Buen bueno, pero quién no querría un matón asi??? jajajaja Muchas gracias por leer mis cariñitos!!! Besooooos.
EmmaLas puertas se cierran detrás de mi madre, dejándonos sumidos en un silencio pesado que amenaza con aplastarme. Siento que cada una de las fuerzas que había logrado reunir para enfrentarla se desmoronan en el instante en que desaparece de mi vista. Mis rodillas tiemblan, y apenas puedo mantenerme en pie. Es demasiado... Todo es demasiado.No puedo evitarlo. Un sollozo escapa de mis labios antes de que mi cuerpo se desplome contra el suelo. Al instante, siento los brazos de Melissa rodeándome, sujetándome con una firmeza que me obliga a mantenerme en pie.—Tranquila, tranquila... —me susurra con la voz rota, acariciando mi espalda—. Estoy aquí contigo, Emm.Pero sus palabras apenas logran atravesar la nube de desesperación que me envuelve. No sé qué hacer, no sé qué va a pasar conmigo. Cada vez que creo que no puedo caer más bajo, algo nuevo sucede, algo que duele más, algo que me rompe un poco más. Mis ojos arden con lágrimas que no puedo contener, y siento cómo todo a mi alred
EmmaEl aire entre nosotros está cargado de tensión. Damian camina a mi lado mientras entramos al pequeño café. No puedo evitar sentirme nerviosa. Aún estoy tratando de similar todo lo que ha sucedido; desde la escena con mi madre hasta el beso repentino con él. Me siento vulnerable, pero también curiosa. Damian White es un enigma que cada vez me intriga más, aunque no quiero admitirlo.Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana, con una vista directa a la calle. La luz del sol ilumina su rostro y, por un momento, parece casi inofensivo. Pero sé que es solo una fachada. Su mirada está fija en mí, observando cada uno de mis movimientos. No puedo evitar frotarme las manos debajo de la mesa, tratando de calmar los nervios.—¿Estás mejor? —pregunta, rompiendo el silencio, y noto una leve preocupación en su tono.Asiento, tratando de mostrarme tranquila. —Sí... estoy bien. —Mi voz suena un poco más firme de lo que esperaba, pero no quiero parecer débil. Necesito respuestas, así que n
DamianHe pasado toda la noche dando vueltas en la cama, sin lograr dormir. Emma ha ocupado mis pensamientos de una manera que no debería. El beso... Joder, no debería haberla besado. Fue un error. Un momento de debilidad que podría comprometer mis aviones, y la idea de perder el control me irrita más de lo que debería.Me levanto y me sirvo un trago de whisky, dejando que el líquido amargo me queme la garganta. Aún siento el sabor de sus labios en los míos, la calidez de su boca... Sacudo la cabeza, intentando apartar esa imagen. No estoy aquí para dejarme llevar por estúpidas emociones, estoy aquí para cumplir una venganza que ha sido mi propósito durante años. No puedo permitirme distracciones.Alex entra en el salón, por lo visto tampoco ha podido dormir, aunque creo que él está pensando es en cierta abogada que no le da ni la hora.Sin embargo, al notar su expresión es seria y algo preocupada me imagino de inmediato lo que va a decir.Él ha estado callado desde que regresé del c
EmmaHan pasado varios días desde la propuesta de Damian, y aunque todavía me siento dividido respecto a su oferta, la situación se está volviendo cada vez más complicada. He intentado no ser una carga para Melissa, comprando algo de comida y llenando la nevera para aportar de alguna forma. Sin embargo, hoy las cosas no salen como esperaba. Estoy frente a la caja del supermercado, con una fila de personas impacientes detrás de mí. La cajera pasa mi tarjeta, pero veo cómo frunce el ceño cuando dice:—Lo siento, no pasa. Al escucharla es como si el alma se me bajara a los pies y un sudor frío me recorre la espalda cuando le digo.—¿Podrías intentarlo de nuevo?—Sí, claro... —responde la cajera, evidente molesta.Yo me quedo muy quieta a la espera, sintiendo un nudo de nervios en el estómago.La cajera desliza la tarjeta por segunda vez, pero el resultado es el mismo. Mi rostro arde de vergüenza, y siento las miradas de los demás clavadas en mi espalda. Me disculpo apresuradamente, s
