Entre tanto buscar por horas, encontré una caja de madera en el fondo de su armario, cubierta en una tela de color negra. Es muy extraño que mi hermana tuviera esta caja, puesto que nunca en ante la había visto.
—¿Qué es esto? — abrí la caja de madera, encontrándome con un pequeño cuaderno y varias fotografías de un hombre y ella—. ¿Quién es él?
El hombre de la fotografía se veía mucho más mayor que ella, pero no dejaba de ser atractivo. De cabello negro, ojos marrones, de barba bien cuidada y de facciones muy masculinas. El saco de vestir se veía costoso al igual que el reloj que rodeaba su muñeca que se alcanzaba a reflejar por la manera en que abrazaba a mi hermana. ¿Quién es él? Parecen muy cercanos. Abigail se veía sonriente como de costumbre y sus ojos brillaban.
—Así que estabas enamorada de él, ¿eh? ¿Por qué nunca me hablaste de este hombre y su relación? — seguí viendo las otras fotografías hasta que me encontré una foto demasiado intima entre los dos—. Que intensos...
No quise seguir viendo esas fotografías tan subidas de tono, por lo que tomé el cuaderno y lo empecé a ojear. Era el diario de mi hermana cuando era pequeña, pero había dejado de escribir en este cuando nuestra madre murió. Sin embargo, luego de varias hojas en blanco, volvió a escribir, ahora con una caligrafía más bonita y cuidada.
Las pequeñas notas estaban resaltadas de diferentes colores, no tenía ninguna fecha que me diera algún indicio de cuándo las había escrito, y cada oración lo cerraba con un corazón.
Estaba muy enamorada de ese hombre, de eso no me cabía ninguna duda, pero tampoco escribió nunca su nombre, solo su inicial, supongo yo.
«No es estúpido enamorarse a primera vista; lo verdaderamente estúpido es no aceptar que, como cualquier ser humano, guardamos la ilusión de amar y ser amado. Sí, acepto que me enamoré de ti, incluso con solo una mirada».
«Hoy por fin me invitaste a salir luego de pasar meses solo mirándome desde lejos. Tengo muchas expectativas, y no puedo negar lo nerviosa que me siento».
«Tus besos son mucho mejor de lo que me llegué a imaginar; tus labios son tan suaves...».
«Me siento preparada, curiosa y expectante para lo que viene esta noche».
«El sexo fue el mejor; nunca pensé que fueras un hombre tan desinhibido, pasional y dominante en la cama».
«Cada encuentro es mejor que el anterior. R, si lees esto algún día, por tu culpa me volví tan perversa como tú».
Me salté varias notas en las que hablaba las maravillas que hacían juntos. Me sorprendí que mi hermana escribiera e hiciera ese tipo de cosas, pero no soy quién para juzgar los gustos y las manías de los demás. Siempre y cuando se protegiera y no saliera lastimada, podía disfrutar a su antojo.
«Aunque me encante tu poder, no me gusta cuando pierdes el control...». Esas palabras llamaron mi entera atención. ¿A qué se refería mi hermana exactamente?
Que mantuviera una relación escondida con este hombre, incluso de mí que fui su hermana, me da a entender que quizás era un romance prohibido. Tal vez "R" tenía esposa e hijos y mi hermana solo era con quien pasaba el rato. En cada una de sus notas, plasmaba cuanto lo amaba, pero nunca escribió que él correspondiera dicho sentimiento.
«El amor que siento es mucho más fuerte que cualquiera de tus acciones». La última nota se me hizo muy extraña, como si su mensaje tuviera un trasfondo, algo más allá de lo que quiere mostrar con su aseguración de amor.
¿Maltrato? ¿Amenazas? ¿Masoquismo? ¿Qué es? ¿Por qué menciona que no le gustaba su actuar, pero sí lo seguía amando? ¿Será que este hombre tuvo algo que ver con su desaparición y su muerte?
—Dame un poco más de información, Abi. Necesito saber quién está detrás de tu muerte — revisé cada rincón de la habitación, prestando suma atención a cada uno de sus objetos, pero no encontré nada.
Las notas y las fotos es lo único que tiene de ese hombre, y no saber su nombre hace que la búsqueda sea mucho más difícil. Ni siquiera encontré algo de él en su computadora; sin embargo, me encontré con uno de los chats bloqueados.
