En el jardín del hotel, los invitados se aglomeran en silencio, expectantes ante el inicio de la ceremonia. El sonido de los suspiros y los murmullos de admiración se mezcla con el suave murmullo del viento entre los árboles. Nuestros padres, con ojos llenos de orgullo y emoción, nos observan desde sus asientos reservados. Siento cómo la mano de Adrien aprieta la mía con fuerza y ternura, transmitiéndome su calma y amor incondicional.La música alcanza su punto culminante y se desvanece en un dulce silencio. El sacerdote, parado en el altar, nos mira con una sonrisa cálida antes de comenzar la ceremonia. Sus palabras reverberan en el aire, llenas de solemnidad y significado, dando un pequeño sermón sobre el matrimonio y la importancia de la unión en Dios. También hizo una lectura de las Escrituras y por último oraciones colectivas.— Adrien Sebastian Hamilton Mills, ¿quieres y recibes por esposa a la señorita Isabella Aurora Rasetti Di Caro? — pregunta el sacerdote, su voz resuena con
Con destreza, se deshace de mis pantys, besándome con un deseo que me estremece. Mis manos recorren su cintura, bajando su pantalón con habilidad, dejando expuesto su cuerpo desnudo y su imponente miembro ante mis ojos. Su lengua traza un sendero de fuego desde mi vientre hasta mi jardín íntimo, explorando con destreza ese punto de éxtasis que me hace temblar. Cual viajera intrépida, mis manos exploran cada centímetro de su espalda, y en ese instante, mi mente se pierde en la bruma, desatando una corriente incontrolable en cada rincón de mi ser.Como un río ascendente, su boca viaja por mi cintura deteniéndose en mi pecho con un suspiro de pasión, como si quisiera descubrir los secretos ocultos en cada latido. Finalmente llega hasta mis labios, consumiéndolos con pasión desenfrenada, mientras su cuerpo sobre el mío irradia calor. Sin resistencia alguna, noto cómo se abre paso con delicadeza, arqueo mi espalda para darle mejor acceso y lo recibo en mi interior.Inicia el balanceo con s
En los primeros momentos los suspiros de mi flaqueza se hacían gigantes, me encontraba enfrascada en una lucha interna. No obstante, entre aquel torbellino de emociones, una ilusoria victoria se esbozaba ante mí, como un destello de luz en la oscuridad, pero el destino, inescrutable, volvió a cruzar nuestros senderos en su divina danza.En el presente:—¡No puede ser! ¿Es Adrien? —exclama Tania, sorprendida.No puedo apartar la vista de él. Sus ojos cafés, tan hermosos como los recordaba, me envuelven una vez más. Me doy cuenta de que nunca realmente superé aquellos sentimientos, simplemente los había guardado en un rincón oscuro de mi mente. Ahora siento un nudo en la garganta, un vacío en el pecho y un escalofrío recorriendo mi piel. Todo regresa: los besos, las caricias, las promesas... y el dolor.Tania me sacude el brazo, buscando llamar mi atención.—Tita, es Adrien — vuelve a repetir con asombro—. ¡Oh Dios mío! Se acerca hacia aquí.Reacciono y dirijo mi mirada hacia Ryan y Wil
Después de despedirse del resto, se aleja con ese estilo peculiar al caminar, lleno de elegancia y arrogancia que siempre lo ha caracterizado. Me quedo petrificada en mi lugar, observando cómo finalmente sale del restaurante.Cuando me fui de la casa de Sophia, su madre, sabía que Adrien me buscaría y exigiría una explicación por haberme marchado sin escucharlo. Después de varios años, me había olvidado de cómo era su voz, pero no de su presencia intimidante. Me preguntaba cómo habrá sido su vida desde entonces y si Ericka lo amaba como yo lo había hecho. Esperaba que con el tiempo se hubieran olvidado de mí y estuvieran juntos, pero ahora no estaba segura de ello.— Tita, ¿estás bien? — interrumpe Tania, sacándome de mis pensamientos.— Sí, solo me di cuenta de que no estaba preparada para verlo nuevamente — respondo.— ¿Por qué querría construir un hotel en esta parte del país? Hay lugares con mayor turismo y mejor ubicados — comenta Ryan.— Sí, estoy de acuerdo con eso. Tal vez ten
