Todo se va complicandooooo!!
EmmaLa noche es oscura, casi sofocante. Solo las sombras de los árboles proyectadas por la tenue luz de la luna iluminan el camino hacia el exterior de la cabaña. La brisa fría acaricia mi rostro, pero no calma el temblor en mis manos. Estoy de pie frente a Beatriz, que ha llegado corriendo desde la habitación contigua, alarmada por mis gritos.—¿Qué pasa, señorita Emma? ¿Qué ha ocurrido? —pregunta, su rostro pálido y los ojos grandes y asustados clavados en mí.Luna empieza a llorar en mis brazos, como si sintiera la tensión que llena el aire. Se la tiendo con cuidado a Beatriz, mis dedos apretados alrededor de la manta que la envuelve.—Cuida de ella, por favor. Si no regreso en cinco minutos, llama a Melissa o a la policía. ¡Hazlo! —ordeno, mi voz firme aunque mi corazón late descontrolado.Beatriz me mira confundida, temblando.—Pero... ¿qué está pasando? ¡No entiendo nada!—No tengo tiempo de explicarlo —replico, girando sobre mis talones. Mi mirada se fija en el atizador de la
DamianMe observo en el espejo del baño mientras ajusto el nudo de mi corbata. Mi reflejo parece un eco distante del hombre que fui hace un año. El traje negro está perfectamente ajustado, pero mis ojos oscuros delatan el cansancio que llevo cargando desde que Emma "murió". Respiro profundamente, dejando que el aire me llene los pulmones, tratando de calmar la inquietud que me provoca esta reunión inesperada.Melissa. Nunca imaginé que me llamaría, mucho menos para pedirme que nos viéramos. Sus palabras fueron escuetas, casi frías: "Tenemos que hablar, es sobre Emma". No dió más detalles, pero eso fue suficiente para captar mi atención. Aun así, no puedo evitar sentirme escéptico. Melissa no es alguien que haga nada sin una razón. Está ocultando algo, y hoy pienso averiguar qué.—Por amor a Dios, Damian, no vayas a desviarte del plan. Nada de perseguir personas ni llamar a mujeres por el nombre de Emma —dice Alex desde la puerta del baño, su tono mezcla de exasperación y advertencia
El crujido de las ramas afuera de la cabaña me despierta. El aire aún está frío y pesado, y la penumbra del lugar me recuerda que aquí no hay amaneceres cálidos ni luz que alivie las sombras del pasado.Luna mi hermosa bebé de ojos grises como su padre, gorgojea desde su corral, sus pequeños pies pateando con energía mientras intenta alcanzar el osito que tiene al lado.Me inclino sobre ella y le acaricio el cabello suave, dejando que su risa despeje por un momento el peso en mi pecho.—Buenos días, mi cielo —susurro, tomando su manita mientras ella intenta agarrar mi dedo.Sus ojos brillan con una inocencia que me llena de fuerza. Es por ella que sigo luchando. Es por ella que no puedo permitirme dudar ni ceder al miedo.Aunque digo odiar a Damian, sé que eso no es del todo cierto. Él me dio a la personita que más amo en el mundo Sin saberlo me cumplió uno de mis mayores sueños: Formar mi propia familia. Icluso cuándo ya había perdido la esperanza. —Mami siempre va a amarte y recorda
DAMIANEl reloj en la pared marca las nueve de la noche, pero no siento el paso del tiempo. La habitación está sumida en una penumbra cálida, iluminada solo por la pantalla de mi computadora y la lámpara de escritorio.Mi despacho, lleno de mapas, papeles y una botella de whisky medio vacía, refleja el caos en mi mente. Han pasado dos semanas desde que encontré la primera pista sólida sobre Tomas, y aun así, estamos empezando de cero otra vez.Recorro con los ojos la información en la pantalla, tratando de encontrar algo, cualquier cosa que no hayamos visto antes. La bodega fue un golpe de suerte.Cuando Alex y yo enviamos a un equipo especializado a inspeccionarla, encontramos comida a medio consumir, ropa y otros rastros de vida.Tomas estuvo allí. Pero se fue antes de que pudiéramos atraparlo.Cada detalle indica que debió marcharse con prisa, pero no lo suficiente para dejar pistas claras sobre su próximo movimiento. Es frustrante.Dejo escapar un suspiro largo, masajeando mis sien
