Mis ojos se dirigen hacia la escalera, al notar un movimiento. Una mujer de mediana edad, de piel blanca y cabello castaño, de ojos hermosos, igual que los de Adrien, baja por los escalones. Le sigue un hombre de unos sesenta años, alto y atlético, también blanco, cabello negro y ojos café. Se acercan a nosotros con una sonrisa.— Que gusto conocerte Isabella, eres muy hermosa — exclama la madre de Adrien, dándome un beso en la mejilla y un abrazo cálido, que me hace sentir bienvenida.— Ella es Sophia Mills Hamilton, mi madre — interviene Adrien con orgullo — y él, es mi padre, Richard Hamilton — dice, señalando al hombre que se acerca con una sonrisa amable.— Un placer Isabella — dice el señor Richard, estrechando mi mano con firmeza.— Bueno, pasemos a sentarnos — propone Sophia, guiándonos hacia la sala.— Mamá, ¿Dónde están Carl y Rachel? — pregunta Adrien, mirando a su alrededor.— Están en camino cariño, a tu hermano se le hizo un poco tarde, pero avisaron que están por llegar
— ¡Estoy tan emocionada con la idea! — exclama mi madre, con los ojos brillantes de ilusión mientras salta de emoción.Observo su reacción asombrada e inmediatamente, mi mirada se dirige a mi padre, solo para encontrar una mueca de incredulidad en su rostro. Siento un nudo en el estómago y me encojo en el mueble.Después de unos minutos de conversación, mi mamá nos mira con una sonrisa radiante, mientras mi papá nos observa confundido, fijando su atención en nuestras manos entrelazadas.— Bueno, solo quedan los preparativos para el anuncio del compromiso. Queremos que sea en un mes — dice Adrien, con voz firme y segura.— ¡Hay tantas cosas por hacer! — exclama mi mamá, frotándose las manos con entusiasmo.— Tranquila mamá — intervengo, tratando de calmarla — Sophia, la madre de Adrien, le pedirá a Jenna que se encargue de todo. Ella es una experta en la organización de eventos en los hoteles, así que estaremos en buenas manos.— Por supuesto, no se preocupe, señora Stella. Usted y mi
Luego de despedirnos de mis padres, volvimos al Penthouse. Me sentía algo abrumada con todo lo que estaba pasando. Miraba a Adrien manejar, deteniéndome en su perfecta mandíbula y la línea recta de su nariz. Sus cejas, su frente despejada, su cabello perfectamente peinado. No dejaba de ver lo atractivo que era y pensar que iba a ser completamente mío. Suelto un suspiro y Adrien se gira, con una sonrisa traviesa.— ¿Qué pasa, princesa? ¿Sueñas despierta? — Me pregunta, con un tono seductor — ¿Estás pensando en lo que vamos a hacer esta noche? — Tal vez... — le respondo, con una sonrisa coqueta. — ¿Puedes compartir tus ensoñaciones o aún siguen siendo confidenciales?Adrien me mira divertido y yo bajo la mirada, me sonrojo, pensando si decirle o no.— Te miraba pensando en lo atractivo que eres — sentía mis mejillas arder por la confesión, aun no lograba entender el poder que ejercía en mí — además de que pronto serás mío — mi voz termina en un leve murmullo.— Eres tú quien es hermos
Al principio estaba confusa, asombrada e incluso renuente, pero supiste entrar en mi mente, para luego bajar a mi corazón y comenzar a sentir, esa magia que llaman "amor".— ¿Cómo me veo? — le pregunto a las chicas, mientras me observo en el espejo de mano.— Estás hermosa Tita, a Adrien se le caerá la baba cuando te vea — exclama Tania con una sonrisa traviesa, mientras ajusta mi collar.Me mira directamente a los ojos, sin perder esa expresión pícara que se dibuja en su rostro, como si supiera algo que yo no.— Espero sea la baba lo único que se le caiga — murmura Kenia, alzando una ceja.Tania y yo nos volvemos a verla al mismo tiempo.— ¡Kenia! ¿Estás loca? Ese papacito aun no llega a los treinta — exclama mi amiga, con una risita nerviosa.— Así es — intervengo, tratando de alcanzar el tazón de papas fritas — y es algo que he sabido aprovechar muy bien.Las chicas me sonríen, me miran con picardía y terminamos riéndonos por mi comentario.— Lo mejor de todo, es que lo seguirás a