EmmaHoy es mi primer día en la empresa. Melissa parecía una mamá gallina esta mañana mientras nos despedimos y el orgullo en sus ojos al verme actuar por mi misma, es lo que no dejó que me echara hacia atrás.Eso y mi precaria situación financiera…Cuando llego a la entrada de la empresa, con Roco a cierta distancia cuidando mis espaldas, mi estómago está en un nudo. Aunque decidí aceptar la oferta de Damian y empezar a trabajar, el simple hecho de volver a este lugar me llena de nervios. Han sido contadas las veces en las que he pisado estas oficinas, y ahora estoy aquí, no como la esposa del antiguo presidente, sino como la nueva asistente de presidencia. La situación me parece surrealista.Desde que cruzo la puerta, siento las miradas sobre mí. Algunas personas se detuvieron en seco para observarme, otras susurran en voz baja mientras paso junto a ellas, aunque el volumen de sus murmullos es lo suficientemente alto como para dejarme claro que soy el centro de atención. Trago e
DamianHan pasado unos minutos desde que Emma salió a buscar al jefe de Finanzas, y aún no regresa.Miro mi reloj de mano y me doy cuenta que ya debería estar aquí, entonces finalmente la puerta de mi oficina se abre, me sorprendo al ver al jefe de Finanzas, el señor Smith, entrar solo.— ¿Dónde está Emma? —le pregunto, manteniendo el tono de voz controlado aunque ya siento una leve inquietud.El hombre se detiene ante mis palabras, con una expresión que mezcla desagrado y superioridad, responde con cierto desdén:—Ha dicho que iba al baño. No me sorprende que ya ande por ahí merodeando, Con todo respeto, señor ¿cree que ella realmente tiene lo necesario para el puesto que le asignó?La sorpresa que se muestra en mi rostro ni siquiera es actuada. No puedo creer que este hombre tenga el coraje de cuestionar mis decisiones.Levanto una ceja, sintiendo la incomodidad de sus palabras. En silencio tiendo una mano y lo invito a sentarse, observando con atención mientras tomo asiento frente a
EmmaDespués de todo lo que pasó en la empresa con Jhon, me siento agotada, superada y… todavía temblando. Quería quedarme allí, al menos para agradecerle a Damian, pero Roco estaba claro: debía regresar al apartamento de inmediato. Me molesta no haber podido quedarme para saber qué ocurrió, y aunque odio admitirlo, una parte de mí se siente aliviada por alejarse.Melissa me espera ansiosa en el apartamento. Nada más entrar, me lanza una mirada inquieta, mezcla de preocupación y enojo. Parece que el mensaje que le envié durante el camino, contándole solo por encima lo ocurrido, apenas le ha servido para tranquilizarse.—¡Emma! —exclama, prácticamente lanzándose hacia mí—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?Levanto ambas manos en un intento de frenar la avalancha de preguntas. Sus ojos parecen intentar encontrar respuestas en mi expresión, pero aún así le digo:—Melissa… una pregunta a la vez, ¿quieres?Ella frunce el ceño, pero asiente, cediéndome el turno. Me toma de la mano y
DamianObservo a Emma mientras revisa unos documentos en su escritorio, con el ceño ligeramente fruncido y la mirada fija. Ya estamos en la oficina, ella acaba de terminar el cambio en su contrato para eliminar el apellido Blackthorne, y aunque trata de mostrar serenidad, veo que en realidad la situación la descoloca más de lo que quiere admitir. No puedo evitar sentir una curiosidad creciente sobre lo que ocurre en su mente y más aún sobre lo extraña que me han parecido las acciones de su familia y si interés en mantener un vínculo con los Blackthorne.Camino hacia ella y me inclino un poco, lo suficiente para captar su atención, divirtiendome cuando la veo parpadear en mi dirección mientras un pequeño rubor cubre sus mejillas.Interesante…— ¿Cómo te sientes con el cambio? —le pregunto, tratando de mantener el tono casual.Emma levanta la vista, y durante un instante parece debatirse si debería responder o no. Finalmente, suspira y deja el papel en la mesa.—Extraña… —admite, casi