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Capitulo 5. Venus ¡Quiero irme!

No entiendo está sed tan extraña que tengo, no entiendo cómo llegue aquí, no entiendo ¿Por qué estoy me sabe tan bien? No entiendo absolutamente nada.

Me siento muy perdida en este momento.

Dejé las bolsas con sangre en la cama y dejé caer la sábana que rodeaba mi cuerpo al suelo. Miré hacia abajo y quedé en shock con todo lo que ví.

Deslice la yema de mis dedos por mi abdomen subiendo poco a poco hasta mis brazos. Tocando esas cicatrices que deformaban lo liso de mi piel, ¿Qué me pasó?

Escuché de forma clara y precisa los pasos de alguien, así que me apresuré para vestirme con lo que me habían traído, un mono y una camisa con mangas largas, todo de color gris. La puerta se abrió, dejando ver el rostro apenado del doctor Zain.

—¿Está lista? — me preguntó.

Yo asentí. Me hizo señas de que saliera de la habitación, se alejó de mi caminando y yo automáticamente lo seguí.

Al salir de esa pequeña habitación quedé asombrada por todo lo que veo, estoy andando por un pasillo decorado con cuadros de paisajes hermosos, el suelo es de cerámica color negro y el techo queda tan algo que se necesitarían cincuenta personas para alcanzarlo. Las columnas tienen detalles en dorados muy hermosos... Me siento en un palacio o algo así.

El doctor Zain no menciona ni media palabra, aunque no estoy incómoda por el silencio necesito hacer preguntas.

—Disculpa, no entiendo ¿Dónde estoy?

—Esta en Blackstone.

—Si, ya me dijeron eso...— me interrumpe deteniéndose en seco y abriendo una puerta enorme.

—Puede pasar.

Yo quedé perpleja, adentro de esa puerta se veía una habitación muy iluminada por los enormes ventanales que hay. Zain me hizo señas con la mano de que entrase de una vez.

Al entrar observé; un escritorio, un par de muebles de cuero marrón, una alfombra en gran parte del suelo y un estante lleno de libros. Todo decorado a un estilo muy elegante.

— ¿Quieres tomar asiento? — pregunto la voz de un hombre.

Al buscar por todo el lugar me dí la vuelta y justo apareció el hombre que me dio la sangre... Hedmon.

—No, estoy bien.— me alejé un poco de él, acercándome al ventanal, quiero detallar que más hay afuera.

—¿Te gusta mucho el jardín de afuera? — insistió Hedmon.

—Quiero saber dónde estoy.

—Estas en Bla—interrumpí, enfurecida.

—¡Ya se que estoy en Blackstone! ¿Dónde m****a queda Blackstone?— grité, no me pude contener, en mi pecho se siente una presión terrible impotencia.

Él me miró en silencio, un guardia entró listo para emboscarme, Hedmon negó con la cabeza y le ordenó que se fuera.

—Entiendo, no tienes la información que necesitas, Blackstone es un castillo.

Yo intentando asimilar la situación, detalle a mi alrededor.

—¿Un castillo? — repetí.

—Así es, es un castillo dónde viven las personas como nosotros, alejados de la humanidad para protegernos.

—¿Cómo que "como nosotros"? — pregunte.

—Somos vampiros. — se acercó a mí lentamente.— Somos seres avanzados, con habilidades increíbles, súper fuerza, velocidad, poder... Con una sed interminable por la sangre.

Yo guardé silencio.

—Este castillo existe para mantenernos seguros de todo lo demás.— continúa él.

—Soy una vampira...— murmuré, detallando mis manos.

—Así es.

Yo me senté en el sofá de cuero marrón e intenté recordar mi pasado, quien soy antes de llegar aquí. Esto no tiene sentido, es como una pesadilla.

Hedmon se acerca ofreciéndome otra copa de sangre.

Yo negué con la cabeza.

—Esto te ayuda a mantenerte fuerte, si dejas de beberla puedes morir.

—Pues prefiero morir... No entiendo que esta pasándome ni quién me hizo estás horribles marcas en mi cuerpo, estoy muy confundida y no conozco a nadie aquí... ¡Quiero irme!

Hedmon se acercó a mí, pero yo le di un empujón tan fuerte que lo mando al otro lado del salón, tumbando su escritorio.

« ¿Cómo m****a puede hacer eso?» sentí mucha tristeza y culpa por empujarlo y salí corriendo rápidamente de ahí.

Me siento terrible, pero aún así no siento ganas de llorar, por más que el nudo en la garganta se mantenga ahí, presionando para salir.

