Adrien y yo nos encontramos tumbados en la cama, disfrutando de la tranquilidad de un domingo por la mañana. El sol se filtra suavemente a través de las cortinas. Sabiendo que él no tiene que ir a la oficina hoy, me siento tentada a convencerlo de que nos quedemos un poco más de tiempo en la cama. Después de un breve debate, logro persuadirlo de que me acurruque entre las sábanas. Estamos con las piernas entrelazadas y mirándonos de frente.— Me encanta estar así abrazados. — dice él mientras juega con los mechones de mi cabello. — Simplemente contemplándonos.— Desearía poder quedarme así contigo todos los días. — murmuro.Él me dedica una dulce sonrisa y nuestros labios se encuentran en un tierno beso. La simple acción de besarlo provoca una explosión de sensaciones en todo mi cuerpo, y él lo percibe, lo cual hace que el beso se vuelva aún más intenso y apasionado.Ganando confianza, me acomodo encima de él. Sus hábiles manos empiezan a trazar suaves caricias por mi espalda, y una
El día del juicio finalmente ha llegado y, conscientes de la importancia de este momento, nos levantamos temprano para estar preparados, ya que la cita está programada a las 8:30 am.Al llegar al juzgado, nos encontramos con el abogado fiscal y los abogados de Adrien, quienes nos esperan a la entrada. Hemos tenido oportunidad de hablar con ellos previamente y discutir los detalles sobre lo que tendremos que decir durante el proceso.En este caso, además de abordar el gravísimo delito de secuestro, también expondremos el incidente del accidente ocurrido. Gracias al arduo trabajo del detective, hemos logrado obtener una imagen nítida del rostro de Ericka capturada por una de las cámaras de seguridad del centro comercial, respaldada por el testimonio de algunos testigos presenciales. Estas piezas de evidencia serán fundamentales para respaldar nuestra versión de los hechos durante el juicio.La sala del tribunal está llena de expectación mientras todos esperan la llegada del juez. Los mu
Llaman a Adrien al estrado. Lo veo subir con su rostro serio. El abogado defensor se coloca frente a él, manteniendo una mirada intensa y penetrante, como si quisiera desafiarlo a través de sus ojos. — Puede decirnos, ¿cómo supo donde estaba su esposa? — pregunta.— Por supuesto — responde Adrien — desde el accidente de mi esposa, contraté a un detective para que buscara a la señorita Balens. Cuando estas personas me llamaron — dice señalando a Ryan y a Ericka — lógicamente le pedí que iniciara la búsqueda de mi esposa.— ¿Por qué no llamó a la policía? — vuelve a preguntar.— No quise poner en riesgo la vida de mi esposa — responde tranquilamente.— ¿No cree que la policía habría sido la opción más adecuada para garantizar su protección? —insiste el abogado defensor, tratando de sembrar dudas.Adrien toma aire antes de responder, manteniendo la calma en medio de la presión.— La verdad es que no confiaba mucho en la eficiencia del cuerpo policial. Necesitaba respuestas rápidas y, s
La brisa cálida y suave de la playa se cuela por el ventanal de nuestra habitación, acariciando suavemente nuestros rostros. Sentados juntos en el balcón, disfrutamos de unas merecidas vacaciones después de todo lo que hemos pasado juntos. Cada momento compartido aquí se siente como un regalo invaluable.Estos días de tranquilidad y alejados del bullicio del mundo exterior han fortalecido aún más el amor que nos tenemos. Cada instante vivido en este escape, ha sido un recordatorio de lo lejos que hemos llegado como pareja, desde aquel primer día en que nuestros caminos se cruzaron.Siento sus manos deslizarse por mi cintura mientras besa suavemente el lóbulo de mi oreja.— ¿En qué está pensando, señora Hamilton? — susurra en mi oído.— Estoy pensando en lo increíblemente feliz que soy — suspiro y sonrío. — y lo afortunada que me siento al amarte y ser amada por ti.Giro mi cuerpo hacia él, quedando frente a frente, nuestros ojos se encuentran y él me besa con ternura y luego con la pa
