Narrador:
Los días fueron pasando y Franco había dejado de ir al local. Eso era señal de su rendición.Era el día libre de Victoria, por lo que había aprovechado para dormir un rato más. El sol entraba por la ventana, era un día por demás hermoso. Se puso en pie y, luego de higienizarse, se dirigió a la cocina para prepararse el desayuno. Cuando bajó las escaleras y entró, quedó paralizada. Su corazón se escapaba del pecho.– ¿Qué demonios haces aquí, Franco?Franco la miró y no daba crédito a lo que veía. En el umbral de la puerta de la cocina, se encontraba Victoria, vestida solo por una sudadera que apenas le cubría las nalgas, descalza y su rubio cabello despeinado. Era hermosa, le quitó el aliento– ¿yo?, tú, ¿qué haces aquí?– Vivo aquí –– ¿Qué vives aquí?, ¿en mi casa?– ¿Cómo que tú casa?– Si, la propiedad me pertenece, hace mucho que no vengo, la tengo descuida.– Joder, Franco, yo no sabía, necesitaba un lugar para quedarme y estaba vacía. Juro que no he robado nada, y te pagaré un alquiler por los días que estuve, ahora junto mis cosas y me voy…Hablaba a toda prisa y casi sin respirar. Giró y dio un paso fuera de la cocina, Franco corrió hacia ella y la detuvo por un brazo.– Espera, no te estoy echando – le sonrió con amabilidad – porque no tomamos un café y me cuentas porque estás aquí –Ella asintió con la cabeza, Franco tomó su mano y entrelazando los dedos la condujo de nuevo a la cocina. El contacto con su piel le produjo un electrizante efecto. Ella se sentó en uno de los taburetes– Muero de vergüenza – dijo agachando su cabeza– No, cariño, no te avergüences – respondió mientras servía otra taza de café – deja que sea yo quien te sirva hoy – le ofreció la taza – toma, te vendrá bienVictoria tomó la taza con ambas manos y bebió un largo sorbo mientras se miraban con Franco fijamente. La tenía descolocada con su amable tono de voz, no se parecía en nada al hombre que llevo a su hermano a prepo a una reunión de adictos anónimos y mucho menos al que trató de propasarse con ella en el café.– ¿Por qué eres amable conmigo?, estoy ocupando tu casa sin permiso – él rió– Anda, tranquila. Creo que en nuestros encuentros anteriores te di una impresión equivocada. En realidad no soy tan arrogante como me viste. Solo que justo me agarraste en dos días pésimos para mí. Bueno, en realidad últimamente mis días son un desastre, por eso vine, pues planear la remodelación de la casa me relaja.– Ok – respondió de manera cortante– ¿Por qué no me cuentas tu historia?– No hay mucho que contar –– Yo creo que sí. No sé qué te pasó, pero eres una joven hermosa – se sonrojó – no te sonrojes, lo eres y mucho. Pero no es loúnico, tienes cierta educación y eres muy prolija. Algo grave debe haberte pasado para que terminaras aquí de intrusa –La amabilidad de su tono de voz, su sonrisa afable y su cálida mirada habían hecho que la joven se relajara.– Mi madre es una maldita alcohólica y se casó con un hombre despreciable, por años ha tratado de someterme, sin éxito. Hasta que tomé valor y me escapé hace unas semanas. Con lo puesto y sin un centavo.Se acercó a ella y acarició rostro– Pobrecilla, debe haber sido muy duro para ti – ella quitó su rostro– Ni tanto, me enseñó a defenderme de cierta clase de hombres– ¿No creerás que soy de esa clase? – la miró con tristeza– No te conozco, no sabría decirte –– Pues entonces conóceme y verás - le sonrió - ¿Qué te parece?– Creo que es lo menos que puedo hacer luego de meterme en tu casa sin invitación, te lo debo– No me debes nada, puedes quedarte aquí el tiempo que quieras. Y usar a placer las instalaciones. Y si quieres irte, también eres libre de hacerlo. Pero me gustaría que te quedaras.Esa faceta de Franco le encantaba.