— ¿Estás despierta?Espero unos minutos y recibo su respuesta.—Sí, tita. ¿Qué te inquieta tan temprano? ¿Tuviste una pesadilla?Sonrío al leer su mensaje. Me conoce tan bien que casi adivina por qué le escribo tan temprano.— No fue precisamente una pesadilla, pero sí un sueño que me dejó inquieta.— A ver mujer ¿De qué se trata? ¿Qué soñaste? — pregunta Tania con curiosidad.— ¿Recuerdas que te conté sobre mi cita? Soñé con Adrien.En cuanto envío el mensaje, suena mi celular con una llamada entrante de Tania. Suelto una risa al ver su nombre en la pantalla, su impaciencia era épica, y deslizo el dedo para contestar.— ¿Qué? — grita al otro lado del auricular, extendiendo durante unos segundos le “E”. —Hola, Tania.—Isabella Aurora, por favor, cuéntame todo — dice con voz emocionada —. ¿Fue un sueño erótico?Me ruborizo al escuchar su pregunta y me tapo la cara con la almohada.— No exactamente — digo con un suspiro —. Fue una cita en un restaurante francés. El mismo al que me dijo
Observo el reloj que está en la mesa de noche, del lado de mi cama. Son más de las nueve de la mañana. Me dirijo al baño a darme una ducha rápida para bajar y desayunar.Desciendo las escaleras y no veo a mis padres por ningún lado, lo cual me parece extraño, ya que es domingo. Normalmente, no suelen salir tan temprano un domingo.Entro en la cocina y el aroma del café recién hecho me invade. Me sirvo una taza y voy a prepararme unos huevos revueltos para desayunar. Mientras los cocino, mi celular suena con una notificación de Whatsapp.Cuando miro la pantalla, me sorprende ver un mensaje de Adrien. Inmediatamente, deslizo el pulgar por la pantalla y veo lo que escribió.— Buenos días preciosa, estoy ansioso por nuestra cita de esta noche.Siento cómo se me acelera el corazón y se me ilumina la mirada. Se me curva la boca en una sonrisa involuntaria. Él está tan ansioso como yo lo estoy por ese encuentro. Así que decido responderle.— Buenos días Adrien, también espero por nuestra cit
— Llegamos — interrumpe, sacándome de mis pensamientos con un tono enérgico.Miro por la ventana y veo que nos encontramos justo frente al restaurante.— Espera aquí un momento. Aprovecho ese instante para tranquilizar el caos de emociones que su presencia despierta en mí, pero sé que debo mantenerme al margen. No puedo permitir que su galantería me arrastre tan rápidamente.Él sale del auto y da la vuelta, colocándose frente a mi puerta. La abre con un gesto elegante y extiende su mano para ayudarme a salir.La fachada del restaurante está adornada con enredaderas verdes que trepan por las paredes, las cuales añaden un toque de naturaleza y frescura al entorno. Las piedras lisas que completan la imagen, están cuidadosamente dispuestas en patrones geométricos, creando una apariencia moderna y elegante. El pasillo en tono crema, está iluminado por lámparas colgantes de estilo vintage, que proyectan una luz suave y cálida sobre los cuadros que decoran las paredes, dando la impresión de
Estoy tomando una ducha cuando escucho el inconfundible sonido de mi celular, que parece una sirena de alarma en medio del silencio. Me apresuro a salir llevándome furiosamente el Tapete, por lo que tambaleo y me sujeto al tendedero de la toalla que, gracias a Dios, es resistente y evita que caiga aparatosamente en el piso del baño. Maldigo por el inmenso susto que me llevo. Luego de envolverme en la toalla, salgo hacia la habitación donde mi celular seguía sonando sin parar. Ruedo los ojos al ver el nombre en la pantalla y deslizo mi pulgar para aceptar la llamada.— ¡Por tu culpa, casi me doy el mayor golpe de mi vida! —digo apenas acepto la llamada mientras me seco el cabello con una mano.Una voz cargada de sorpresa me recibe del otro lado de la línea.— ¿Qué pasó, Tita?Suspiro y le cuento del accidente que casi tuve hace unos segundos atrás.— Lo siento, nena. No creí que estuvieras en la ducha.— Es que debo ir a la oficina. — Digo resignada — Tengo preparar todo para la fusió