Pov. Adrien.En un principio, no tenía en mente enamorarme. Cuando conocí a Isabella, mi intención era tenerla como esposa únicamente para cumplir un propósito. Planeaba divorciarme de ella y alejarla de mi vida para siempre. Pero han pasado más de 5 años desde que tuve esos pensamientos y ahora paso cada día agradeciendo por la mujer que tengo frente a mí.Isabella ya no es solo el amor de mi vida, sino que también me ha dado la alegría de ser padre de un hermoso niño, mi pequeño David. Es asombroso cómo las cosas pueden cambiar tan drásticamente y cómo el amor puede transformar nuestras vidas por completo.— Papi — dice mi hijo mientras extiende sus bracitos.Lo levanto cuidadosamente y le doy un beso en su tierno rostro, él me corresponde con un besito.— Pequeño bromista — dice Isabella entre risas, mientras se acerca a nosotros — Sabes que a mamá no le gusta que corras.Ella le da un beso y él la abraza.— Tranquila amor — respondo con condescendencia — Solo quería llegar rápidam
— ¡Date prisa Isa!, los chicos nos están esperando. — oigo gritar a Tania desde abajo.— Ya casi estoy lista beba, en un minuto bajo. — contesto mientras termino de pintar mis labios y chequeo mi cabello. Decidí dejarlo suelto esta vez, para darle un toque de naturalidad y elegancia a mi look.Miro mi reflejo en el espejo, lo examino a detalle. Mi vestido beige es ceñido al cuerpo, un poco sobre las rodillas, dejando entrever una pequeña parte de mis muslos; unos tacones cerrados de color rojo completan mi atuendo. Me aseguré de que estuviera todo en su lugar, ajustando cada detalle para que se vea perfecto.Decido aplicar solo un poco de rímel en mis pestañas, dejando como protagonista a mis labios, los cuales lucen de un tono rojo intenso. Busco en mi cofre donde guardo mis prendas, unos aretes con detalles en rojo y una collar fino, de oro, con un dije en forma de lágrima en color rojo. Quería que cada detalle se complementara, para darle armonía a mi apariencia.Le doy una sonrisa
Dos años atrás:Me siento hechizado mientras la veo acercarse, sus caderas se mueven con gracia, contoneándose en cada paso. Sus ojos verdes y almendrados se encuentran clavados en los míos, atentos a las emociones que reflejo en mi rostro.Su sonrisa felina me recuerda lo mucho que le gusta que la observe acercarse, como una fiera acechando a su presa, sigilosa, decidida y con cautela.Se detiene frente a mí y toma mi mano, levanto la suya y la hago girar para admirar su belleza. Cuando vuelve a estar frente a mí, la tomo por la cintura y nos damos un beso apasionado que ella devuelve con intensidad y fiereza.Su lengua cálida y hambrienta me envuelve, al punto de casi devorarme. La sostengo firmemente por la cintura y mis caricias se vuelven urgentes mientras recorro cada curva desde su hombro hasta su cintura, pero una chispa de conciencia me recuerda que estamos en público.Llevo mis manos a su rostro y rompo el beso, ella abre los ojos y me mira con deseo, sus pupilas reflejaban
El gélido cielo de enero me abrazó con su gris melancolía esa mañana, como si reflejara mi estado de ánimo iba a la par con mis emociones. Sentí un escalofrío al mirar a través de la ventana de mi habitación mientras hacía el nudo de mi corbata con manos temblorosas. Me preparaba para el funeral de mi abuela, la mujer que me había enseñado todo lo que sabía sobre los negocios y la vida.Las palabras de mi padre resonaban en mi cabeza como un eco persistente: «me dijo que te heredaría sus acciones». Sabía las responsabilidades que acarreaba dicha acción, pero estaba preparado para ello. Al menos eso quería creer.Había compartido con Ericka la revelación que me había hecho mi padre y ella se mostró emocionada ante la idea de ser la pareja de un CEO. A pesar de ello, aún no lograba asimilar el hecho de liderar la cadena hotelera Hamilton, fundada por mi abuelo con esfuerzo y dedicación.Sin embargo, el día había llegado y hoy sería su funeral. Mi abuela había muerto después de una larga