—¿Qué carajos…? —La voz ronca y contenida de Nolan cortó el aire como un cuchillo.Alaia sintió cómo un frío helado le recorría la espalda. Vio cómo las facciones de Nolan se endurecían aún más. Su mirada, antes llena de curiosidad, ahora estaba teñida de frialdad y desconfianza. Su corazón comenzó a latir descontroladamente, casi podía oír los latidos en sus oídos. La hoja en la mano de Nolan parecía un objeto tan simple, pero el contenido era devastador. “Me ha descubierto, diosa luna. ¿Y ahora qué hago?”, pensó con desesperación. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, atrapada entre el miedo y el deseo de tomar el papel antes de que él lo leyera completamente.Intentó acercarse a él, forzando una sonrisa que no llegaba a sus ojos, aunque su rostro delataba el terror.—Dame eso —pidió, tratando de mantener su voz calmada, pero la desesperación teñía cada palabra.Nolan dio un paso atrás, su semblante era frío e impenetrable. Sostenía el papel en alto, manteniéndolo fuera de su
Nolan se encontraba sentado en el borde de la cama, mirando la ventana sin realmente ver lo que había fuera. Todo parecía moverse lentamente, como si el mundo hubiera decidido darle una tregua, pero su interior era un torbellino de emociones. A pesar de la aparente fría calma que mostraba por fuera, su pecho estaba revuelto por un reverbero constante de sentimientos. ¿Y si todo lo que Alaia había dicho era cierto? ¿Y si su cuñada Agnes había robado a Logan?Las palabras de Alaia resonaban en su mente, pero no podía permitirse detenerse demasiado en los "y si". Lo único claro para él era que haría todo lo posible para obtenerlas, sin importar a quién tuviera que enfrentar.—No hay tiempo para sentimentalismos —se dijo en voz baja, mientras se ponía de pie con decisión.Si Alaia tenía razón, la clave estaba en el pasado. Las fotos del embarazo de Agnes podrían ser la primera pista para desmentir o confirmar lo que le había contado. No había mejor lugar para buscar esas fotos que en la
Alaia estaba acomodando unos libros en la estantería cuando escuchó el timbre. Abrió la puerta con una ligera sorpresa al encontrar a Nolan del otro lado. —¿Nolan? No esperaba verte tan pronto —dijo ladeando la cabeza, sintiendo un nudo formarse en su estómago.Esperaba verlo al día siguiente en el hospital, donde supuso que él le haría más preguntas. Sin embargo, algo en su semblante revelaba que la situación había cambiado, y la urgencia en sus ojos no pasó desapercibida para ella. Se apartó para dejarlo entrar, sintiendo cómo una mezcla de emociones se arremolinaban en su interior al ver sus facciones todavía endurecidas. Alaia no sabía qué esperar de su visita.Nolan entró sin decir nada al principio, observando la sala de la pequeña casa como si buscara algo que ni siquiera él tenía claro. Finalmente, cuando se giró para mirarla, sus ojos tenían un brillo que Alaia no lograba descifrar.—Busqué las pruebas que me diste... —su voz sonaba tensa, casi dura—. Y resultaron ciertas.
