Mi hermano y su esposa Rachel llegaron a casa de mis padres. Mi madre se emocionó al ver como se empieza a notar un poco la barriga del embarazo de mi cuñada. Anhelaba con ansias el nacimiento su nieto. Aunque faltaban muchos meses para ello, ya tenía planeado hasta el más mínimo detalle. Sus ojos se iluminaban con alegría mientras la abraza efusivamente y acariciaba su barriga.
— Hola Adrien —dijo mi hermano, mientras se acercaba a darme un abrazo. A pesar de la muerte de la abuela, su rostro se veía en paz.— Hermanito — respondo alargando la “O” y devolviéndole el abrazo con una sonrisa cómplice — ¿Cómo te preparas para la aventura de ser padre?Él se rasca la cabeza algo incómodo, y yo no puedo contener la risa al mirar su expresión.— Aún no lo asimilo del todo — responde finalmente. Los nervios en su voz se hacen evidentes. Era de entender, sería su primer hijo.— Pues, ya deberías — interviene Rachel rodando sus ojos.Él le da un abrazo y un beso a manera de disculpa. Yo por mi parte continúo riéndome discretamente de la situación. Observo a mi hermano y su esposa, y me contento por su felicidad aún en medio del velo de tristeza que cubre a nuestra familia. Son un recordatorio de que la vida sigue adelante, incluso en los momentos más difíciles.El abogado llega puntualmente y todos nos dirigimos al despacho de mi padre. Mi madre, Carl y su esposa, se sientan frente al escritorio donde el Señor Woods, el abogado de confianza de la familia, toma asiento. Mi padre y yo decidimos quedarnos de pie junto a ellos, listos para escuchar las últimas voluntades de mi abuela.El abogado procede a leer el testamento, su voz pausada y solemne llena la habitación. Menciona la fecha de defunción y la legalidad del documento, asegurando que mi abuela estaba en pleno uso de sus facultades mentales al redactarlo.— Yo, Claire W. Rowan S. dejo constancia de mis últimas voluntades y testamentarias. Declaro ser mi único heredero a mi hijo Richard Hamilton Boyers y, en su defecto, a sus hijos Adrien Hamilton Mills y Carl Hamilton Mills. — comienza a decir el abogado, capturando nuestra atención — A mi hijo Richard Hamilton Boyers le lego los títulos de propiedad de las casas ubicadas en Connecticut y California, junto con todos sus bienes, así como también el veinte por ciento de mi capital. — El abogado hace una pausa para tomar aire y continuar — A mi nieto Adrien Hamilton Mills le lego mis propiedades en Washington, el cuarenta por ciento de mi capital y la totalidad de mis acciones en la empresa. — dirijo la mirada hacia mi hermano y este asiente. Mi cuñada hace una mueca ante la declaración, la cual no pasa desapercibida, pero decido restarle importancia. — Por último, a mi nieto Carl Hamilton Mills le lego el conjunto residencial en Miami y el cuarenta por ciento restantes de mi capital. Nombro a Jaydan Woods como albacea para administrar y distribuir mis bienes según lo establecido en este testamento. En caso de fallecimiento simultáneo o previo de mis herederos principales, designo como beneficiarios alternativos a... — Así continúo dando las especificaciones de dicho documento. Mi hermano y yo nos miramos constantemente en medio de la lectura del testamento. Mis ojos se abrían con sorpresa mientras escuchaba las palabras que revelan las generosas herencias y propiedades que nos correspondían a cada uno.Pero entonces, el abogado hace una pausa antes de continuar, creando suspenso en el aire.— Hay una cláusula adicional — informa solemnemente el Señor Woods, manteniendo su expresión estoica.Todos nos miramos entre nosotros, la intriga y la incertidumbre estaba pintada en nuestros rostros. Mi padre asiente con seriedad, indicando al abogado que continúe.— Todas mis decisiones deben llevarse a cabo con efecto inmediato — prosigue el abogado — a excepción de mi nieto Adrien, quien para recibir su herencia debe primero estar legalmente casado.Me quedo en una pieza al escuchar esa última parte del testamento de mi abuela. No puedo creer lo que oigo. ¿Casarme? ¿Ahora? ¿Por qué?— ¿Qué? —exclamo sin poder contenerme—. ¿Está seguro de que no hay ningún error?El abogado niega con la cabeza y me muestra el documento firmado por mi abuela. No hay duda, es su letra.— Lo siento, señor Hamilton, pero esas son las condiciones que estableció su abuela. Si no cumple con ellas, no podrá acceder a su herencia. — Añade ratificando lo antes dicho.El abogado continuó hablando, explicó las cláusulas adicionales del testamento, pero yo no escuchaba nada más. Estaba demasiado aturdido por la noticia. Miré a mi padre en busca de ayuda, pero su expresión era de preocupación y desconcierto. Luego de que la lectura terminara, mi padre estrechó la mano del abogado y lo acompañamos hasta la puerta.Mi abuela, aún seguía pensando antes de morir que debía casarme para volverme responsable. Sabía que no había sido un ejemplo de responsabilidad hasta un par de años atrás, por ello reflexioné sobre la petición y me di cuenta de que ella consideraba a Ericka indigna de algo tan serio como el matrimonio. A pesar de que mi abuela y Ericka nunca se habían llevado bien, yo sabía que amaba a mi novia y ella me amaba a mí. Pero ¿era suficiente para casarnos? ¿Estábamos listos para dar ese paso?Mi padre me apretó el hombro con preocupación y me miró con compasión.