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Capitulo 4. El príncipe Hedmon. Es mi deber

Salí del salón de mi padre con un sentimiento de satisfacción y emoción. Durante décadas mi padre me adoctrinó y formó como futuro rey y por fin puedo demostrarle que soy capaz de cumplir con las tareas de la realeza, cuidar y proteger el castillo.

Llegué al laboratorio dónde Zain preparaba más sangre para hacerle transfusión a la chica desconocida.

—Príncipe Hedmon— le hace una reverencia.

— ¿Sigue inconsciente?

—Así es, está muy débil.

—Ella debe comer algo. Sírveme un poco de eso en una copa, intentaré hacer algo— Zain le obedece.

—Pero príncipe, ¿No es algo riesgoso? La chica es una salvaje.

—No es salvaje... Está asustada ¿Tu no lo estarías si estuvieses en su posición? Solo y sin recordar nada.

Zain quedó en silencio y me siguió hasta dentro de la habitación donde la chica aún estaba inconsciente.

Yo me acerqué con cuidado, lo que menos quiero hacer es asustarla u ocasionar que vuelva a levantarse muy molesta. Ella comenzó a moverse poco a poco, como si el olor de la sangre la estuviese provocando.

Me acerqué un poco más y ella abrió los ojos. Quedé asombrado por lo hermoso de su rostro; lo perfectas de sus pecas, lo definimos de sus cejas que hacen juego con el resto de su cara

Admiré con asombro e indignación las terribles marcas de mordidas en sus brazos, el resto de su cuerpo está cubierto con una sábana, pero con solo ver sus brazos puedo imaginar cómo está el resto de su cuerpo. Lo recuerdo por el día de ayer cuando desató una locura aquí de lo asustada que estaba.

« ¿Quién pudo atacarla de esa forma tan salvaje a alguien que se ve tan frágil como ella? »

— ¿Qué es ese olor? —murmuro, recuperando la conciencia.

—Es... Es hora de que te alimentes.

Me quedé quieto esperando a que ella reaccionara poco a poco, no quiero alterarla.

Ella se levantó lento, observando su alrededor, detallando todo y a su vez a la nada.

— ¿En dónde estoy?

—Estas en Blackstone.

— ¿Quién eres tu? ¿Por qué no recuerdo nada? —se acaricia la cabeza.

—Soy Hedmon y no puedo responderte lo otro...

Ella guardó silencio, me lanzó una mirada interrogativa y señaló el vaso en mis manos.

—Esto es algo que debes beber. — acerqué el vaso a ella y con rapidez lo tomó y lo acerco a sus labios.

—¿Por qué huele tan delicioso?

—Es nuestro alimento favorito. — comenté.

Movió un poco el vaso y sin dudar lo bebió todo, sin dejar ni una sola gota. Dejo salir una bocanada de aire al terminar.

— ¿Hay más?— se levantó con rapidez, dejando ver su cuerpo desnudo.

Yo me cubrí los ojos rápido, no es nada caballeroso de mi parte mirar a una mujer indefensa desnuda. Aunque fue difícil obligar a mis ojos no mirar, no debo fallar a mis principios. Mirarla sin su consentimiento no es moral.

— ¡Cúbrete!

—Oh, no... — tomó la sábana de la cama y se la acomodo alrededor del cuerpo.— Lo siento.

—No, no te preocupes... ¡Zain! —El doctor ingresó rápidamente a la habitación.

—Si su majestad.

— ¿Majestad? — preguntó ella desconcertada.

—Tráele a la dama algo cómodo para vestir y trae más bebidas... — Zain asintió con la cabeza y salió rápidamente de la habitación.

Ella se acercó a la ventana observando todo el jardín del castillo.

Yo me acerqué para asegurarme de que esté bien.

—Así que estamos en Blackstone...

— ¿Recuerdas algo?

—No, solo... Admiro el hermoso jardín.

Me quedé en silencio intentando pensar como llevar está situación.

— ¿Por qué ese señor te llamo "su majestad"?— interrogó ella volviendo su mirada a mi dirección.

—Eh, es que yo soy...

— ¡Aquí les traje todo lo que me ordenó! — llegó Zain con la ropa y más sangre en pequeñas bolsas de transfusión.

Ella se acercó a la máxima velocidad al doctor Zain y le arrebato la sangre de sus manos, la bebió con tanta desesperación, ambos nos quedamos quietos observando todo.

Zain dejo encima de la camilla la ropa que trajo y se marchó para dejarnos a solas.

—Luego de que te alimentes debes cambiarte. Te esperaré afuera.

Me salí y la dejé a ella beber cada gota de las pequeñas bolsas.

Zain me miró con incertidumbre.

— ¿Cree que sea buena idea sacarla del castillo, mi señor?

—Tengo que hacer que se adapte a esto, no tenemos ni idea de quién fue, o de si tiene familia.... Mientras recuerda debe cumplir con las normas que rige mi padre. Cuando ella termine la llevas a mi despacho, por favor y luego le mandas a preparar una habitación de las del pasillo central.

Zain asintió y se puso en marcha. Aunque quisiera hacer algo más por ella no puedo, ella no recuerda nada y yo solo debo encargarme de que siga el protocolo que siempre a regido nuestro reino.

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