior. ¡La conoce! Mi mente se llena de preguntas mientras doy un paso más hacia ella. —¿Mi madre? ¿Conoces a mi madre?Sin embargo
DAMIÁNCuelgo la llamada con Alex y siento que una corriente de electricidad me recorrerá. Finalmente lo tengo . Las pruebas para destruir a Victoria están en mis manos. Cada pieza del rompecabezas encaja, y ahora, solo es cuestión de tiempo para que todo colapse a su alrededor.Esto debería hacerme sentir eufórico, debería llenarme de una emoción avasalladora. Este es el momento que esperaba por años . Sin embargo, no siento ni la mitad de la satisfacción que imaginé. Sí, estoy expectante, pero esa emoción visceral que pensé que me consumiría no está presente.En cambio, algo me inquieta, algo que me hace cuestionar mis próximos pasos. Me imaginé que, llegado este punto, estaría listo para terminar con todo y largarme de aquí. Pero ahora, esa idea de irme no resulta tan atractiva.Y como si el universo quisiera burlarse de mi contradicción, la voz de Emma me saca de mis pensamientos.—¿Qué pasa, Damián? —pregunta, su tono suave y susurrante, cargada de genuina preocupación.Mis ojos
EmmaDecir que estoy nerviosa ahora mismo sería quedarme corta por completo. Nerviosa no es ni cerca la palabra correcta para describir la forma en que me siento. El corazón me está latiendo con tanta intensidad que siento que puedo escucharlo en mis propios oídos, el cuerpo entero me vibra como si estuviera llena de electricidad y mi feminidad se siente tan despierta que no sé cómo demonios estoy caminando.Nunca antes me había sentido de esta forma, mucho menos sin que un hombre me pusiera un solo dedo encima, pues hasta ahora Damian no me ha tocado.Pero no es necesario que lo hiciera, la forma en que me miraba mientras bailaba, la oscuridad en sus ojos que parecía acariciarme, eso es suficiente para despertar hasta el más pequeño de los nervios en mi cuerpo.Su mano sosteniendo la mía mientras me guía a la habitación es lo único que me mantiene en píe, y el hecho de estar caminando solo con mi braga minúscula, no ayuda en nada.En el instante en que cruzamos la puerta y él se gira
DamianLa luz del amanecer se filtra por las cortinas del dormitorio, iluminando tenuemente la figura dormida a mi lado. Emma está acurrucada contra mi pecho, con la sábana cubriendo apenas su cuerpo desnudo. Su respiración es suave y pausada, y puedo sentir el calor de su piel contra la mía.A pesar de la calma que emana de ella, yo no consigo dormir más de un par de horas. Mi mente sigue atrapada en las palabras que me dijo antes de quedarse dormida:—Creo que me estoy enamorando del lobo.Había esperado este momento desde que tracé mi plan. Quería que confiara en mí, que se pegara a mí lo suficiente como para ser un peón esencial en mi juego. Y aún así, escucharla decirlo en voz alta, con esa sinceridad en su tono y la entrega en su mirada, ha dejado una sensación extraña en mi interior. Una sensación que no puedo comprender.Debería sentirme victorioso, pero en lugar de eso, hay una inquietud que me corroe. Saber que llegará el momento en que todo se revele y que posiblemente me