– Me gusta esta casa, así que creo que me quedaré –– ¡Qué bueno!, pero de vez en cuando me tendrás por aquí, pues tengo la intención de comenzar con el reciclaje –– Es tu casa, siéntete libre de entrar y salir cuanto quieras. ¿te doy una llave? – rieron a carcajadas– ¿En qué habitación estás durmiendo?– En la de la chimenea– No eres tonta para elegir, esa es mi habitación, o lo será cuando termine de remodelar la casa y me mude –– ¿Quieres que me vaya a dormir a otra?– No, ¡qué va!, me encanta la idea de que estés calentando mi cama – Victoria sintió el fuego apoderarse de su rostro – me encanta cuando te sonrojas, quedas más hermosa aún– Tú tienes la facilidad de lograrlo, así como de incomodarme– No es mi intención incomodarte, yo soy así, no puedo dejar mi papel de seductor, menos cuando estoy frente a una mujer por demás hermosa.– Yo te agradezco los halagos, pero me ponen un poco tensa.– Muy bien, lo tomaré en cuenta de ahora en más –– Gracias –– Debo reconocer que te admiro y envidio un poquito… -
– ¿Tú, envidiarme?– Si, pues eres una mujer muy fuerte y decidida. Dejaste atrás todo sin saber lo que te deparaba el futuro y estás haciendo hasta lo imposible para salir adelante. Eso es algo que poca gente hace. Casi todo el mundo cae en un pozo depresivo y, si no viene alguien a sacarlo, se hunde cada día másVictoria notó tristeza en las palabras de Franco, el sentimiento que expresaba era sincero, se veía– ¿Cuál es tu historia, Franco?– Supongo que no tengo mucha…– Todos tenemos, yo te conté la mía, lo justo sería que me contaras la tuya– Nada interesante, soy el típico chico rico, que queda huérfano y su matriarcal abuela lo cría. Tuve que hacerme cargo de la empresa constructora de la familia a muy temprana edad. Se espera que sea perfecto, que me case pronto con una bella mujer de la alta sociedad y tenga hermosos niños – suspiró – pero nada más lejano a mi interés, entonces ya se rumorea que no me gustan las mujeres –– ¿Entonces?– Entonces nada, es lo que toca – se arqueó de hombros y se puso de pie – voy a recorrer la casa para planificar el siguiente paso en la restauración – Victoria le sonrió– ¿puedo acompañarte? – preguntó la joven poniéndose también de pie, la sombría mirada de Franco cambió por una radiante de azul intenso– Me encantaría – la miró de arriba abajo y sonriendo continuó – pero sería bueno que te vistieras un poco, a ver si voy a tener que tocar tu pierna nuevamente –Con la sorpresa de encontrarse a Franco en la cocina, Victoria no había reparado que de la cintura para abajo estaba en ropa interior y que la sudadera que llevaba encima solo cubría hasta el borde de sus nalgas. Le volvió el rojo intenso a su cara. Franco se acercó a ella y le dio un dulce beso en la mejilla– Sin duda alguna, eres aún más hermosa cuando te sonrojas. Te espero en el jardín – sin decir más nada salió de la casaVictoria:¡Madre mía!, ¿cómo pude no darme cuenta que estaba casi desnuda delante de él? Por un lado trato hacerme respetar y por el otro me le paseo en bragas por las narices. Va a pensar que estoy un poco sonada.Lo veo tan relajado, tan informal, metido en sus jean y su sudadera negra. Su voz es serena y pausada, aunque muy sensual. No parece el mismo hombre que arrastró a su hermano a la silla y luego casi se propasa conmigo en la cafetería. Esta versión del señor perfecto, me encanta. Es adorable. Gracias a mi padrastro me siento muy nerviosa y ansiosa cuando estoy sola con un hombre; pero con Franco es diferente, es osado y siempre habla con doble sentido, pero me siento confiada con él, casi no le conozco, pero me siento segura a su lado.Me vestí de forma decente y antes de bajar miré por el gran ventanal hacia el jardín. Allí estaba él, con una mano en el bolsillo y la otra tomaba su nuca dejando descansar su codo sobre su pecho, sobre su muy musculoso y desarrollado pecho. Por