Ivy amaba el mar, le transmitía serenidad y le hacían tener pensamientos positivos y evadir muchas cosas en su mente, sobre todo después de haber hecho exactamente lo que se prometió que no repetiría, había terminado entre las sábanas con su rival una vez más y ni siquiera había a quién culpar, ella misma se introdujo en aquella situación y mientras se perdía en los ojos azules de Mathew Hoogen pensaba en que había sido fantástico, hasta que terminó por supuesto, esos minutos en silencio bastaron para regresarla a la realidad y lo próximo que sucedió fué que se puso de pie y corrió directo al baño.Al salir ninguno dijo nada, tampoco hasta llegar a Barbados en dónde Mathew la ayudó con su equipaje mientras que Ivy seguía sintiéndose estúpida, las ganas muchas veces podían hacerla tomar decisiones precipitadas pero si tenía algo de suerte podía resistir el resto del verano, no parecía ser una tarea difícil.Apenas pusieron un pie en el suelo ya un chófer se había acercado a la joven par
Era patético pensar siquiera en Mathew como alguien que finalmente volvía a ser el mismo de antes, Ivy estaba sediendo fácilmente ante sus deseos y se olvidaba de su dignidad y de como pese a que seguía pasando por momentos amargos seguía volviendo por más, se hacía de noche y la muchacha seguía caminando sin rumbo fijo por sin pensar en posibles consecuencias, aún así le encantaba el paisaje, todos parecían inmersos en sus pequeños mundos rodeados de risas, cantos y bailes folklóricos. Ivy se preguntaba así misma como habría sido su vida de haber nacido en otra parte del mundo, o en Barbados para ser exacta, el clima era caluroso y la gente amigable, el olor al mar le gustaba y pensaba en la idea de poder mostrarle a su familia ese sitio.Esperaba poder recorrer la zona con Mathew pero todo se había ido cuesta abajo y era demasiado tarde para arrepentirse. Cómo añadidura su teléfono no tenía batería para lograr comunicarse con su esposo y regresar a dónde fuera que iban a hospedarse
La casa era como un palacio a la orilla del mar, con ventanas enormes y cortinas blancas moviéndose por las fuertes ráfagas de viento, le parecía increíble que su esposo no se detuviera a admirar el increíble paisaje y en su lugar estuviera enviando mensajes de texto lo suficientemente enfocado como para darse cuenta de la presencia de su esposa, Ivy ni se molestaba porque ya no esperaba nada de Mathew.En cambio fue hasta su habitación para asearse y tomar un descanso, sus pies estaban hinchados y su rostro pálido quizás por la falta de alimento y agua durante el día y ni hablar de su estado de ánimo.Pensó en la posibilidad de huir de regreso a casa pero no lo vió seguro para ella o su familia y ese era el objetivo de su trato con Mathew, quizás debía ser más sensata en lugar de seguirle la corriente, ni siquiera debería sentir celos pero que difícil resultaba explicarle eso a sus emociones ¿Dónde estaba su carácter y fuerza de voluntad?Se sentía avergonzada de si misma al ver la c
La forma en que los recuerdos eran como espinas clavándose en lo más profundo de su alma le generaba noches de insomnio a Ivy, si bien habían pasado años desde aquel momento en el cual fue secuestrada y torturada durante días, ni todas las citas con el psicólogo le habían hecho superar aquel incidente, solo avanzar para continuar con su mísera existencia. Cuando despertó y observó la foto en la mesita de noche del padre de Mathew junto a su verdugo esos sentimientos negativos se intensificaron mucho más, no lo había notado la noche anterior cuando se acostó a dormir, ahora la situación era más complicada.Ella se puso de pie y a pasos rápidos bajó hasta la cocina en búsqueda de su esposo con la fotografía en sus manos, la sonrisa de ambos hombres poderosos le daba ganas de vomitar, sólo Dios sabía a cuántas personas tuvieron que derribar para llegar hasta ahí, gente como ella.—Hasta que por fin te levantas...—¿Que mierda es esta?—Lo interrumpió colocando la foto frente a él.Mathew
