Los días parecían interminables para Nolan, y cada uno se sentía como una batalla interna entre sus responsabilidades y su añoranza por Alaia. Su ausencia, sumada al arresto de Liam, generaba una tensión palpable en Silver Moon. Los murmullos de descontento, las miradas sospechosas de algunos consejeros y las protestas que se habían desatado en las calles empezaban a crear un ambiente asfixiante. Pero si deseaba ser respetado, Nolan debía mantenerse firme, sin ceder ante la presión.Una tarde, mientras revisaba los informes de la semana en su despacho, recibió una visita inesperada. Silas, uno de los miembros más antiguos del consejo, cruzó la puerta sin anunciarse. Nolan percibió de inmediato el nerviosismo en su mirada, que ocultaba bajo un semblante rígido.—Nolan —comenzó Silas, su voz con un deje de reproche—, creo que es hora de que tomes en cuenta la gravedad de tus decisiones. No estamos hablando de cualquier bribón preso, sino de tu propio hermano, ex Alfa de la manada. Hay
Después de un tenso silencio, uno de los consejeros asintió en señal de respeto, consciente de que Silver Moon merecía una mejor gestión por parte de un alma con corazón y determinación.—Entonces, esperamos que cumplas con lo que prometes, Nolan —dijo, asintiendo con resolución—. Si realmente estás en condiciones de liderar, la manada lo verá y serán cada vez más los que te apoyan.Muchos sabían que, bajo el poder de Liam, sus negocios sucios habían sido encubiertos y favorecidos. Y ahora, con Nolan decidido a erradicar esa corrupción, sus intereses se veían amenazados.Uno de los consejeros, visiblemente molesto, se atrevió a replicar.—Entonces, ¿quieres decir que el liderazgo de Liam fue un error? —su tono era de burla y desconcierto—. Él ha sido Alfa durante años, y sus decisiones siempre se han enfocado en el bienestar de la manada.—No, sus decisiones siempre se enfocaron en su propio bienestar —replicó Nolan sin pestañear, con una seguridad que lo hizo sobresaltar y dar un pas
El juicio de Liam se celebró en el gran salón de la manada, un lugar que en otros tiempos había sido testigo de reuniones, celebraciones y decisiones cruciales. Hoy, sin embargo, el ambiente era tenso, cargado de miradas que oscilaban entre la curiosidad y el juicio. Miembros del consejo y líderes de manadas vecinas observaban con atención, todos conscientes de la magnitud de lo que estaba en juego.Nolan se encontraba al frente, su postura firme y la mirada serena, observando a los presentes con una autoridad que parecía haber nacido con él. El anciano del consejo, quien había respaldado su liderazgo, inició el juicio.—Liam Ryker —pronunció su voz grave, y el eco de su nombre reverberó en el salón—. Hoy te presentamos ante la manada para responder por tus acciones y decisiones pasadas que han afectado la paz y estabilidad de Silver Moon.Liam, de pie en el centro, lucía pálido pero mantenía su altanería. Llevaba una expresión de desprecio mientras observaba a Nolan, sus ojos oscuro
Algunos ancianos eligieron el camino del retiro, entendiendo que su tiempo en el poder había terminado. Otros, sin embargo, decidieron someterse a las pruebas, con la esperanza de redimirse y de servir de manera honorable bajo el liderazgo de Nolan. —Agradezco a quienes se quedan y a quienes han decidido retirarse —dijo Nolan, con voz firme, al finalizar la reunión—. Cada uno ha tomado la decisión que considera mejor, y eso merece respeto. Pero de ahora en adelante, Silver Moon no será un lugar donde la corrupción y la traición tengan cabida.Poco a poco, estos cambios comenzaron a tener efectos visibles en la manada. La seguridad aumentó, y con ello, el comercio y los cultivos empezaron a florecer. Los cambios le devolvieron la esperanza a las familias que habían sufrido bajo la opresión del pasado.Sin embargo, entre los miembros de la manada, comenzaron a surgir rumores. Con el orden restablecido y la paz regresando poco a poco, algunos se preguntaban si Alaia, la mujer que una v