donde lo mirara era perfecto. Sin darme cuenta esbocé una sonrisa de satisfacción cuando Franco levantó la vista y me miró desde allí abajo. Salí corriendo y llegué en un segundo a su lado– Estaba mirando la ventana, justamente la del dormitorio que ocupas, y creo que me gustaría que tuviera una gran terraza con columnas que llegaran hasta donde estamos– Sería bellísimo –– ¿Verdad que sí? – me miró con la mirada de un niño ilusionado la noche de Navidad.Tomó mi mano y la puso en su brazo, así caminamos por todo el exterior, yo no lo había recorrido por miedo a que alguien me viera, pero ahora colgada de su brazo disfrutaba de la belleza de los jardines y me embobecía con los planes que él tenía para ellos. De vez en cuando preguntaba mi opinión, y la escuchaba atentamente, como si realmente le importara lo que tenía para aportar. El día pasó sin darnos cuenta.– Ya debo marcharme, se me hizo más tarde de lo esperado – se acercó a mí y besó mi frente – me ha encantado compartir este día contigo, realmente disfruté de tu compañía –– A mí también me ha gustado – sonrió maliciosamente – bueno, sobre todo poder recorrer los jardines sin temor a ir presa – reí nerviosaSolo sonrió, subió a su coche y se marchó sin más.Franco:¡No puedo creerlo!, hace días estoy tratando en verla, hasta fui a pintar la estúpida ONG para ver si estaba allí y nada. Ya ofuscado por todo voy a relajarme a la casa del pueblo y me la encuentro allí viviendo. Verla parada en la cocina solo con una sudadera puesta y su pelo revuelto, fue lo máximo. Mi cuerpo reaccionó por completo, espero no haya notado que se me abultaba la entrepierna, hubiera sido muy humillante. Esa chica despierta en mi los más bajos instintos y los más dulces al mismo tiempo. Quisiera arrancarle la ropa y poseerla a lo salvaje, pero también protegerla, cuidarla, mimarla. Me gustó pasear con ella por los jardines y planificar un futuro. Pero ya es hora de volver a la realidad. Así que entré en el gran comedor de casa, allí estaba mi abuela con toda su omnipotencia y mi hermano con toda su indiferencia.
Narrador:Victoria había pasado el día perturbada no solo por lo que había hecho en su cama, pensando en él, sino por la cena que se avecinaba. Al terminar su turno corrió a la casa con la esperanza de llegar antes que Franco. Pero no tuvo esa suerte, ni bien pasó el pesado portón se encontró con su coche en la entrada. Una vez que estuvo dentro de la casa se dirigió a la cocina. Allí estaba él cocinando. Se paró en el umbral y lo observó por unos minutos. Se había quitado el saco y la corbata, pero mantenía el pantalón de vestir y la camisa blanca algo ajustada a su cuerpo.– Hola – murmuró– Hola – respondió él con una enorme sonrisa – espero tengas hambre, he preparado una pasta con mi salsa secreta, espero te guste –– Seguro que sí, pero antes me gustaría darme un baño, si no te molesta, claro. Es que el día ha sido por demás largo y estoy cansada –– Por supuesto, yo voy poniendo la mesa – levantó la vista y la desnudó con la mir
Narrador:Luego de colgar con Victoria, Franco se arrepintió de la llamada, estaba seguro de que la había inquietado a tal punto que la joven no sería capaz de pegar un ojo en toda la noche y él tampoco. Así que tomó su coche y condujo de regreso hasta donde estaba ella. Al llegar, simplemente entró. La encontró en la cocina preparándose un té– Franco, estaba segura de que vendrías, te preparé café – Franco suspiró– Gracias y, por lo que más quieras, no me odies– Sigues asustándome, ya dime lo que viniste a decirmeTomó la taza de café que Victoria le ofrecía y se sentó en uno de los taburetes.– No sé ni cómo empezar– Prueba por el principio– No es tan fácil– Inténtalo– Bien
