— Yo… — quiso empezar Freya.
Ambos habían salido de la clínica en completo silencio, tratando de entender lo que ese micro momento había causado en sus almas. Ahora se hallaban uno frente al otro en un pequeño cafetín, bebiendo lo más frío del menú.— No digas nada, Freya por favor — suplicó Axel, no quería escuchar de nuevo esas palabras — No me voy a casar.La boca de Freya cayó al suelo y se puso lívida — Te juro que yo no dije nada… Nadie sabe que tú eres el papá…— Lo sé, lo sé — la calmó — La verdad es que ni siquiera debí decirte que estaba comprometido — suspiró agotado, sentía la necesidad de darle una explicación a esa mujer. Y quizá hacer lo que Andrew estuvo insistiendo por tanto tiempo, intentaEsa mañana Axel se había levantado temprano, había hecho ejercicio hasta sentirse agotado, pero nada, nada de lo que hacia le daba esa sensación de tranquilidad que conseguía estando cerca a Freya, no había logrado colmar su ansiedad, el calor en su piel y los pensamientos impuros que aceleraban su corazón. Así que se preparó temprano para ir trabajar, al menos, allí podía ir y ver a Freya, observarla desde lejos y esperar, esperar a que la vida tuviera un poco de compasión con él. La noche anterior fue la primera noche que pasaron separados después de esa larga semana de trabajo, y aunque Axel se moría por seguir durmiendo cerca de ella, debía darse un espacio para pensar en todo lo que estaba pasando. Dejando a Freya cada vez más confundida de lo que estaba.Prendió su BMW 8 cabrio y empezó a salir de la cochera, no le tom&oacu
Cinco hombres grandes y corpulentos hicieron falta para apartar a los periodistas que seguían desesperados por la necesidad de información. Al fondo se alcanzaba a ver a su salvador, Andrew. Aquellos gorilas fueron arrastrando a la pareja hasta un coche con vidrios oscuros, donde prácticamente los lanzaron dentro, esos mismos que se resistían a separarse de su abrazo, la gente al rededor se movió tan rápido que no se dieron cuenta en qué momento el vehículo se puso en marcha, cosa que agradecerían de inmediato. — ¿Estás bien? — Axel notaba que el color de Freya no era normal, seguía temblando y por un movimiento involuntario se había mandado la mano a su abdomen tratando de colmar lo que fuera que sintiese en ese momento. — Me duele — contestó ella antes de ver como todo a su alrededor se iba ensombreciendo, un dolor agudo atravesaba desde
— Su esposa se encuentra estable… — en ese momento a Axel no le importó corregir al hombre. — Mi bebé … — preguntó con el miedo latiendo por todo su cuerpo, el corazón encogido, no quería escucharlo, no creía resistir una noticia como esas.— Se encuentra bien… Axel respiró, sintiendo que no lo había hecho hacía mucho tiempo atrás, su corazón volvió a palpitar con normalidad, no pudo evitar que las lágrimas se le acumularan en los ojos de felicidad.— ¿Puedo verla? — aún con las buenas noticias del doctor Roy, Axel necesitaba verla para corroborar que todo era cierto, esa urgencia se volvía poco a poco una ansiedad incesante por estar con ella. — En este momento se encuentra descansando, tan pronto la cambien de habitación podrá hacer
Axel se apartó de Freya de un solo golpe y giró rápidamente para quedar viendo hacía la ventana. — Lo-lo siento… — se excusó Freya sin saber por qué.— No — gruñó este, mientras intentaba respirar para controlar lo que el efecto de ese beso le había ocasionado en su pelvis y los golpes que había recibido su memoria. — Entonces ¿Qué sucede?Primer golpe un beso, segundo golpe su piel desnuda, tercer golpe la sensación de estar dentro de ella — ¡Mierda! — se terminó de soltar la corbata desalineada, soltó los primeros dos botones de su camisa, la temperatura había subido en cuestión de microsegundos, apoyó sus manos sobre el borde de la ventana y dejó caer su cabeza en el cristal — Lo acabo de recordar… — jadeo. — ¿Qué? — inquirió Freya más que confundida, mientras que Axel terminaba de quitarse el abrigo. — Lo- lo de esa noche — volteó a mirarla, sus ojos ya no eran azules como el cielo tras esa misma ventana, se veían prietos, como el de
