La sola idea de abandonar a mi familia me deprimía tanto o más que la muerte de mamá, ¿por qué decidió eso? ¿Por qué no pensó en lo que me haría sufrir?
Emanuel cayó en un estado de tristeza que nos preocupó mucho, sirvió en cierta forma para aliviar los recuerdos de mamá. El niño deseaba ser mimado y atendido y tan sólo pensar que yo partiría lo mantenía callado y en completo mutismo.
Pero el día nueve de la muerte de mamá las cosas inevitablemente cambiaron. La directora apareció en nuestro porche, su expresión delataba su determinación de hacer cambiar las cosas en la casa. Papá la recibió y habló con ella a solas, esa mañana Emanuel había ido a visitar al doctor Caster y estábamos solos los tres.
Con la mayor seriedad me senté con ellos en la sala, pap
Los gritos de mamá para despertar a Emanuel, me despertaron. De un golpe me senté en la cama y miré a mí alrededor, quizás mi hermano hubiese sufrido otra convulsión y eso era lo que alarmaba tanto a mamá, pero luego de espabilarme escuché a Emanuel quejarse: -Cinco minutos mamá, cinco minutos por favor. Me lancé de un golpe otra vez en la cama y miré el techo blanco de mi habitación con algunas filtraciones del lado derecho donde se hallaba el tanque del agua de la casa. En menos de cinco minutos mamá tocaría a mi puerta para despertarme e ir al colegio. Me envolví de nuevo en la cobija y suspiré, a mis once años la vida era
Como siempre el almuerzo de mamá estuvo exquisito: un pasticho de carne suculento, Emanuel comió su parte compitiendo con papá, mamá sirvió partes casi iguales, el humo que surgía de los trozos iba acompañado de un aroma de hierbas y condimentos deliciosos, también horneo pan con ajo y mantequilla, batió jugo de guanábana y coloco pedazos de torta de chocolate en cada uno de los extremos de la mesa del comedor, un almuerzo de deleite fue el que nos dimos.El resto de la tarde pasó lentamente, teníamos un televisor en la sala para toda la familia, la poca señal que llegaba alcanzaba solo para ver dos canales, para Emanuel era suficiente, se deleitaba con cualquier caricatura y más de una vez había caído desternillado de la risa Papá se encargaba de revisar la clase del día s
Mamá mejoró como si nunca hubiese pasado por ningún problema, las causas del sangramiento por la nariz, o más bien, las causas del desmayo no se repitieron en el transcurso de la noche y al día siguiente, probablemente ella tenía razón en pensar que era el calor la que producís ese desorden en su cuerpo, menos mal que el interior de la casa era fresco y despejado, no hubiese querido pensar en mamá desmayada la mayor parte del tiempo.Nuestro camino a la escuela fue muy agradable, papá nos contaba historias de extraterrestres, Emanuel estaba muy interesado en el tema porque papá tenía muy buena narrativa, por primera vez me pregunté cuando había estudiado papá para obtener su título, apenas tenía veinte años cuando partió con mamá, por lo menos tuvieron buena suerte al establecerse, mi curiosidad por conocer la razón de guardar aque
Apenas abrí los ojos, bostecé. El trinar de los pájaros me llenó de optimismo, escuchar los chillidos de Emanuel mucho más, me encantaba los días sin clases, a pesar de que en los consejos de maestros mi padre debía asistir al colegio. La Directora Monroy se encargaba de acondicionar un aula para la reunión, cosa que tardaba alredor de tres horas. Me levanté de un golpe y corrí al baño con mi traje de baño verde manzana en un brazo, una falda floreada con tonalidades verdes y rosa y apenas una franelita ligera sin mangas color blanco para cambiarme luego de ducharme el cuerpo. Mamá seguramente hacia los quehaceres porque algo la escuché cantar, papá ya había partido. Me duché, me cambié y con una liga color fucsia recogí mi largo cabello castaño bien arriba en la cabeza, se alargaron mis ojos y contemplé su color verde e
Me hubiese gustado manejar el tiempo a mi antojo. Por un lado, mamá tenía días en que se levantaba desmejorada y por otro lado que los días en que se acercaba mi promoción llegaran a prisa para resolver por fin el suspenso de mis notas y también la serie de exámenes que mamá debía hacerse.Gloria y Silvana, luego de aquel día de playa, cambiaron su comportamiento con Emanuel, parecían verlos como un superhéroe, si se acercaba no le pedían que se alejara, o si intervenía o se burlaba de nosotras simplemente callaban. Pensaban que pudo haber muerto en el mar tras girar la balsa y si sólo convulsionó levemente fue un milagro de Dios, pues usualmente quedaba en cama lleno de cansancio. Nuestras conversaciones eran menos habituales ahora, nos absorbían los preparativos para el acto de promoción, la directora Monroy era muy exigente con las presentacio
Mamá se despidió de mí y de Emanuel con un beso en los labios, llevaba un sombrero color violeta con un ala ancha y un maquillaje ligero. Papá ya se encontraba tras el volante del auto del doctor Caster y bajó la cabeza para mirar a Emanuel. -Por favor Emanuel, como una sola vez. Emanuel y yo reímos de la advertencia de papá. -Puede comer cuantas veces quiera.-Lo consintió la señora Leticia con su típico acento extraño. Mamá nos lanzó un beso desde su mano y se alejó en el auto con papá. Así que a partir de ese día, lunes de julio, a las 8:00 de la mañana, se despejaría la incógnita de la enfermedad de mamá.<
A partir de ese momento no me cansaba de observar a mamá, papá cada vez lucía más triste, no paraba de halagarla, y si antes aparecía con presentes para ella, ahora casi a diario aparecía con detalles que si no eran costosos si eran muy delicados y significativos.Mamá y yo siempre habíamos pasado mucho tiempo juntas, pero ahora me dedicaba u tiempo precioso, yo limpiaba la casa con ella, ya no cocía, al entregar el trabajo d ella señora Núñez no continuó con esas labores, fue recogiendo poco a poco ese cuarto hasta que estuvo completamente ordenado. Estaba totalmente dedicada a sus clases de cocina en mi compañía, una variedad de comidas preparamos, también nos sentó una tarde a Emanuel y a mí para mostrarnos el uso adecuado d ellos cubiertos y aunque Emanuel se mostraba aburrido asimiló la clase más rápido que yo. Al d&iacu
Mamá y papá viajaban a Barcelona dos veces por semana, mamá trataba de ser fuerte y compartir el mismo tiempo con nosotros pero su cuerpo no se lo permitía, por otro lado su espíritu era tan fuerte que apostaba a la resistencia y después de superar los síntomas provocados por las terapias volvía a ser la madre afable de siempre. Emanuel lejos de imaginar lo que se avecinaba aprovechaba al máximo su compañía, los días de vacaciones eran pocas y hasta cuando llovía a cántaros él quería salir a jugar. Cuando cumplí los doce años el doctor Caster trajo una torta con crema y fresas y en compañía de ellos y míos padres soplé las doce velas rosadas.Anteriormente mis padres organizaban una celebración pero esta vez, debido a la enfermedad de mamá, nada de eso sucedió. Resultaba sorprendente, por un lado los not