Mientras las palabras de Adrien se deslizan de sus labios, mis ojos se sumergen en la maravilla de su belleza y la profundidad de su mirada. Por un breve instante, aparto mi mirada hacia la multitud que nos contempla con expectación en sus rostros, y me siento la mujer más afortunada del universo.— En cada risa compartida, en cada abrazo reconfortante y en cada mirada llena de complicidad, he encontrado la certeza de que quiero pasar el resto de mis días a tu lado. En ese instante rememoré nuestro primer encuentro en su oficina. ¿Quién hubiera pensado que hoy estaríamos intentando sellar un contrato, pero esta vez para unir nuestras vidas?— Hoy, en este lugar cargado de significado para nosotros, me arrodillo ante ti con un anhelo profundo en mi corazón. ¿Isabella, aceptarías ser mi esposa y compartir conmigo una vida llena de amor, aventuras y complicidad? Quiero que seamos cómplices en todos los capítulos que restan por escribir en nuestra historia, y quiero hacerlo juntos, supe
Pov AdrienDespierto justo unos minutos antes de que suene el despertador. Observo a Isabella mientras duerme plácidamente, su belleza es deslumbrante incluso en el sueño. Su cabello azabache y sus ojos azules, heredados de su padre, la hacen aún más encantadora.Con cautela, me levanto, tratando de no perturbar el colchón para no despertarla, y me dirijo hacia el balcón. El aire es fresco pero no demasiado frío. Me quedo allí en silencio, sumido en mis pensamientos, sintiendo una angustia profunda. Me sentía atrapado entre la espada y la pared.Cojo mi celular y marco un número que me sé de memoria. Tardo unos segundos en contestar, pero finalmente lo hace una voz femenina al otro lado.— Buenos días, mi amor. ¿Fue tan mala tu noche que me llamas tan temprano? — dice aquella mujer con ternura.— No te hagas la ingenua, sabes perfectamente por qué te llamo — le susurro con voz tensa y nerviosa.— Lo siento, cariño. Quería ir a la celebración, no se me ocurrió otra forma, además, tu fa
En un beso suave y apasionado, cierro el capítulo perfecto que acabamos de escribir, sellando con ternura el punto clave de nuestra explosión de placer. Nos separamos y en el silencio, escucho el suspiro que escapa de sus labios mientras ella cierra los ojos, entregada al placer. Me recuesto a su lado, observándola detenidamente, y mi mano se desliza suavemente por su brazo, deleitándome en la textura sedosa de su piel.— Te amo, Adrien — dice Isabella con un suspiro, mirándome fijamente a los ojos. — Mucho más de lo que jamás he amado a nadie.— Yo también te amo, mi amor — le respondo con ternura, acariciando suavemente su mejilla. — Eres la mujer que siempre soñé tener a mi lado.— Me encantaría pasar todo el día pegada a ti, pero debo irme, mi amor. Quedé en reunirme con las chicas para ver los vestidos de damas de honor, y luego iré con mi madre a elegir los arreglos florales — explica, haciendo un puchero adorable.— Está bien, hermosa. Yo también tengo algunas cosas que hacer,
Su intensa mirada, es un rayo que me atraviesa el pecho y me roba el aliento, dejando mi cuerpo fascinado en cada encuentro, su rocío me inunda por dentro, llegando a los rincones más secretos. Fluye por mis venas el fuego de sus latidos.— Tita, ¿cómo me veo?— Preciosa, te dije que ese color verde agua quedaría perfecto, además resalta tus ojos.Ella se dirige al espejo con paso firme y se contempla con orgullo, el vestido es poco más abajo de las rodillas, con un poco de vuelo en la falda, y corsé con escote corazón. Unas sandalias de tirantes y tacón medio completan el atuendo de mis damas de honor.Ambas se sitúan delante de mí, esperando mi aprobación. Sus figuras resaltan a la vista; en el caso de Kenia, el escote realza su busto, por tenerlo más pronunciado. Las miro analizandolas y Kenia gira sobre sí misma, lanzando besos al aire y guiñando un ojo, como si fuera una modelo famosa en alguna pasarela.— Keny, quédate tranquila, no nos están tomando fotos — interviene Tania.—