Narrador:
Victoria había pasado el día perturbada no solo por lo que había hecho en su cama, pensando en él, sino por la cena que se avecinaba. Al terminar su turno corrió a la casa con la esperanza de llegar antes que Franco. Pero no tuvo esa suerte, ni bien pasó el pesado portón se encontró con su coche en la entrada. Una vez que estuvo dentro de la casa se dirigió a la cocina. Allí estaba él cocinando. Se paró en el umbral y lo observó por unos minutos. Se había quitado el saco y la corbata, pero mantenía el pantalón de vestir y la camisa blanca algo ajustada a su cuerpo.– Hola – murmuró– Hola – respondió él con una enorme sonrisa – espero tengas hambre, he preparado una pasta con mi salsa secreta, espero te guste –– Seguro que sí, pero antes me gustaría darme un baño, si no te molesta, claro. Es que el día ha sido por demás largo y estoy cansada –– Por supuesto, yo voy poniendo la mesa – levantó la vista y la desnudó con la mirada – a menos que quieras mi ayuda –– No, creo que puedo sola – caminó un par de pasos y se dio vuelta a mirarlo – cualquier cosa te aviso – y se fue corriendoFranco echó a reír, parecía una niña que había cometido una travesura. Sabía que no era una invitación, solo era una picardía, por ello se quedó tranquilo en la cocina haciendo los preparativos para la cena.Victoria se bañó a toda prisa, se vistió con un jean nuevo que se había comprado hacía unos días y una blusa, algo transparente blanca. Luego de unos minutos volvió a la cocina.– Mmm… huele de maravilla –– Siéntate, espero te guste –– Yo creo que sí, y si no te mentiré – rio con desenfrenoFranco sirvió la cena y se sentó frente a ella a comer, tomó un poco de vino, ella solo refresco, pues no estaba acostumbrada a beber y no quería pasar vergüenza.– Esto estuvo delicioso, Franco, hacía mucho que no comía tan rico, muchas gracias– Niña, te lo mereces, me alegro te haya gustado –Se levantaron de la mesa y fueron al salón donde Franco ya había encendido la chimenea hacia un rato y el habiente estaba muy agradable. Había puesto una manta en el suelo frente a ella. Ambos se sentaron allí. Luego de unos minutos de silencio algo incómodo– ¿Qué haces aquí, Franco?– Ceno– No, realmente, ¿qué haces aquí?– Pues voy a reciclar la casa y me encontré contigo, y ahora, te repito, ceno– Sigues rehuyendo la pregunta – Victoria giró y quedó frente a él - ¿Qué es lo que haces aquí conmigo, Franco?, puedes tener miles de mujeres a tus pies alabándote o más bien adulándote– No me gustan esas mujeres, me gustan las mujeres como tú, las que no temen ser directas, decir lo que no les gusta y sobretodo, frescas, muy frescas – le tomó la mano – hace tiempo no me sentía tan cómodo con alguien.Ella se soltó de su agarre y se puso de pie– No quiero ser tu fetiche, ambos sabemos que esto no llega a ninguna parte –– Seguramente tengas razón en eso, pero en lo que no tienes razón es en creer que quiero seducirte para aprovecharme de ti, nada más lejano a mi voluntad. Lo paso bien contigo, me gusta conversar contigo y pienso disfrutar de eso.Otra vez ardió de vergüenza, ¿acaso había mal interpretado las intenciones de aquel joven? ¿Tal vez él solo necesitaba una amiga lejos de su círculo, alguien con quien poder hablar sinceramente sin ser prejuzgado? Se sentó junto a él nuevamente– Ya te conté que todo el mundo espera algo de mí, ahora se han empeñado en que me case, ya que tengo 26 y va siendo hora – bajó la cabeza y la agarró con sus manos – a veces tanta responsabilidad me agobia – ella le pasó la mano por la pierna– Perdona, Franco, todos tenemos nuestro calvario. Uno te ve así y cree que a ti no te pasa nada – levantó la vista y se la clavó en sus ojos– ¿Me ve así?, ¿qué significa eso?