¡Mier...!

— ¡Axel! ¿Qué diablos haces aquí? ¿Estás ebrio? ¿Qué sucede contigo? — lo tomó de su brazo y lo guío como pudo dentro de su departamento.

Axel terminó desparramado en el sofá, pidiendo un trago más — Sssolo unoo y-y me iré ¡Hip!

— ¿Qué carajos, Axel? — farfulló Andrew, corrió hasta su cocina para preparar un café expreso, cargado, solo eso le devolvería la razón a su amigo, o terminaría en el baño devolviendo hasta su dignidad. — Toma, toma. Bébelo todo.

— ¡Agh!

— Bébelo — lo obligo a pasar ese trago amargo de cafeína pura y esperó, a su lado, preocupado de que ese hombre no alcanzara a llegar hasta su baño y terminara arruinando su costoso tapete.

 

— ¡Mierda! — Axel se puso los dedos sobre el puente de su nariz, cerró los ojos con fuerza, todo le daba vueltas y vueltas. Abrió los ojos y a primera vista no reconoció donde estaba hasta que vio a su mejor amigo ahí sentando en frente, observándolo. — ¿Có-cómo llegué aquí?

— En verdad eres todo un caso — suspiró aliviado, al menos ya volvía a tener conciencia — No sé cómo llegaste aquí, pero sí sé que estás así porque algo importante ocurrió y me lo vas a decir ahora.

— Freya está embarazada — le soltó sin más, con él no tenía secretos, no los iba a tener nunca y además necesitaba decirlo o creía que iba a explotar.

— Freya… Freya… Mm, Freya — intentaba recordar ese nombre, tal vez alguna socia importante.

— La chica en Toronto… — instó con esa pista, la única pista que tenía porque no sabía nada más de ella.

Los ojos de Andrew se fueron agrandando al punto de sentir que se le desorbitaban, la boca cayó hasta el suelo y ahora él era el que necesitaba de ese trago.

— ¡Mierda, Axel! — se dejó caer por completo en el otro sillón, mientras que su cerebro procesaba la noticia — ¿Quieres un trago?

Axel negó con la cabeza, si tan solo olía un poco de licor, iba a devolver su estómago con todo y tripas.

— ¿Cómo sabes eso? No sabía que seguían en contacto. ¿Acaso te has estado viendo con ella a escondidas? ¿La convertiste en tu amante? ¡Mierda, Axel! ¡Eso no se hace!

— ¿¡Quieres callarte!? — solicitó, mientras se tomaba la cabeza con ambas manos. — Fue a buscarme hoy a la oficina, y no. No sabía nada de ella hasta hoy. Ni siquiera recordaba su nombre. No recuerdo nada ¡Nada!

— ¡Mierda, Axel! — era lo único que podía pensar con claridad Andrew — ¿Cuándo le vas a decir a Kate?

— ¿Qué? No, no le pienso decir.

— ¡Mierda, Axel! No me digas que vas a dejar a esa chica a su suerte, realmente eres un imbécil. — Se levantó y empezó a caminar de lado a lado, ofendido — Porque si es así, créeme que no te vuelvo hablar… Es más… ¡Agh! — levantó su puño en una amenaza.

A Andrew le molestaban esa clase de cosas, más de lo que podía admitir, él mismo había crecido sin padre. Había sido abandonado junto con su madre cuan él era tan solo un pequeño.

— ¿¡Quieres dejar de decir “m****a”!? ¡Ya lo sé! — gritó, ofuscado, confundido, ebrio, con las manos en alto previniendo un golpe — No voy a hacer eso, voy a responder por mi hijo, pero no le voy a decir a Kate, no le voy a dar oportunidad para que cancele la boda.

— ¿Al menos has hablado con Kate desde que se fue a New York?

— No.

— ¿Es decir que hace tres meses no te hablas con tu prometida? — abrió mucho más los ojos, no podía creer la estupidez de su amigo — ¡Mierda, Axel! ¿Acaso eres idiota? Kate no quiere estar contigo. ¡Nadie deja de hablar con su futuro esposo por tanto tiempo!

— Ella y yo hemos llevado nuestra relación así por mucho tiempo, solo le doy espacio y no la agobio. Tiene muchas cosas que hacer y que pensar. No es la primera vez que nos dejamos de hablar por tanto tiempo.

— ¡Por Dios! ¡Eres un idiota! ¿Vas a ocultar a la mujer que lleva a tu hijo, vas a ocultar que vas a tener un hijo por cuánto tiempo? ¿Hasta que te cases con Kate?

— No -no lo sé — tartamudeó.

— ¿O lo piensas ocultar por el resto de tu vida con tal de no perder a Kate? — el tono de la voz de Andrew cada vez se hacía más fuerte, más grave. De verdad estaba molesto — Porque déjame decirte que no te voy a apoyar con eso, Axel. No voy a permitir que le niegues a tu hijo lo que tiene por derecho, por no perder una mujer que ni siquiera se preocupa por ti. A una mujer a la que no le importas.

— ¡Eso es no cierto! No opines con lo que no sabes, la relación que tenemos con Kate, si es complicada, pero así funciona para nosotros — Axel tuvo que conformarse con gritar desde el sillón, su estado de ebriedad le decía que si solo intentaba levantarse terminaría besando el suelo.

— ¿Me vas a decir que después de que llegamos de Toronto no viajaste a New York para hablar con Kate y que ella te envió una nota con una de sus asistentes diciendo que te llamaría luego y que además ya han pasado ¡Tres malditos meses! desde entonces y no ha tenido un maldito minuto para llamarte? ¿Me lo vas a negar? Ni siquiera fue capaz de salir a decirte eso después de que viajaras hasta allá solo para hablar.

Esta vez la boca que se abrió fue la de Axel, si tenía algo más para decir lo olvidó cuando su amigo le lanzó aquella bomba. No quería aceptar que tenía razón.

— ¿Cómo sabes eso?

— Crees que no me doy cuenta, Axel. Eres mi mejor amigo y pensé que me conocías. No soy idiota, sé todo lo que haces. — suspiro, intentando calmarse se dio la vuelta para servirse un trago — Solo digo que deberías arreglar esa situación o te casas con ella o terminas, pero no puedes seguir así, esperando a que cuando ella ya no tenga carrera alguna tenga tiempo para ti. Y mucho menos debes ocultar lo del embarazo de esa chica. Puede que no vaya a ser tu mujer, pero al menos debes darle el puesto que se merece y es la madre de tu hijo.

— ¡Mierda, Andrew! — cayó Axel en el resto del sillón, agotado, agobiado y casi desmayado. Sacó del bolsillo interno de la solapa de su abrigo la pequeña foto a blanco y negro y la observó como pudo en medio del mareo. Su corazón se encogió de solo pensar que el padre de ese pequeño era ya un desastre.

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