Ayyyy que me encanta cuándo Damian está en modo malote!!!! Muchas gracias por leer, cariñitos!
EmmaRespiro hondo mientras Melissa y yo nos acomodamos en el asiento trasero del auto. Roco , el gigante de casi dos metros, ocupa el lugar del conductor, su presencia imponente no pasa desapercibida. Fue enviado por Damian para protegerme desde esa misma mañana, algo que me inquieta y al mismo tiempo me alivia. Pero a Melissa no le basta, por eso ha insistido en acompañarme.El auto se detiene frente a la casa que alguna vez consideró mi hogar. Mi corazón late frenético al ver que el carro de Jhon no está. Respiro hondo de nuevo, agradecida de no encontrar su presencia amenazante esperándome en la entrada.—Muy bien, hagamos esto rápido y larguémonos de aquí —me dice Melissa con firmeza. Veo la tensión en sus ojos, la misma que siento arder en mi interior.—Estoy lista —respondo con voz temblorosa, pero decidida.Descendemos del coche y Roco nos sigue de cerca. El sonido de nuestras pisadas rompe el silencio incómodo de la tarde. Justo antes de abrir la puerta, me giro hacia Roco .
DamianVer a Jhon enloquecer de rabia puede ser mi pasatiempo favorito.Seguimos en la oficina y Jhon sigue revisando los documentos, con el rostro enrojecido de rabia, hasta que finalmente me grita, su voz quebrándose en cada palabra:—¡ME HAS ROBADO, MALDITO!Una carcajada escapada de mis labios, resonando en la oficina como un eco provocador. La furia de Jhon es tan palpable que casi puedo tocarla.—¿Robado? —le respondo, manteniendo la sonrisa mientras disfruto del momento—. Como yo lo veo, tenías una empresa a punto de quebrar, y yo la he rescatado. No entiendo cuál es el problema.Aprieta los dientes con tanta fuerza que parece que va a romperlos, y veo la lucha interna en sus ojos mientras intenta encontrar las palabras adecuadas.—Sabes que eso no es lo que hiciste —me escupe al fin—. Fuiste a mis espaldas para robarme la empresa. ¡Eres un desgraciado estafador!Siento la furia arder dentro de mí, pero la contengo. No voy a darle el placer de verme perder el control. En cambio,
EmmaLas puertas se cierran detrás de mi madre, dejándonos sumidos en un silencio pesado que amenaza con aplastarme. Siento que cada una de las fuerzas que había logrado reunir para enfrentarla se desmoronan en el instante en que desaparece de mi vista. Mis rodillas tiemblan, y apenas puedo mantenerme en pie. Es demasiado... Todo es demasiado.No puedo evitarlo. Un sollozo escapa de mis labios antes de que mi cuerpo se desplome contra el suelo. Al instante, siento los brazos de Melissa rodeándome, sujetándome con una firmeza que me obliga a mantenerme en pie.—Tranquila, tranquila... —me susurra con la voz rota, acariciando mi espalda—. Estoy aquí contigo, Emm.Pero sus palabras apenas logran atravesar la nube de desesperación que me envuelve. No sé qué hacer, no sé qué va a pasar conmigo. Cada vez que creo que no puedo caer más bajo, algo nuevo sucede, algo que duele más, algo que me rompe un poco más. Mis ojos arden con lágrimas que no puedo contener, y siento cómo todo a mi alred
EmmaEl aire entre nosotros está cargado de tensión. Damian camina a mi lado mientras entramos al pequeño café. No puedo evitar sentirme nerviosa. Aún estoy tratando de similar todo lo que ha sucedido; desde la escena con mi madre hasta el beso repentino con él. Me siento vulnerable, pero también curiosa. Damian White es un enigma que cada vez me intriga más, aunque no quiero admitirlo.Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana, con una vista directa a la calle. La luz del sol ilumina su rostro y, por un momento, parece casi inofensivo. Pero sé que es solo una fachada. Su mirada está fija en mí, observando cada uno de mis movimientos. No puedo evitar frotarme las manos debajo de la mesa, tratando de calmar los nervios.—¿Estás mejor? —pregunta, rompiendo el silencio, y noto una leve preocupación en su tono.Asiento, tratando de mostrarme tranquila. —Sí... estoy bien. —Mi voz suena un poco más firme de lo que esperaba, pero no quiero parecer débil. Necesito respuestas, así que n
