Alejandra se levantó de madrugada ese jueves porque debía estar temprano en el aeropuerto, dado que su vuelo a París salía a medio día y aún tenía un par de asuntos por definir. Uno de ellos, el traslado de la familia a la villa y el otro, la activación del roaming de su nuevo número pues no sabía si el operador prestaba el servicio y su asistente no estaba disponible.

Elena estaba de pie y organizaba el traslado que debía ser temprano para que ella no tuviera retrasos. A las siete de la mañana ya estaban de salida, se despidió de Francesco y evitó las lágrimas para no preocuparlo y prometió verlo en navidad, de igual manera lo hizo de Elena y Samuel y les recomendó cuidar de su pequeño, de Sergio y de la villa mientras ella no estaba.

Sergio se quedó con ella mientras terminaba su desayuno porque la llevaría al aeropuerto.

-¿Estás bien, cariño?

-¿Como crees que estoy? -y soltó una lágrima.

-Te entiendo, Leja. No debe ser fácil para ti dejar al enano y ahora con tu embarazo.

-Y he es