Vestida de blanco
Vestida de blanco
Por: G Malcor
La propuesta

La emoción que Harry sentía era casi palpable. Su ritmo cardíaco se aceleraba cada vez que recordaba lo que estaba por hacer. Corría de un lugar a otro procurando que cada rincón del salón estuviera perfecto. Organizó con sigilo cada ramo de peonías, comprobó que cada globo tuviera el aire necesario para no desacordar con los demás, por último se cercioró de tener el estuche con el anillo. No era fácil preparar los arreglos para pedirle matrimonio a Dina, con quien cumpliría siete años de noviazgo. Después de mirar el lugar de todos los ángulos posibles, dio por terminada su tarea tan ardua y gratificante.

(…)

Axel se ofreció en buscar a su hermana. Sus ojos sólo se desviaban del camino cuando inevitablemente miraba por el retrovisor a su hermana. Su rostro esbozaba una sonrisa involuntaria cada vez que suponía lo que iba a pasar, suponía lo bueno, como lo sería las lágrimas de Dina al aceptarlo, y lo malo como las lágrimas de Harry si sorpresivamente lo rechazará. Continuó el camino hasta el salón donde se haría la pedida de mano, todo el trayecto fue alegre acompañado de música y las risas de los hermanos.

-¿Para dónde vamos?- Preguntó la mujer cuando el chofer tomó una calle que no la llevaría a su departamento. No tenía una respuesta preparada así que improvisó.

-Tengo que buscar unas… bujías…- Tomando en cuenta que su hermano era mecánico, no alegó nada, más sin embargo no creyó del todo la respuesta.

                En poco más de quince minutos ya habían llegado a su destino, y Dina no pudo evitar preguntarle nuevamente a su hermano.

-¿Qué hacemos aquí?-

-Vengo a buscar un lote de bujías.- Repuso  Axel.

-¿Aquí?- Insistía la menor. Dudaba mucho que encontrase bujías en un salón de evento con tal alto prestigio.  

-Sí Dina, aquí- Volvió a decir, esta vez bajándose del auto con rapidez, evitando tener que responder otra pregunta. Sus pasos se detuvieron a milímetros de la puerta cuando volteó y se fijó que la mujer seguía en el vehículo. Desde la acera peatonal hizo gesto con la mano llamándola hacía él. Desde el auto Dina le respondía, también con gesto, que no se bajaría. Sin conseguir la llegada de su hermana con ademanes, decidió acercarse al auto.

-Vamos…- Ordenó Axel.

-¿Para dónde?

-A… buscar las bujías- Respondió torpemente el hombre.- Son… seis cajas, ayúdame.

-¿No puedes con seis cajas de bujías?- Repuso Dina incrédula. Su hermano era capaz de levantar neumáticos de  cuarenta kilogramos, galones de combustible y una vez vio como levantó la parte delantera de un chevrolett, cuando este cayó encima de un compañero de trabajo.

-No. No puedo.- Dijo cortante el hombre.

-Axel has levanta…- Axel abrió la puerta, la sujetó delicadamente del brazo y la sacó del vehículo e interrumpió  sus argumentos.

-Va a ser unos segundos ¿Por qué eres tan atestada?

-No soy atestada.- Se defendió Dina, mientras ambos caminaban al local.- Estoy cansada hoy tuve que…- Las palabras de Dina se esfumaron al entrar al local y ver el escrito de un cartel difícil de ignorar, pues no obstante de estar colgado, de tener dimensiones amplias, como titulo llevaba su nombre.

“Hoy no puedo evitar el idealizarme una vida contigo. Quiero lograr mis sueños a tu lado, ayudarte a lograr los tuyos y que tú y yo logremos sueños en común. Nos imagino paseando por el mundo. Deseo disfrutar cada hora del día contigo. Quiero llegar a la vejez y decirte “Te amo” Que nos besemos con nuestro último aliento de vida mientras recordamos todo nuestro pasado. Quiero llegar al futuro y disfrutarlo contigo”

Cásate conmigo, Dina.”

Cuando ella vio a su novio de pie con el estuche en mano desencadenó las lágrimas que evitó derramar al leer el cartel. Dominada por el sentimiento eufórico, no tuvo fuerzas de articular palabras, y movió la cabeza repetitivamente en señal de aceptación. Ya estando cerca de él, ella lo besó y Harry selló el momento poniéndole el anillo.

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