Tania llega puntual y me saluda con un abrazo, moviéndolo de manera efusiva, mostrando entusiasmo en su rostro. Sin pedir permiso, le da un sorbo a mi café, llevando la taza rápidamente a sus labios.— ¡Oye! — Le reclamo al quitarle mi taza de las manos, frunciendo el ceño y cruzando los brazos.— Lo siento, lo necesitaba. Tuve un día de locos, no había tenido tiempo ni de tomarme un café — se disculpa encogiéndose de hombros. — Pobrecita, debió ser agotador. Podíamos haber dejado esta salida para otro día — Le digo con compasión, colocando una mano en su hombro y mirándola con ternura.Ella me mira con incredulidad, levantando una ceja y frunciendo ligeramente los labios. Su expresión de "¿Estás loca?" se refleja claramente en su rostro y suelto una risita.— ¿Qué dices? No me ibas a dejar plantada con las ganas — responde con una sonrisa traviesa.Levanta el brazo, moviéndolo de un lado a otro para llamar la atención de la camarera. Después de pedir su café, me mira expectante, inc
Llegamos al pie de un edificio imponente, cuya fachada gris se alzaba sobre nosotros como una muralla. La entrada era amplia y estaba flanqueada por dos hileras de pinos que se mecían con el viento. Por un instante, me sentí desorientada, pensé que me llevaría a uno de sus hoteles.Un vigilante nos saludó cordialmente al pasar, dirigiéndose a Adrien por su nombre. Deduje que vivía allí y me pregunté qué clase de vida tendría. El vigilante me miró con curiosidad y me deseó buenas noches, a lo que respondí con timidez.Adrien no soltó mi mano en ningún momento. Al llegar al ascensor, tira de mí con suavidad y me besa con urgencia, pero con dulzura. Me quita el aliento y le correspondo con la misma pasión. Sus manos acarician mi espalda baja, haciendo que me arqueé hacia él y que nuestros cuerpos se fundan.Nos separamos al oír el timbre del ascensor, que indicaba que habíamos llegado a nuestro destino. Las puertas se abrieron y él me toma de la mano, guiándome por un pasillo amplio, don
No salgo de mi estado de shock. Siento que estoy flotando en una nube. Todo me parece irreal, como si viviera en un sueño.Me remuevo inquieta en la cama, la mirada de Adrien está sobre mí, midiendo cada uno de mis movimientos. Me observa con atención, como si quisiera leer mi mente.— No tienes por qué responder ahora — dice con voz suave —. Quiero que sea especial. Quiero que conozcas a mis padres y que yo conozca a los tuyos. Quiero pedirte tu mano, como debe ser.Me clava la mirada, esperando una reacción. Asiento con un leve movimiento de cabeza, incapaz de articular una palabra.— Necesito que digas algo, Isa — insiste, con un dejo de preocupación.Aclaro mi garganta, intentando deshacer el nudo que me oprime.— Sinceramente, no sé qué decir, Adrien... Todo me parece un sueño. — Mi voz se escapa como un murmullo.— Lo sé, mi amor, pero tú me haces sentir así, no quiero ir despacio. Presiento que si no te pido que seas mía ahora, perderé la oportunidad de mi vida y no la tendré
Mis ojos se dirigen hacia la escalera, al notar un movimiento. Una mujer de mediana edad, de piel blanca y cabello castaño, de ojos hermosos, igual que los de Adrien, baja por los escalones. Le sigue un hombre de unos sesenta años, alto y atlético, también blanco, cabello negro y ojos café. Se acercan a nosotros con una sonrisa.— Que gusto conocerte Isabella, eres muy hermosa — exclama la madre de Adrien, dándome un beso en la mejilla y un abrazo cálido, que me hace sentir bienvenida.— Ella es Sophia Mills Hamilton, mi madre — interviene Adrien con orgullo — y él, es mi padre, Richard Hamilton — dice, señalando al hombre que se acerca con una sonrisa amable.— Un placer Isabella — dice el señor Richard, estrechando mi mano con firmeza.— Bueno, pasemos a sentarnos — propone Sophia, guiándonos hacia la sala.— Mamá, ¿Dónde están Carl y Rachel? — pregunta Adrien, mirando a su alrededor.— Están en camino cariño, a tu hermano se le hizo un poco tarde, pero avisaron que están por llegar