— No debes preocuparte, hijo — dice, dándome una palmadita —. Tienes a tu novia...— Ericka — intervengo al ver que no recuerda su nombre. Él me miró apenado y asintió. — No estoy preocupado, papá —admití con una sonrisa forzada —. Aunque sé que ninguno de ustedes quiere a Ericka, ni la consideran digna de pertenecer a la familia, yo la amo y le propondré matrimonio.En realidad, estaba muy preocupado. No sabía si Ericka querría casarse conmigo, ni si yo estaba listo para dar ese paso. Pero tampoco quería perder la herencia de mi abuela, que tanto me había costado ganar. Estaba atrapado entre dos opciones difíciles, sin saber qué hacer.Caminamos hacia la sala donde estaban los demás, el silencio se apodero del lugar y todos nos observan al llegar, conscientes de que hablaban de mí.— Lo siento, quedé en reunirme con Ericka. — Digo algo incómodo.Me despido de mi madre, dándole un beso rápido y salgo sin despedirme de los demás, evitando quebrarme frente a todos.Me dirijo al auto, saco el celular y marco el número de Ericka. Aunque es cierto que nos veremos, acordé avisarle antes. Al segundo tono contesta.— ¡Baby! — dice Ericka al otro lado del auricular, con su habitual tono meloso.— Hola, chiqui. ¿Qué haces? Voy de camino a tu apartamento. — le digo.— Extrañándote mucho. — Dice, sonando como una niña consentida — Claro, mi amor. Aquí te espero.—Llego en quince minutos — agrego. Ella me envía un beso sonoro a través del teléfono y eso me hace sonreír tontamente.El tráfico no está tan congestionado, por lo que llego al apartamento en diez minutos. Ericka me recibe con un beso apasionado y ardiente, de esos que me hace olvidar hasta mi propio nombre. Le correspondo gustosamente, ya que en esta ocasión nos encontramos en la intimidad de su hogar, donde muchas veces he explorado cada centímetro de su piel suave como terciopelo.Me deleito con el calor de sus manos, como si fuera el sol del alba, ellas rápidamente me desnudan. Su mirada brillante, cual estrella, me enciende y solo pienso en fundir mi piel, hasta quedar fusionado completamente con la suya.Después de una amplia escena
Mis padres, Luciano y Stella Rasetti, son los orgullosos propietarios de un restaurante, el cual ha ganado mucho prestigio. Siendo sido galardonado con tres estrellas en la Michelin Guide y una reputación impecable, debido a su alta calidad y la excepcional experiencia culinaria que ofrece. Recientemente, la cadena hotelera Hamilton había mostrado interés en incorporar nuestro restaurante a su portfolio y, al ser yo la única hija de los esposos Rasetti y además administradora del restaurante, tengo una cita con el señor Richard Hamilton.— La cita con los Hamilton es el viernes veintidós a las 8:00 a.m. — afirma mi madre, mientras revisa sus notas —. La secretaria del señor Hamilton me confirmó la cita esta mañana, Isabella. Es crucial que seas puntual. Es una suerte que hayamos logrado una cita en menos de un mes, no podemos dejar pasar una oportunidad tan grande.— Eso es porque el restaurante está dando de qué hablar — comenta mi padre con orgullo — Es increíble pensar que el seño
La oficina era amplia y elegante. Está decorada con muebles de diseño y obras de arte contemporáneo, que crean un ambiente sofisticado y moderno, el cual refleja el éxito y la visión vanguardista de los Hoteles Hamilton.— ¿Piensa quedarse allí señorita Rasetti? — Me dice, con una mueca divertida —. Si gusta, podría obsequiarle una fotografía, así, podría admirarme cada vez que desee — añade con malicia.Su voz ligeramente grave hace que me estremezca, e inmediatamente me suben los colores al rostro. Me sacudo los pensamientos y recupero la compostura, avanzando hasta quedar frente a él.—Lo siento, no quise mirarle indiscretamente y ser maleducada.— No se preocupe — responde con picardía — suelo causar ese efecto en las mujeres.Aquel comentario arrogante había estado de más. Me irrito y aprieto los puños a mis costados, para evitar golpearlo por su actitud engreída.— Quiero decir, que esperaba encontrar al señor Hamilton — me apresuro a decir.—Y, estás frente a él. — me responde