Victoria:No puedo creer lo que me ha propuesto Franco y mucho menos que lo haya aceptado. Siendo sincera no fue solo por el dinero que lo hago. Creo que me siento muy sola, y esta es una manera de tener una familia, aunque sea alquilada.– Bien, quería comprobar que no te molesta mi cercanía¿Cómo podría molestarme su cercanía?, me estaba abrazando el hombre por el que cualquier mujer pagaría y a mí me pagarán por hacerlo. Él era perfecto, pero yo no podía perder el foco, era un trabajo, tenía que aceptarlo como tal y hacerlo lo mejor posible. Morí de vergüenza en el estudio con el abogado, sentí que me vendía y cuando dijo “Victoria Avalos, de ahora en más nombrada como La Novia Alquilada…”, quise que la tierra me tragara. Sentí que me vendía literalmente. Aunque estar con Franco
Narrador:El resto del día Victoria había sido una autómata, obedeciendo sin ninguna objeción lo indicado por Franco. Solo le retumbaban las palabras anteriormente dichas por él “Te prometí que voy a respetarte y haré hasta lo imposible por cumplirlo, pero tienes que saber que me muero por besarte”Estuvieron en el banco para abrirle una cuenta que ella manejara y le hizo el primer depósito según lo acordado, también tramitaron una tarjeta de crédito para esa cuenta y derivados de las tarjetas de Franco, para que ella se manejara con el dinero del joven y no con el propio.Desfiló durante horas con diferentes vestidos y zapatos. El eligió cuidadosamente cada uno de ellos. Ella solo obedeció. Casi no habló en todo el día.Llegaron a la casa a prepararse para la cena con la matriarca de la familia.Victor
Franco:¡Por Dios!, esa mujer me vuelve loco. Es por demás hermosa, fresca y en suma inteligente. ¡Maldita la hora que firmé un papel que dice que no puedo tocarla! Ahora mismo la hubiera tirado sobre la cama para pasarle las manos por todo ese hermoso cuerpo, y mis labios por toda su piel, por las partes que conozco y he visto, pero sobre todo por las que aún me oculta. Si supiera las veces que ha sido mía. La veces que en mi mente y en mis sueños le he hecho el amor de mil y una forma, de maneras que jamás he tenido sexo con nadie. Ella no tiene idea de que suda sensualidad y me pone de cabeza. Y ahora se viene para la mansión, ya no puedo elegir cuando verla, sino que la veré todo el tiempo y no puedo ignorarla o todo el plan se viene a pique.Traté de no seguir pensando es eso y le llevé la sudadera o no tendría que ponerse al salir de la ducha. Me
Narrador:La noche había pasado sin más sobresaltos. Franco se había levantado temprano a correr como todas las mañana. Victoria lo vio al asomarse a la ventana. Su corazón se agitó de tal forma que parecía que le saldrá del pecho. Temblaba de miedo, pues seguro Franco estaría muy enojado con ella por lo sucedido la noche anterior. Y, como si fuera una niña pequeña, se volvió a meter en la cama y se tapó hasta la cabeza.– Franco, querido, me encanta que podamos desayunar juntos, hace tanto no lo hacemos –– Abuela, es que tengo que esperar por Victoria, debemos ir a ver unos materiales para la casa y casi con seguridad tengamos que ir a levantar su coche –– Mi niño – dijo su abuela acariciándole el brazo – estoy tan feliz por ti, Victoria es una criatura adorable. Seguro te har&aacut
Narrador:– ¿Dónde estabas anoche?– Por ahí –– Luciano, esa no es manera de responderle a tu abuela – el joven se acercó a la anciana y la abrazó– Perdona, abuela, tenía planes– Era importante, tu hermano trajo a su novia.– ¿A Victoria?– Exacto, ¿de dónde la conoces tú? – Luciano lo medió unos segundos– Fui a buscar a Franco a la casa vieja y la vi allí– Es hermosa– Si, mucho– Bueno esta noche volverá y se quedará con nosotros aquí– ¿En la mansión?– Sí, en una habitación de huéspedes. Es que no puede quedarse en esa casa mugrienta– ¿y que dijo Franco?– No le gustó mucho al principio, pero creo que Victori