Todo parecía marchar bien durante la semana, habían estado conociendo muchas zonas populares y compartido momentos agradables que casi podían convencer al mundo de que eran un matrimonio bien consolidado, sin embargo Ivy siempre se había caracterizado por suponer que las cosas buenas son el inicio de algo horrible a punto de suceder, tal vez por eso lo disfrutaba tanto como le fuera posible, Mathew seguía siendo el mismo malhumorado de siempre pero si se notaba un ligero cambio con ella.Aunque disfrutara de la experiencia en el fondo no podía confiar en él, no sabiendo todo su historial y que aún habían muchas cosas que él le estaba ocultando. Ivy ya había sido lo más transparente posible y aún así no bastaba para tener esa parte clara de Mathew.Por otro lado le seguía generando incomodidad la presencia de la guía yendo con ellos hacia todos lados, entendía que era su trabajo pero ya habían tenido una discusión aunque era patético hacer algo al respecto. Mathew era un idiota y aunqu
—¿Ya me dirás por qué me regresaron a casa sin motivo aparente?—preguntó Ivy con el ceño fruncido.Sin embargo Tyler no parecía prestarle atención, sólo se mantuvo de pie cerca de la puerta con cara de pocos amigos, acción que sólo hizo enojar más a la muchacha.—Está bien, no me digas, no es como que te necesite—aseguró alejándose de él.—¿A dónde vas?—le preguntó el chófer mirándola fijamente.—No es asunto tuyo—masculló.En realidad no era imbécil, sabía que salir por la puerta delantera era mala idea porque Tyler la estaba bloqueando así que optó por la puerta trasera que además conectaba directamente con el mar, una caminata no arreglaría su angustia pero la vista desde luego la podía distraer.Cuando finalmente pudo encontrar las llaves y poner un pie fuera del hogar casi sufre un infarto al encontrarse con Tyler nuevamente, no lucía para nada contento a juzgar por su semblante.—¿Cómo es que llegaste tan rápido?—Señorita Hoogen, es usted más testaruda de lo que me advirtieron,
—¿Y como te enteraste? —¿Es todo lo que vas a preguntar? Realmente eres increíble, te estoy diciendo que estás en riesgo a muerte y parece no preocuparte. —Honestamente el descanso eterno sería lo mejor que me podría ocurrir, no más trabajo, crisis existenciales, engaños, el cielo es el límite—Respondió colocándose de pie. Ivy estaba consiente de que el contraer matrimonio en esas circunstancias acarreaban muchos problemas, pero no creía que existiese algo peor que ser secuestrada y maltratada. Hizo una pequeña pausa para observar la hermosa vista al mar desde las ventanas de cristal. —Respondiendo a tu pregunta escuché a Mathew hablar por teléfono y decir que su matrimonio es arreglado, no pensé que serías ese tipo de persona... —Idealizar no es bueno Tyler y por unos millones cualquiera lo pensaría. —¿No te avergüenza tal acción? —Pasar vergüenza es mi pan de cada día así que ya estoy acostumbrada, siguiente pregunta. —¿Por qué actúan como una pareja? —Hipoteticamente lo som
La escena era como una telenovela y todo se movía en cámara lenta, si bien era cierto que no era correcto mirar de esa forma a su empleado era inevitable cuando Tyler resultaba tan llamativo, él cantaba alguna canción y se veía tan concentrado que era imposible notar que Ivy lo observaba sin parpadear, también le intrigada, quería saber mucho más de aquel hombre ya que de cierta forma ya tenían una amistad.Pasados los minutos Tyler al ver la poca ayuda que recibía o más bien ninguna, rocío de agua los pies de Ivy con la manguera haciéndola retroceder de golpe tropezando con una roca y por un segundo pensó que caería al césped y se rompería algún hueso pero nunca pasó. Tyler sostenía su cuerpo como si ella fuera de cristal por la manera en que se aferraba a Ivy y la miraba con detenimiento.Las pecas en su rostro le daba un toque más tierno y aunque ella no era el tipo de mujer tímida ante una mirada o de pocas palabras era como si su mente se hubiera quedado en blanco.—Tienes bonit