Me estoy retocando los labios, algo nerviosa. ¿Qué sentirá Adrien por mí? ¿Será solo una cita cualquiera o algo más? Ya son las 06:30 PM y él quedó en pasar por mí a las 07:00 PM. Espero no decepcionarlo.Le doy una mirada a mi vestido azul oscuro, es una elección elegante y sofisticada. Su tono profundo resalta mi silueta, añadiendo un toque de misterio y glamour. Los tirantes delicados y sutiles realzan mis hombros, mientras que el escote corazón enmarca suavemente mi busto, añadiendo un toque femenino, romántico y seductor. Su falda cae en una línea recta hasta la altura de las rodillas, mostrando sutilmente mis piernas y brindando comodidad al caminar. La tela de alta calidad se ajusta suavemente a mi cuerpo, detallando mis curvas de forma elegante y favorecedora.Sonrío satisfecha al ver que mi piel bronceada irradia calidez, y mis ojos azules brillan como zafiros, capturando la luz y reflejando destellos de intensidad. Mi cabello castaño cae en ondas sueltas y perfectas, añadien
— ¿Estás despierta?Espero unos minutos y recibo su respuesta.—Sí, tita. ¿Qué te inquieta tan temprano? ¿Tuviste una pesadilla?Sonrío al leer su mensaje. Me conoce tan bien que casi adivina por qué le escribo tan temprano.— No fue precisamente una pesadilla, pero sí un sueño que me dejó inquieta.— A ver mujer ¿De qué se trata? ¿Qué soñaste? — pregunta Tania con curiosidad.— ¿Recuerdas que te conté sobre mi cita? Soñé con Adrien.En cuanto envío el mensaje, suena mi celular con una llamada entrante de Tania. Suelto una risa al ver su nombre en la pantalla, su impaciencia era épica, y deslizo el dedo para contestar.— ¿Qué? — grita al otro lado del auricular, extendiendo durante unos segundos le “E”. —Hola, Tania.—Isabella Aurora, por favor, cuéntame todo — dice con voz emocionada —. ¿Fue un sueño erótico?Me ruborizo al escuchar su pregunta y me tapo la cara con la almohada.— No exactamente — digo con un suspiro —. Fue una cita en un restaurante francés. El mismo al que me dijo
Observo el reloj que está en la mesa de noche, del lado de mi cama. Son más de las nueve de la mañana. Me dirijo al baño a darme una ducha rápida para bajar y desayunar.Desciendo las escaleras y no veo a mis padres por ningún lado, lo cual me parece extraño, ya que es domingo. Normalmente, no suelen salir tan temprano un domingo.Entro en la cocina y el aroma del café recién hecho me invade. Me sirvo una taza y voy a prepararme unos huevos revueltos para desayunar. Mientras los cocino, mi celular suena con una notificación de Whatsapp.Cuando miro la pantalla, me sorprende ver un mensaje de Adrien. Inmediatamente, deslizo el pulgar por la pantalla y veo lo que escribió.— Buenos días preciosa, estoy ansioso por nuestra cita de esta noche.Siento cómo se me acelera el corazón y se me ilumina la mirada. Se me curva la boca en una sonrisa involuntaria. Él está tan ansioso como yo lo estoy por ese encuentro. Así que decido responderle.— Buenos días Adrien, también espero por nuestra cit
— Llegamos — interrumpe, sacándome de mis pensamientos con un tono enérgico.Miro por la ventana y veo que nos encontramos justo frente al restaurante.— Espera aquí un momento. Aprovecho ese instante para tranquilizar el caos de emociones que su presencia despierta en mí, pero sé que debo mantenerme al margen. No puedo permitir que su galantería me arrastre tan rápidamente.Él sale del auto y da la vuelta, colocándose frente a mi puerta. La abre con un gesto elegante y extiende su mano para ayudarme a salir.La fachada del restaurante está adornada con enredaderas verdes que trepan por las paredes, las cuales añaden un toque de naturaleza y frescura al entorno. Las piedras lisas que completan la imagen, están cuidadosamente dispuestas en patrones geométricos, creando una apariencia moderna y elegante. El pasillo en tono crema, está iluminado por lámparas colgantes de estilo vintage, que proyectan una luz suave y cálida sobre los cuadros que decoran las paredes, dando la impresión de
Estoy tomando una ducha cuando escucho el inconfundible sonido de mi celular, que parece una sirena de alarma en medio del silencio. Me apresuro a salir llevándome furiosamente el Tapete, por lo que tambaleo y me sujeto al tendedero de la toalla que, gracias a Dios, es resistente y evita que caiga aparatosamente en el piso del baño. Maldigo por el inmenso susto que me llevo. Luego de envolverme en la toalla, salgo hacia la habitación donde mi celular seguía sonando sin parar. Ruedo los ojos al ver el nombre en la pantalla y deslizo mi pulgar para aceptar la llamada.— ¡Por tu culpa, casi me doy el mayor golpe de mi vida! —digo apenas acepto la llamada mientras me seco el cabello con una mano.Una voz cargada de sorpresa me recibe del otro lado de la línea.— ¿Qué pasó, Tita?Suspiro y le cuento del accidente que casi tuve hace unos segundos atrás.— Lo siento, nena. No creí que estuvieras en la ducha.— Es que debo ir a la oficina. — Digo resignada — Tengo preparar todo para la fusió