– Así, rico, o más bien millonario, de una familia de la alta sociedad, simpático, guapo… -– ¿Guapo?, ¿crees que soy guapo? – ahí estaba su sonrisa maliciosa– Lo eres, no me da vergüenza decírtelo– ¿Ves?, me encanta como eres – una sombra de tristeza cruzó sus azules ojos – solo pienso lo mala que ha sido la vida contigo, lo que has sufrido por culpa de los demás y me parte al alma – acarició la cara de Victoria haciendo que el rebelde mechón que le caía en la cara quedara detrás de su oreja – me gustaría borrar de un plumazo todo ese sufrimiento que hay tenido –– Ya es tarde, creo que deberías irte –– ¿me estás echando de mi casa?– Pues, sí. Tengo que dormir, estoy muerta –– Ok, pero déjame decirte un par de cosas antes– No, Franco, estás muy intenso…– No, chiquilla, escucha. Como sé que no aceptarías dinero de mi parte he llenado las alacenas de comida y el refrigerador también. Y quiero decirte que ya no ahorres en energía ni en agua. Yo ya sé que estás aquí, así que haz una vida normal.– Gracias – se abalanzó sobre él y lo abrazó– Bueno, ahora la intensa eres tú – rió, le dio un beso en la mejilla – ahora me voy, que descanses. Te coca lavar los platos – le guiño un ojo– Dale, los lavaré. Que descanses tú también –Franco:Menos mal que me retiré, estaba a punto de cometer una estupidez al seguir presionando. ¿Qué hago seduciendo a esta joven?, yo no quiero nada serio, no voy a negar que me gusta y mucho, que quisiera meterla en mi cama, pero solo eso, quiero cama con ella.Aunque me encantó pasar tiempo de calidad, no es para tener una relación. Al llegar a casa había toda una reunión, mucha gente, una cantidad de autos. Bajé del coche y me dirigí a la puerta trasera, allí hable con Renata– ¿Por qué tanta gente, Renata?– ¡Ay niño, Franco!, ¿no me diga que olvidó el cumpleaños de su hermano?– ¡No me jodas!, lo olvidé por completo –No tenía más remedio que entrar y actuar acorde a la ocasión. Puse mi mejor cara de “que feliz me hace verlos a todos” y saludar.Mi abuela me fulminó con la mirada, es que para Doña Berta, como buena italiana, era una falta de respeto olvidar un acontecimiento familiar. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla, a su lado estaba el cumpleañero– Abuela, mis disculpas, se me hizo tarde en la oficina –Luciano me miró con odio y replicó– ¿Oficina?, me parece que te estás distrayendo mucho con esa joven de la ONG –– ¿De qué carajo hablas, Luciano? – obviamente hablaba de Victoria, pero ¿cómo podría saber de ella?– Sabes abuela, la tiene viviendo en la casa del pueblo –– ¿Eso es cierto, Franco? –Dijo mi abuela mientras su mirada era como cuchillos afilados. Mentirle no era una opción, tarde o temprano te enteraría y sería peor. Ahora que Luciano había sembrado la duda, no iba a quedarse tranquila hasta averiguar la verdad.– Es una chica que conocí, hace poco está en la ciudad y le ofrecí la casa mientras buscaba donde instalarse.– ¿Es de buena familia?– Por supuesto, abuela, ¿acaso no me conoces? – le sonreí– Me gustaría conocerla– Lo harás, tranquila, que lo harásMi hermano siempre me sacaba de quicio, pero en ese momento quería matarlo y de ser posible despacio para que sufriera. Me acerqué a él– Voy a matarte, Luciano– No será necesario. Sé muy bien cuál es el tema con Victoria…– Pero…– Nada, hermanito, solo tenemos que negociar –– ¡Maldito!– Hola, Franco, querido –– Carla, ¿Cómo has estado?