DamianHe pasado toda la noche dando vueltas en la cama, sin lograr dormir. Emma ha ocupado mis pensamientos de una manera que no debería. El beso... Joder, no debería haberla besado. Fue un error. Un momento de debilidad que podría comprometer mis aviones, y la idea de perder el control me irrita más de lo que debería.Me levanto y me sirvo un trago de whisky, dejando que el líquido amargo me queme la garganta. Aún siento el sabor de sus labios en los míos, la calidez de su boca... Sacudo la cabeza, intentando apartar esa imagen. No estoy aquí para dejarme llevar por estúpidas emociones, estoy aquí para cumplir una venganza que ha sido mi propósito durante años. No puedo permitirme distracciones.Alex entra en el salón, por lo visto tampoco ha podido dormir, aunque creo que él está pensando es en cierta abogada que no le da ni la hora.Sin embargo, al notar su expresión es seria y algo preocupada me imagino de inmediato lo que va a decir.Él ha estado callado desde que regresé del c
EmmaHan pasado varios días desde la propuesta de Damian, y aunque todavía me siento dividido respecto a su oferta, la situación se está volviendo cada vez más complicada. He intentado no ser una carga para Melissa, comprando algo de comida y llenando la nevera para aportar de alguna forma. Sin embargo, hoy las cosas no salen como esperaba. Estoy frente a la caja del supermercado, con una fila de personas impacientes detrás de mí. La cajera pasa mi tarjeta, pero veo cómo frunce el ceño cuando dice:—Lo siento, no pasa. Al escucharla es como si el alma se me bajara a los pies y un sudor frío me recorre la espalda cuando le digo.—¿Podrías intentarlo de nuevo?—Sí, claro... —responde la cajera, evidente molesta.Yo me quedo muy quieta a la espera, sintiendo un nudo de nervios en el estómago.La cajera desliza la tarjeta por segunda vez, pero el resultado es el mismo. Mi rostro arde de vergüenza, y siento las miradas de los demás clavadas en mi espalda. Me disculpo apresuradamente, s
EmmaHoy es mi primer día en la empresa. Melissa parecía una mamá gallina esta mañana mientras nos despedimos y el orgullo en sus ojos al verme actuar por mi misma, es lo que no dejó que me echara hacia atrás.Eso y mi precaria situación financiera…Cuando llego a la entrada de la empresa, con Roco a cierta distancia cuidando mis espaldas, mi estómago está en un nudo. Aunque decidí aceptar la oferta de Damian y empezar a trabajar, el simple hecho de volver a este lugar me llena de nervios. Han sido contadas las veces en las que he pisado estas oficinas, y ahora estoy aquí, no como la esposa del antiguo presidente, sino como la nueva asistente de presidencia. La situación me parece surrealista.Desde que cruzo la puerta, siento las miradas sobre mí. Algunas personas se detuvieron en seco para observarme, otras susurran en voz baja mientras paso junto a ellas, aunque el volumen de sus murmullos es lo suficientemente alto como para dejarme claro que soy el centro de atención. Trago e
DamianHan pasado unos minutos desde que Emma salió a buscar al jefe de Finanzas, y aún no regresa.Miro mi reloj de mano y me doy cuenta que ya debería estar aquí, entonces finalmente la puerta de mi oficina se abre, me sorprendo al ver al jefe de Finanzas, el señor Smith, entrar solo.— ¿Dónde está Emma? —le pregunto, manteniendo el tono de voz controlado aunque ya siento una leve inquietud.El hombre se detiene ante mis palabras, con una expresión que mezcla desagrado y superioridad, responde con cierto desdén:—Ha dicho que iba al baño. No me sorprende que ya ande por ahí merodeando, Con todo respeto, señor ¿cree que ella realmente tiene lo necesario para el puesto que le asignó?La sorpresa que se muestra en mi rostro ni siquiera es actuada. No puedo creer que este hombre tenga el coraje de cuestionar mis decisiones.Levanto una ceja, sintiendo la incomodidad de sus palabras. En silencio tiendo una mano y lo invito a sentarse, observando con atención mientras tomo asiento frente a