Tener que atravesar aquella puerta para Andrew era difícil, respiró, empuñó su mano alrededor de la perilla y entró.— ¿¡Andrew!? ¿Qué- qué haces aquí? — preguntó la rubia. Que tan solo ver los ojos verdes hechos furia de ese hombre había quedado lívida. — Jane… — pronunciar ese nombre aún le ocasionaba hormigueo en la lengua — Vine a cobrarte lo que me debes. La mujer asintió más que decepcionada, intentó pasar saliva, pero su boca se había secado con la presencia de él. De igual manera frunció el ceño, odiaba que la tratara así.— ¿Qué necesitas de mí?— Necesito saber quién fue el informante que les trajo el rumor de que Axel Tremblay está esperando un hijo.— As&iacu
Esos pequeños besos se fueron acercando peligrosamente a los labios de ella, se estaba comportando como un chiquillo, lo sabía, pero no podía evitarlo. Freya, bueno, Freya tenía las hormonas alborotadas por el embarazo o eso quería pensar ella. Así que lo siguiente que se desató fue un beso que casi los pone a arder. Las manos de Axel se enredaron en la cintura y el cabello largo de ella, un gemido exquisito se escuchó de la garganta de Freya lo que hizo a Axel volver a la realidad, haciéndolo bajar el ritmo suavemente hasta separarse a regañadientes de sus labios. — Es hora de que vayas a descansar. Freya abrió la boca para estar en desacuerdo, y volvió a cerrarla, guardándose lo que sentía, era lo único que ella sabía hacer —. Me iré a bañar antes de acostarme — en el tono de su voz se sentía la decepci&oacut
Axel conducía a alta velocidad, pero esta vez lo hacía con una sonrisa en el rostro, hoy después de tanto tiempo llevaba su Bentley descapotable, hacía una buena mañana; que buena, una excelente, maravillosa, mágica e única mañana. Había amanecido al lado de esa chica con ojos color sol, sí, eran como el sol radiante de esa misma mañana. Y lo mejor, ambos recordaban lo que había sucedido la noche anterior, así que, como alguna vez lo prometió, la besó y bajó de nuevo haciéndole el amor de la manera menos salvaje y la más delicada que podía. Y a pesar de que su excitación y su tensión aún estaban presentes, saborear cada parte de Freya era simplemente fascinante. Cuando entró a su propia oficina, sus propios empleados no podían reconocerlo, era un señor Tremblay totalmente diferente, posiblemente nin
Ver esos ojos verdes fue como tener un pequeño flujo de aire de nuevo en medio de su pecho, entró sirvió un trago para cada uno, doble y sin hielo y se sentó a su lado. — ¡Mierda, Axel! Toda la p**a oficina escuchó. — Eso no me importa, Kate está furiosa, no va a quedar tranquila hasta que su reputación vuelva a ser la de antes. Andrew suspiró, no era el mejor momento para seguir hablando, pero tampoco había otro momento para decir lo que tenía que decir. — Axel… — empezó suavemente tanteando el terreno — Fue Grace, ella fue la que difundió la verdad sobre el embarazo de Freya…— ¿Qué? — no esperaba eso, pensaba que algún paparazzi o reportero chismoso, incluso que le hubiesen pasado información desde la clínica donde los atendieron el día anterior — ¿Y cómo diablos supo esa mujer sobre Freya?— No lo sé — se encogió de hombros y terminó su trago. — ¡Mierda! Debí poner a esa mujer tras las rejas cuando tuve oportunidad — se levan