Por unos segundos, el silencio se apoderó del lugar. Alaia tenía los puños apretados sobre la mesa, pero se obligó a mantener la compostura. Su mirada, fija en Agnes, revelaba el esfuerzo que hacía para no dejarse llevar por el impulso de arrancarle la cabellera en ese mismo instante. Nolan, sin embargo, no pudo contenerse.Se giró bruscamente hacia su cuñada, su expresión seria y desafiante. Agnes, sin inmutarse, alzó una ceja, retadora.—No hagas ese tipo de comentarios, Agnes —dijo Nolan con firmeza, su voz era cortante.Alaia sintió un leve alivio al escuchar a Nolan intervenir, pero la furia contenida seguía ardiendo en su interior. Agnes, en cambio, no mostró ninguna señal de arrepentimiento. Se cruzó de brazos, fulminando a Alaia con la mirada. Estaba convencida de que su cuñado había caído en un hechizo, al igual que su marido. "¿Cómo puede Nolan estar tan ciego?", pensó Agnes, sus ojos destilando desprecio. Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Logan entró en la sala. E
El restaurante quedó sumido en un incómodo silencio tras la brusca salida de Agnes. El sonido de la puerta al cerrarse resonó en el aire, dejando un vacío solo roto por los crecientes murmullos de las personas alrededor de Alaia y Nolan. Las miradas furtivas de los presentes no pasaban desapercibidas para Alaia, pero lo que realmente le preocupaba era la amenaza que Agnes había dejado caer."Esto no se quedará así". Esa advertencia era más que una simple frase, era una complicación que podría afectar sus planes, y el nudo en su estómago lo confirmaba.Nolan, sentado a su lado, observó su rostro preocupado y se inclinó ligeramente hacia ella, hablando en voz baja.—No le temas a las amenazas de Agnes —dijo con seguridad—. Yo me voy a encargar de eso.Alaia lo miró, sus ojos reflejaban una mezcla de agradecimiento y duda.—No quiero meterte en problemas, Nolan —respondió, sin querer implicarlo más en ese embrollo.Él la miró con una seriedad que no daba lugar a discusión.—Ya estoy inv
El sol apenas comenzaba a asomarse por las ventanas del hospital cuando Nolan y Alaia ya se encontraban en el consultorio de ella, sentados frente a frente hablando en tono bajo.Nolan, con su expresión seria observaba con interés mientras Alaia repasaba sus planes. Sin embargo, solo mencionaba aquellos que involucraban a Agnes, cuidando de no revelar nada sobre Liam.—Lo que estás proponiendo tiene sentido —dijo Nolan después de un rato, asintiendo con aprobación—. Si logramos desacreditar a Agnes, su influencia disminuirá considerablemente.Alaia frunció los labios en una fina línea, como si pesara cada palabra antes de hablar. —Exacto. Solo espero que no sospeche demasiado —hizo una pausa antes de mirarlo a los ojos—. Nolan, necesito pedirte algo más. Él inclinó la cabeza, invitándola a continuar.—Quiero pasar más tiempo con Logan, pero necesito tu ayuda. Sé que no es una buena idea… —El tono de Alaia se fue apagando al ver cómo la expresión de Nolan cambiaba a una mezcla de cau
Alaia sintió cómo el estómago se le encogía, pero se obligó a mantener una fachada impasible. Frunció levemente el ceño, disimulando cualquier nerviosismo. —No, Nolan. Solo lo conozco desde que llegué a la manada —respondió con calma. Este la miró fijamente por unos segundos, evaluando cada palabra que salía de sus labios. No quería admitir en voz alta la sospecha que lo atormentaba: que su propio gemelo podría estar interesado en ella también. —Me pareció que... —se interrumpió, mordiéndose el interior de la mejilla. No era momento para sus celos. Finalmente, carraspeó y desvió la mirada. —Debemos tener cuidado a partir de ahora. Sobre todo con Agnes y Liam. No quiero que interfieran en nuestros planes. —De acuerdo —respondió Alaia, con la misma serenidad calculada. Ambos se despidieron, conscientes de que la situación se volvía cada vez más peligrosa, con secretos que amenazaban con salir a la luz en cualquier momento. *** Liam caminaba a grandes zancadas, sus pasos resonaba
Las palabras de Liam impactaron a Agnes como una bofetada. Su rostro palideció y sus manos temblaron, pero trató de mantener la compostura.—Soy tu Luna —espetó, con la mandíbula tensa—. Soy tu esposa, y como tal, tengo el derecho de preocuparme por tu bienestar y el de nuestra manada.—Conque eres mi Luna, ¿eh? —su tono era ácido—. Entonces dime, ¿dónde está el hijo que debías darme? Porque ambos sabemos bien que Logan no es tu hijo biológico. Agnes quedó congelada, su boca se abrió, pero no salió sonido alguno. La acusación la dejó sin aliento.—Liam, por favor, entiende...—¡No quiero entender nada! —gritó, acercándose aún más. Su voz estaba llena de desprecio—. En seis años, no me has dado un heredero. Si no cumples con tu deber de esposa y madre pronto, todo lo que hay aquí será para Logan. Y créeme, no querrás eso.Agnes intentó justificar el por qué no había podido concebir, pero sus palabras se enredaban en la furia de Liam.—¡El estrés! —gritó ella—. Desde que esa mujer lleg