Harry vertía el café en una taza y juntaba las tostadas de pan junto a unas rebanadas de queso que previamente había servido en un plato. Se sentó en el comedor. Su vista indagaba en la computadora. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro al comprobar que su recepción de hotel en Río de Janeiro se había logrado con éxito, lo último en certificar para que la ceremonia nupcial se llevara en tranquilidad. Se aseguró de tener todos los proveedores que formarían parte del evento.

                Se apresuró en responder el teléfono apenas oyó el tono de llamada. Hacía cinco días que no veía a su futura esposa por petición de ella quien creía era supersticiosa en ese tema, así que en estos momentos el oír su voz era lo más reconfortadle.

- Hola…-

- Mi amor, ¿cómo estás?-

- Nerviosa, ansiosa… llevó un desorden emocional desde que empezó Agosto.- Rió.- ¿Ya certificaste la reservación del hotel?

-Por supuesto, una habitación matrimonial con vista al Cristo redentor…-

-Precavido, que suerte tengo de que seas mi futuro marido.- Alagó la mujer.

- No tanta como yo.- Tanteó Harry siguiendo el juego pícaro de Dina.

-¿Tú?-

- Mi esposa será una mujer, hermosa, risueña, carismática, inteligente…Es perfecta.- Hubo una pausa acogedora entre los enamorados, y luego Harry continuó -Estamos a menos de dos días para que nuestra vida de un cambio total.-

-Mi vida cambió desde que te conocí Harry, y desde entonces he estado en un cambio constante. Si tuviera la oportunidad de saltar en cualquier punto del pasado repetiría muchos momentos contigo, pero sin duda viviría una y otra vez en el día en el que te conocí. Me diste muchos propósitos para vivir…- Terminó Dina entre lágrimas.

-Te amo Dina.

-Te amo Harry.

(…)

Harry llegó rápido al hospital, preguntó a todas las enfermeras hasta que una le dio la dirección de la mujer que buscaba. Tenía los nervios a flor de piel desde que le informaron. Encontró cierta paz en la soledad del elevador, paz que se difuminó cuando al abrirse las puertas de la maquinaria vio a sus suegros y a su cuñado sumergidos en un mar de lágrimas.