– Mal, tesoro, me tienes abandonada– No es personal, preciosa, estoy con mucho trabajo, solo eso– Bueno, espero que hoy te hagas un tiempo para mi– Tal vez luego –Me alejé no solo de ella, sino de toda la gente lo más que pude. En ese momento maldije el día que dejé de fumar, que bien me hubieravenido un cigarrillo. Habían descubierto a Victoria, tenía que pensar y pensar rápido. Mi vida pendía de un hilo, bueno no de forma literal, pero los negocios dependían de mí por mandato de mi abuela, que era quien regenteaba todo, solo bastaba una orden de ella y todo se iba al tacho. Seguiría teniendo una vida de lujo, pues mi herencia y mis ahorros personales eran intocables, pero mi prestigio en la empresa y mi nombre, sería mancillado. Ese era el precio por nacer en el seno de una familia tradicional italiana. Luego de pensar un rato salí al jardín y la llamé– Perdona la hora, sé que estas cansada– Qué pasa, Franco? – se oía dormida
– Te desperté y te ruego me disculpes, pero mañana en la mañana iré por allí, necesito hablar contigo, es importante, muy importante –– No me asustes, ¿qué sucede?– Necesito tu ayuda, te lo explico mañana, que descansesNo sé porque la llamé, solo logré inquietarla, seguramente no dormiría en toda la noche.Narrador:Luego de colgar con Victoria, Franco se arrepintió de la llamada, estaba seguro de que la había inquietado a tal punto que la joven no sería capaz de pegar un ojo en toda la noche y él tampoco. Así que tomó su coche y condujo de regreso hasta donde estaba ella. Al llegar, simplemente entró. La encontró en la cocina preparándose un té– Franco, estaba segura de que vendrías, te preparé café – Franco suspiró– Gracias y, por lo que más quieras, no me odies– Sigues asustándome, ya dime lo que viniste a decirmeTomó la taza de café que Victoria le ofrecía y se sentó en uno de los taburetes.– No sé ni cómo empezar– Prueba por el principio– No es tan fácil– Inténtalo– Bien
Victoria:No puedo creer lo que me ha propuesto Franco y mucho menos que lo haya aceptado. Siendo sincera no fue solo por el dinero que lo hago. Creo que me siento muy sola, y esta es una manera de tener una familia, aunque sea alquilada.– Bien, quería comprobar que no te molesta mi cercanía¿Cómo podría molestarme su cercanía?, me estaba abrazando el hombre por el que cualquier mujer pagaría y a mí me pagarán por hacerlo. Él era perfecto, pero yo no podía perder el foco, era un trabajo, tenía que aceptarlo como tal y hacerlo lo mejor posible. Morí de vergüenza en el estudio con el abogado, sentí que me vendía y cuando dijo “Victoria Avalos, de ahora en más nombrada como La Novia Alquilada…”, quise que la tierra me tragara. Sentí que me vendía literalmente. Aunque estar con Franco
Narrador:El resto del día Victoria había sido una autómata, obedeciendo sin ninguna objeción lo indicado por Franco. Solo le retumbaban las palabras anteriormente dichas por él “Te prometí que voy a respetarte y haré hasta lo imposible por cumplirlo, pero tienes que saber que me muero por besarte”Estuvieron en el banco para abrirle una cuenta que ella manejara y le hizo el primer depósito según lo acordado, también tramitaron una tarjeta de crédito para esa cuenta y derivados de las tarjetas de Franco, para que ella se manejara con el dinero del joven y no con el propio.Desfiló durante horas con diferentes vestidos y zapatos. El eligió cuidadosamente cada uno de ellos. Ella solo obedeció. Casi no habló en todo el día.Llegaron a la casa a prepararse para la cena con la matriarca de la familia.Victor