Mientras regresaban juntos hacia el auto, Nolan no podía evitar que su mente divagara un poco más allá, imaginando lo que el futuro les podría traer. Quería preguntarle a Alaia si aún había una oportunidad para ambos, pero sabía que no era el momento adecuado. La paciencia que había cultivado como líder también debía aplicarla en el ámbito personal, aunque le costara. Sin embargo, sus deseos lo traicionaban. Cada célula de su cuerpo anhelaba besarla, abrazarla y hacerle el amor como lo había hecho antes. Esa tensión entre lo que quería y lo que debía hacer era una batalla constante en su interior, una que estaba dispuesto a librar, porque ella estaba de vuelta, y eso ya era un paso adelante.—No puedo creer todo lo que ha mejorado este lugar —comentó Alaia con tono de admiración, mirando los paisajes a medida que se perdían en la carretera.—Hemos hecho grandes cambios en los cultivos y sistema de riego, la economía está mejor que nunca —dijo Nolan con una sonrisa—. Tu apartamento
El ambiente cambió apenas se cerró la puerta y la atmósfera adquirió un matiz casi eléctrico, cargado de algo no dicho, algo que ambos sentían pero ninguno había pronunciado.Nolan respiró hondo, intentando calmar el torbellino de emociones en su interior. Sabía que estaba en un momento decisivo, uno en el que tendría que decidir si arriesgarlo todo. Antes de que pudiera articular palabra, Nolan notó que Alaia se había acercado mucho a él, tanto que podía sentir su respiración contra su piel.–¿Qué haces? –preguntó Nolan, reprimiendo una sonrisa mientras su corazón palpitaba con fuerza.Alaia lo miró con intensidad, sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas, y su voz salió apenas en un susurro.–Creo que lo sabes, Nolan –dijo, sosteniendo su mirada con una determinación que le hizo tragar saliva.–¿Alaia… hay… hay alguna oportunidad para nosotros? –le preguntó, sus palabras estaban cargadas de esperanza.Alaia esbozó una sonrisa traviesa y le hizo un gesto con el dedo.–Cierra los
Frente a la chimenea, el calor del fuego danzaba suavemente, arrojando sombras en las paredes y envolviendo a Nolan y Alaia en una atmósfera cálida y serena. Ambos estaban envueltos en una manta, y Alaia, con la cabeza apoyada en el hombro de Nolan, rompió el silencio que los había acompañado por un largo rato.—¿Cómo fue todo desde que me fui? —preguntó con algo de cautela.—Cada día hay más simpatizantes en la manada —comentó él con un tono suave, casi como si no quisiera interrumpir la paz del momento. —¿Cómo se sienten respecto a los cambios?Nolan acarició su mano, entrelazando sus dedos con los de ella, su mirada se suavizó al recordar el esfuerzo que había puesto en consolidar su liderazgo.—Están emocionados, apoyan cada mejora que hemos implementado —respondió con una sonrisa satisfecha—. Aunque no todos estaban de acuerdo al principio, han visto los beneficios. Cada día, la manada Silver Moon se hace más fuerte.Alaia asintió, contenta, pero no pudo evitar expresar una in
La noche era oscura, apenas iluminada por la pálida luz de la luna llena que se asomaba entre las nubes. Los árboles en el bosque denso ondeaban con el viento, y las sombras parecían alargarse y retorcerse como si las mismas tinieblas quisieran atraparla. El silencio era roto únicamente por el sonido de su respiración entrecortada y el suave sollozo del bebé que sostenía entre sus brazos. Ella corría, el sudor le perlaba la frente y su cuerpo temblaba por el agotamiento. La criatura en sus brazos apenas tenía unas horas de vida, y cada vez que el bebé lloraba, su corazón latía más rápido, temiendo que el sonido atrajera a quienes la buscaban. —No... no puedo parar —se dijo a sí misma entre jadeos. Sus palabras eran apenas un susurro, pero le servían como mantra, una promesa que se hacía a sí misma y al pequeño ser que apretaba contra su pecho—. Debo protegerte... debo…No podía ceder. Sabía que si la encontraban, no mostrarían piedad.Sus pies descalzos se clavaban en las ramas ca