Escucho los pasos de los guardias, están buscándome. ¿Cómo es que puedo escuchar todo tan detallado aunque estén lejos? Esto es increíblemente aterrador. Sin darme cuenta salí del castillo hasta el jardín que ví desde la habitación, es más hermoso de cerca.

Un césped tan verde, filas enteras y bien organizadas de lilas y rosas blancas, caminé descalza por todo el lugar, el día está gris, son embargo me siento tan cálida. Es como si el frío dejase de tocar mi piel.

Acaricié los pétalos de las rosas mientras caminaba, puedo escuchar el viento chocar con los árboles y las hojas secas crujir en el suelo, el aleteo de las mariposas... Es increíble todo lo que puedo escuchar.

Me senté en un pequeño prado y dejé caer mi cuerpo. Mirando el cielo y sus nubes grises tengo la sensación de haberlo hecho antes. Cómo si estuviese repitiendo un escenario.

Me llegó un aroma muy conocido... Es Hedmon. No me quise mover de dónde estoy, me siento cómoda.

—Hey— intentando respirar, algo adolorido— ese fue un gran empujón.

Yo ignore su comentario, no estoy de humor para nada.

—Escucha... Siento que empecé con el pie izquierdo, déjame hacer las cosas de nuevo.

—No te pediré disculpas.

Hedmon se acostó a mi lado, algo que me sorprendió.

— ¿Qué estás haciendo? No quiero la lastima de un príncipe.

— ¿Sabes que soy un príncipe?

—Es obvio, estamos en un castillo... Las personas te dicen "su majestad". No soy idiota, solo no recuerdo mi pasado.

Él guardó silencio y comenzó a reírse.

«¿Qué le pasa?»

—Ya entiendo, no eres una damisela en peligro y no te obligare a beber sangre.

Yo respire profundo, quizá debo bajar mi agresividad con él, solo quiere ayudarme y estoy siendo algo ruda.

—Perfecto.

—Sin embargo... Al estar en este castillo debes cumplir con ciertos reglamentos.

Yo me levanté del césped y lo miré fijamente.

—¿A qué te refieres?

—A que debes adaptarte a como vivimos aquí, al menos hasta que recuerdes algo de tu pasado que te ayude a regresar a dónde perteneces.

No puedo resistirme, es decir, no tengo a dónde ir, no recuerdo absolutamente nada de quién soy... Solo me queda adaptarme a este lugar tan extravagante.

—Esta bien, haré lo que tenga que hacer mientras que recupero la memoria. No voy a convertirme en una molestia— confesé mientras me limpiaba un poco.

Hedmon se levantó y extendió su mano hacia mi.

— ¿Es un trato? — mirándome fijamente.

—Es un trato— estreché su mano con la mía.

Ahora que lo tengo cerca puedo detallar su rostro... Es bastante guapo, no lo voy a ocultar, sus ojos azules profundos me dan la sensación de haberlos visto antes. Sin embargo es diferente, su cabello blanco y rostro muy definido se me hace tan atractivo.

A pesar de que sé que es un príncipe y quizá deba tratarlo con todo el respeto del mundo, me siento en una extraña confianza con él, ¿Se supone que debo decirle majestad? No lo sé... Todo esto es muy raro para mí.

—Vamos, te enseñaré tu nueva habitación, no puedes seguir en el laboratorio con nuestro doctor Zain. — afirmó.

Lo seguí, regresamos a esos pasillos elegantes con enormes cuadros y techos altos. Llegamos a una puerta igual de grande que las demás, Hedmon la abre y me mira fijamente esperando a que yo entrase primero.

Al ingresar lo primero que ví maravillada es la cama, me aventé como niña pequeña en su inmensa suavidad... Es grande, con almohadas de diferentes tamaños, las sábanas de seda se sentían como nubes deslizándose por mi piel.

—Los vampiros no duermen, pero una habitación sin cama es como una sala sin muebles. Simple decoración.— comenta Hedmon, ocultando una sonrisa por verme así.

Yo me levanté algo apenada.

—Lo siento, no sé que me pasa. Me siento en una montaña rusa emocional. — confesé.

—Eso es normal, nosotros los vampiros sentimos todo al máximo, desde el odio, la confusión, la rabia, la tristeza... El amor— hizo una pausa mirándome a los ojos— Tú solo estás asustada.

Eso tiene sentido, explica el porque de la nada quiero acabar con todo este castillo y su gente y por otro lado solo quiero llorar hasta secarme. Me tiene tan frustrada no poder recordar nada.

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