No había foto de perfil y en el nombre de usuario salían un dos con tres puntos suspensivos. Cientos de cosas cruzaron por mi mente; unas malas, otras buenas, pero todas con el mismo fin. Soy incapaz de pensar que mi hermana haya hecho algo malo en su vida, o que se dedicara a hacer cosas ilegales para ganar dinero. Ser asistente de un abogado era lo que más amaba hacer, porque la abogacía siempre le llamó la atención. Su sueño era ser algún día una grande abogada como lo fue nuestro padre en sus años de vida. No tengo más opción que contratar un hacker para desbloquear aquel chat. Estoy segura que allí encontré todas las respuestas de mis preguntas.
Los últimos días han sido los más difíciles, oscuros y tristes de toda mi vida. Una vez más me veo llorando y destrozada por la ausencia de una de las personas que más amaba en el mundo. Primero a mamá que murió en un accidente de auto desde que era una niña, luego a papá que murió a causa de una enfermedad y ahora mi hermana; la cual le han arrebatado ese único derecho que solo Dios puede dar y quitar cuando él así lo decida.Hace una semana fueron las exequias de mi hermana. Su entierro fue sencillo y no hubo mucha gente acompañando mi dolor. Estuvieron las personas más cercanas a ella y uno que otro compañero de trabajo; entre ellos, su jefe. El jefe de mi hermana; el Sr. Avellaneda se veía muy afectado por la muerte de mi hermana. Puedo decir que, aparte de Santiago, ha sido la única persona que me ha brindado la mano desinteresadamente y se ha preocupado más de la cuenta desde que mi hermana desapareció. Gracias a él es como pudieron encontrarla, aunque haya sido muy tarde.El re
Luego de aquella conversación con el investigador privado, el Sr. Avellaneda me trajo a mi apartamento y lo invité a pasar. En el camino me ha dicho que tiene algo muy importante que decirme, por lo que no está demás escuchar sus palabras. Él verdaderamente se ve muy interesado en saber lo que le ocurrió a mi hermana, más se nota la curiosidad que tiene por conocer más de Royce Ford, el hombre con quién sostuvo una relación pasajera.—¿Gusta algo de tomar? — le ofrezco mientras me quito la chaqueta—. ¿Cerveza? ¿Agua? ¿Café?—Creo que no me caería mal una cerveza.—Perfecto. Ya regreso.Voy a la cocina y saco dos cervezas bien frías de la nevera, luego regreso con él y nos sentamos en la pequeña sala del apartamento.—¿Qué era lo que tenía que decirme, Sra. Avellaneda? — le pregunté directamente.—Dado el caso que Abigail era más que mi asistente, digo, la veía como a una amiga, me gustaría ayudarle a investigar sobre Royce Ford y ese misterioso club. Si ese tal Ford tuvo algo que ver
Observé mi nueva imagen en el espejo, esperando encontrar algún detalle que me haga parecer a Abigail, pero a mí parecer, el cambio en el color y lo largo dele cabello, el de los ojos y aplicándome un maquillaje de tonalidades suaves, pero sensuales me hizo ver muy diferente a lo que éramos las dos. Recordar las tantas veces que nos hicimos pasar por la otra, me sacó una sonrisa triste. Solo nuestros padres nos habían logrado diferenciar la una de la otra, así lleváramos puesta la misma ropa y nos dejáramos el cabello igual.Mi plan de escabullirme en ese club no puede fallar. Si mi hermana concurría el lugar con frecuencia, estaría en graves problemas si llegaran a descubrir mi parecido con ella.Salí de la habitación y me dirigí a la sala a mostrar el resultado a Santiago y al Sr. Avellaneda. Luego de lo que ocurrió la otra noche, las cosas entre los dos se han puesto un poco raras. Mantenemos una agradable relación, pero es súper incómodo cada que las palabras se acaban y nos queda
Para no llamar demasiado la atención, bebí varios tragos y traté de bailar en la pista, aunque fuera sola o con algún tipejo que se me atravesara en el medio. Estar en la mira del bartender me tenía con los nervios a flor de piel. Entre más pasaban los minutos, más me desesperaba por dentro. El tal Wesley Ford no aparecía por ningún lado, y ese hecho me ponía aún más ansiosa.—Vayamos a un lugar más privado, belleza — me susurró el hombre con quién llevaba bailando un rato.—¿Qué lugar? — me hacía la ebria, para no levantar sospechas.—Ya verás, lindura. Te puedo asegurar que la pasáramos muy rico.—De eso no me cabe duda — miré de reojo la segunda planta, en el mismo instante en el que Wesley Ford bajaba por las escaleras de metal—. Pero será en otra ocasión. Por ahora debo irme.—¿A dónde crees que vas, lindura? — se aferró de mi cintura, y suspiré—. Ni creas que la fiesta se ha acabado.—Para mí ya acabó. Si no me suelta...—¿No te haces ni una idea de quién soy? — bajó la mano a m