Su voz resonó en el silencio, penetrando hasta lo más profundo de mí ser, helándome la sangre. Me giro despacio, y allí están sus ojos, destellando malicia. Mi corazón comenzó a latir acelerado mientras lo veo avanzar hacia mí, como un depredador acechando a su presa. Un nudo se formó en mi garganta, dejándome paralizada, preguntándome cómo demonios había logrado entrar a mi apartamento.Sus ojos evalúan cada gesto de mi rostro mientras lucho por encontrar mi voz. Camino hacia atrás lentamente, mis piernas ceden bajo la presión, hasta que mi espalda choca contra la fría pared. Él se acerca más y coloca sus manos a ambos lados de mi cuerpo, acorralándome por completo y haciéndome sentir vulnerable.— Hola, Isabella — susurra.Su suspiro acaricia mi piel, deslizándose como una caricia sutil y sus ojos me atrapan en su telaraña de fascinación. En su mirada se dibuja una picardía inquietante que provoca que mi estómago se contraiga en un nudo, como si estuviera bailando al compás de su en
Adrien, impecablemente ataviado con unos pantalones negros que se ajustaban a la perfección a su figura esbelta y un suéter azul claro que hacía resaltar aún más el intenso tono café de sus ojos, irrumpió en el pasillo. Su belleza era evidente, tan deslumbrante como de costumbre, y no pude evitar sentir cómo mi corazón se aceleraba en su presencia.Sin embargo, una mezcla agridulce de emociones se apoderó de mí. Por un lado, me embriagaba la alegría de admirar su indiscutible atractivo. Por otro lado, una voz interior me advertía de los riesgos que conllevaba permitir que mis sentimientos jugaran nuevamente en mi contra.He aprendido de experiencias pasadas que dejarse llevar por la pasión y la vulnerabilidad podía llevar a caminos inciertos y dolorosos. Consciente de ello, me armo de valentía y determinación, forjando un escudo protector alrededor de mi corazón, como piel de rinoceronte, dispuesta a no ser arrastrada una vez más por el torbellino de mis emociones.Mantener firme mi r
Llevo varias horas dando vueltas en la cama, los recuerdos de lo que pasó esa noche llegan en tropel a mi mente. Abro los ojos y me despierto lentamente, giro en la cama para quedar boca arriba. Mi mano busca instintivamente a Adrien, pero no está a mi lado. Froto mis ojos para despertarme por completo y busco con la mirada por la habitación.— Buenos días, preciosa — le digo, aun con voz soñolienta.— Buenos días mi amor ¿Cómo dormiste?— Descanse lo suficiente — contesto, soltando una pequeña risa aniñada — ¿Pensabas irte sin despedirte mi cariño? —pregunto, haciéndole un mohín.— Lo siento mi amor, no quería despertarte — contesta mientras lo veo frente al espejo, ajustando su corbata. — Es que te ves tan tierna dormida, que no quise interrumpir tu descanso. — añade y se acerca para darme un beso. Me aferro a su espalda y gentilmente me levanta en el aire. Nuestros labios se encuentran y lo beso con ternura, deleitándome en el suave roce de su lengua. Sin embargo se separa demas
Los ojos de Adrien se encuentran con los míos, y veo el remordimiento en su rostro.— No es nada importante, cariño, no es lo que piensas — dice con nerviosismo.Intenta acercarse a mí, pero en un movimiento brusco, me aparto. Siento el dolor y la incertidumbre que se apoderan de mí, preguntándome qué ocurrirá a partir de ahora.— ¿Y qué se supone que pienso? — grito furiosa, tratando de contener las lágrimas — Escuché claramente lo que dijo sobre exponer tus planes, además de acusarte de enamorarte de mí.— Isa, por favor, tranquilízate y déjame explicártelo.— Bueno, yo me voy de aquí, estoy de sobra en esta reunión de parejas — dice la rubia descaradamente.Se dirige a la puerta, pero antes de salir, se voltea hacia Adrien y le dice:— Ya sabes dónde encontrarme, mi amor.Le guiña el ojo y le lanza un beso, alejándose como si nada hubiera pasado. Me quedo paralizada, sintiendo una inexplicable necesidad de tomarla de su cabellera rubia y dañar su perfecto rostro de Barbie.Siento l