Franco:¡Por Dios!, esa mujer me vuelve loco. Es por demás hermosa, fresca y en suma inteligente. ¡Maldita la hora que firmé un papel que dice que no puedo tocarla! Ahora mismo la hubiera tirado sobre la cama para pasarle las manos por todo ese hermoso cuerpo, y mis labios por toda su piel, por las partes que conozco y he visto, pero sobre todo por las que aún me oculta. Si supiera las veces que ha sido mía. La veces que en mi mente y en mis sueños le he hecho el amor de mil y una forma, de maneras que jamás he tenido sexo con nadie. Ella no tiene idea de que suda sensualidad y me pone de cabeza. Y ahora se viene para la mansión, ya no puedo elegir cuando verla, sino que la veré todo el tiempo y no puedo ignorarla o todo el plan se viene a pique.Traté de no seguir pensando es eso y le llevé la sudadera o no tendría que ponerse al salir de la ducha. Me
Narrador:La noche había pasado sin más sobresaltos. Franco se había levantado temprano a correr como todas las mañana. Victoria lo vio al asomarse a la ventana. Su corazón se agitó de tal forma que parecía que le saldrá del pecho. Temblaba de miedo, pues seguro Franco estaría muy enojado con ella por lo sucedido la noche anterior. Y, como si fuera una niña pequeña, se volvió a meter en la cama y se tapó hasta la cabeza.– Franco, querido, me encanta que podamos desayunar juntos, hace tanto no lo hacemos –– Abuela, es que tengo que esperar por Victoria, debemos ir a ver unos materiales para la casa y casi con seguridad tengamos que ir a levantar su coche –– Mi niño – dijo su abuela acariciándole el brazo – estoy tan feliz por ti, Victoria es una criatura adorable. Seguro te har&aacut
Narrador:– ¿Dónde estabas anoche?– Por ahí –– Luciano, esa no es manera de responderle a tu abuela – el joven se acercó a la anciana y la abrazó– Perdona, abuela, tenía planes– Era importante, tu hermano trajo a su novia.– ¿A Victoria?– Exacto, ¿de dónde la conoces tú? – Luciano lo medió unos segundos– Fui a buscar a Franco a la casa vieja y la vi allí– Es hermosa– Si, mucho– Bueno esta noche volverá y se quedará con nosotros aquí– ¿En la mansión?– Sí, en una habitación de huéspedes. Es que no puede quedarse en esa casa mugrienta– ¿y que dijo Franco?– No le gustó mucho al principio, pero creo que Victori
Narrador:Franco y Victoria ya se preparaban para ir a la mansión.– ¿Esto es todo?– Si, Franco, recuerda que vine sin nada, todo esto es lo que me has comprado tú– Cierto, ya te comprarás tus propias cosas –– ¿Me voy así o mejor me baño y me cambio de ropa?, pregunto, es que quiero darle una buena impresión a tu hermano– Mi hermano es un imbécil y lo sabes. Yo que tú no tendrías muchas expectativas respecto a él, pues puede ser muy desagradable cuando se lo propone – Franco hizo una pausa, se rascó la nuca – retiro el “se lo propone”, siempre es un imbécil, creo que es natural en él– &iqu
Victoria: Me depositó en la cama con suma delicadeza– ¿Estás mejor?– No lo sé, Franco– ¡Oh por Dios!, estás temblando – me abrazó con fuerza.Sentir sus musculosos brazos alrededor de mi cuerpo estrechándome contra el suyo y haciendo que su perfume me embriagara por completo, era la gloria, pues ese hombre cada vez me tenía más cuativada.– Gracias –– ¿Por qué, tesoro? – besó mi frente– Por no dejar que me cayera – hundí mi cara en su pecho, me estrechó más aún– Jamás dejaré que te suceda nada malo, lo prometí, ¿recuerdas?Solo moví mi cabeza de forma afirmativa, pero sin despegarla de su cuerpo, no podía, no quería que me soltara– Ahora, trata de dormir, mañana hablaremos– ¿Puedes quedarte conmigo?– Vic, no es conveniente. Descansa, si necesitas algo me mandas un mensaje – y salió de la habitación sin siquiera volver a mirarme Franco: Creo que Victoria sufre de ataques de pánico, pero de una forma muy extraña, pues ella reacciona muy bien a las situaciones, pero luego se d