DAMIANEl aire en la habitación parece haberse vuelto más denso, cargado de tensión y odio. Miro a Tomas, incapaz de apartar los ojos de él mientras sus últimas palabras se repiten en mi mente.Cada fibra de mi ser arde con rabia contenida, pero también con una confusión que no logro disipar. ¿Está diciendo la verdad? ¿Realmente…?Mis pensamientos se enredan con recuerdos del pasado. Las noches de mi infancia, cuando creía que Tomas era el único que estaba de mi lado.Sus palabras siempre parecían ser la verdad absoluta, pero ahora, cada cosa que dijo se siente como una mentira meticulosamente construida.¿Cuánto de lo que soy le debo a su manipulación? Y lo peor de todo, ¿cuánto de lo que perdí también?Los recuerdos se acumulan en mi mente como una tormenta. Tomas llevándome de la mano cuando era un niño asustado, sus promesas de protegerme, su constante insistencia en que mi madre había sido traicionada.¿Cuánto de eso era real? Las palabras que usaba para consolarme ahora suenan hu
EMMAEl apartamento de Melissa está bañado por la suave luz de las lámparas que iluminan las paredes decoradas con colores neutros y elegantes. A pesar de las malas noticias y el caos que nos rodea, esta noche tenemos algo que celebrar. La victoria legal contra los Williams es un triunfo que marca el inicio de una nueva etapa. Pero mientras levanto mi copa de vino, mi mente sigue cargada de dudas y temores.Melissa está sentada frente a mí, con una sonrisa que parece forzada, aunque agradezco su intento de hacerme sentir mejor. Ella levanta su copa también y dice:—Por ti, Emma. Por la mujer que ha soportado tanto y que, a pesar de todo, está aquí lista para recuperar lo que es suyo.Sus palabras me llenan de una calidez que no esperaba. Me permito sonreír mientras nuestras copas chocan suavemente, el sonido resonando en el silencio del apartamento.—Gracias, Mel. Esto es tan tuyo como mío. Sin ti no habría logrado nada de esto.Ella niega con la cabeza, su cabello cayendo sobre sus
DAMIÁNTodo es negro.El silencio es tan denso que siento como si me estuviera ahogando en él. Trato de moverme, pero mi cuerpo no responde. Un zumbido lejano resuena en mis oídos, como un eco constante que no logro identificar. Luego vienen los fragmentos, destellos de recuerdos que se sienten como si alguien hubiera roto un espejo y yo estuviera intentando armarlo de nuevo.La primera imagen que aparece es la de mi madre. Su sonrisa dulce, sus ojos llenos de amor mientras me canta una vieja canción para dormir. Estoy en su regazo, sintiendo la calidez de sus manos acariciando mi cabello. Pero entonces, la imagen cambia. Su rostro se desvanece, reemplazado por el grito desgarrador de su nombre. Katherine. El disparo. La sangre. Todo vuelve a golpearme con la fuerza de un huracán.Intento gritar, pero no tengo voz. Todo mi ser se retuerce en la oscuridad mientras esos recuerdos me asaltan. Escucho risas distorsionadas, voces familiares que se convierten en susurros incomprensible
EMMA Mis pensamientos son un torbellino. Camino de un lado a otro por la sala de espera, con las manos temblorosas y la respiración entrecortada. El recuerdo de Damian llamándome, incluso inconsciente, no deja de resonar en mi mente. Su voz, rota y desesperada, se siente como un eco constante que no puedo ignorar. ¿Me vio realmente? ¿Sabe que estaba allí? Intento encontrar sentido a lo que sucedió, pero todo parece una nebulosa. No puedo olvidar la forma en que sus ojos se abrieron y se clavaron en mí, aunque fuera solo por un instante. ¿Fue real? ¿O solo fue mi imaginación? Melissa está sentada cerca, observándome con preocupación. Finalmente, se pone de pie y me detiene tomándome suavemente por los brazos. —Emma, tienes que calmarte —dice, su voz firme pero comprensiva—. No puedes seguir así. —¿Cómo quieres que me calme? —le respondo, casi gritando—. Damian abrió los ojos, Melissa. Me miró. ¡Él me vio! ¿Qué voy a hacer ahora? Melissa suspira y sacude la cabeza