Regresé a casa con cientos de preguntas rondando mi cabeza y cada segundo más haciéndome suposiciones mucho más fuertes que las anteriores. Santi y el Sr. Avellaneda se encontraban aún en mi apartamento, pero no tenía ganas de hablar con ellos, por lo que les aseguré que nada malo había sucedido y les dije que se fueran a sus casas, aún cuando sabía que ellos habían escuchado toda la conversación con Wesley. Necesito un poco de paz. Quiero desconectarme de todo y no saber de nada por un breve lapso de tiempo. No sé si pueda seguir soportando toda esta situación sin perder los estribos.Cada vez me encuentro más lejos de conocer la verdad. Los días siguen siendo tan oscuros como el primer momento en el que Abigail no regresó a nuestro apartamento. Vivir encerrada en estas cuatro paredes se ha convertido en un verdadero infierno. Su recuerdo quema mi alma de a poco. Su muerte me tiene atada de pies y manos; lo que más deseo es justicia. Eso es lo único que le pido a la vida, pero lastim
Tomé asiento en la diminuta barra que separa la sala de la cocina y me quedé viéndolo preparar el café en completo silencio. Justo como lo recuerdo un poco, su cabello es castaño claro, casi con mechas doradas entre las más oscuras y que caen en desorden en su frente. Es bastante alto y se ve a simple vista que hace ejercicio. Sus ojos en efecto son claros; extremadamente azules. Medio cuello lo tiene cubierto en tinta, mientras la otra parte está libre de ella. Es bastante guapo, eso no se puede negar. La escasa barba de varios días le hace lucir muy bien. Sus labios son...—¿Qué carajos hago mirando sus labios? — murmuré en un hilo de voz.—¿Qué me decías? — ladeó la cabeza, al igual que una escasa sonrisa apareció en sus labios.—Que el café sea bien amargo. Me gusta amargo — carraspee.—Un café bien amargo entonces.—¿Cómo conociste a mi hermana? — quise saber, golpeando mis uñas en la madera de la barra.—La conocí en el club de Royceal igual que a ti.—¿Qué clase de relación te
—¿Vengarte? Verdaderamente crees que me voy a tragar tus mentiras. Tuviste que ver con la muerte de mi hermana y ahora pretendes lavarte las manos y hacer de buen pastor, ¿no es así?—En parte sí tengo muchas culpa, pero nunca he matado a una buena persona — su comentario me provocó escalofríos, más no le demostraré debilidad—. Piénsalo, no tienes que responder nada. De igual manera, si no quieres unirte a mí, lo entenderé. Pero si te voy a exigir que no te cruces en mi camino. He pasado años esperando mi momento, por lo que no planeo detenerme a pensar por nada ni por nadie. Tenerte en medio sería un gran problema. Te dejaré un número donde puedas localizarme. Si cambias de opinión, llámame.—¿Quién demonios te crees para amenazarme? — levanté la voz inconscientemente.—No te estoy amenazando, Natalie. Quiero prevenir más muertes — la seriedad con la que habla estaba por convencerme—. Estoy cansado de vivir una vida que no es mía. He presenciado muertes muy injustas; como la de tu he
Al siguiente día, cuando tenía pensado hablar tranquilamente con el Sr. Avellaneda, él ya no se encontraba en mi apartamento. Ni siquiera me di por enterada a la hora que se había ido.Tan pronto Santiago se marchó de mi apartamento, me metí al baño y me di una relajante ducha. El agua tibia me ayudó a disipar toda esa tensión que cargaba en mis hombros, pero sentía que la cabeza me explotaría en cualquier instante de tanto pensar.Las palabras de Wesley aún rondan en mi cabeza. No sé qué decisión tomar, aunque estoy muy segura de querer justicia.La venganza nunca ha traído nada bueno a una persona, más porque se sale aún más perjudicado de lo que ya nos encontramos, pero, ¿no es justicia suficiente? Quiero que ese hombre pague por todo el daño que le hizo, no solo a mi hermana, sino también a todas esas personas que han caído en sus manos. Y si debe pagar bajo nuestra propia mano, nunca me arrepentiría.A él no le tembló el corazón cuando asesinó a mi hermana sin compasión alguna. ¿