Luego de realizar los exámenes a Logan, el pequeño salió corriendo del consultorio de la doctora Grayson con su habitual energía. Alaia lo observó con una sonrisa ligera en los labios, pero su corazón latía a un ritmo más acelerado de lo normal. Liam, caminando detrás de Logan, notó la presencia de Nolan en la sala de espera. No era la primera vez que notaba la creciente cercanía de su hermano hacia la doctora, y eso le desagradaba profundamente.—¡Tío Nolan! —Logan se mostraba muy entusiasmado hacia él, cosa que hizo que Liam apretara la mandíbula, tenso.Nolan se enderezó al verlos salir del consultorio, y caminó hacia ellos con una confianza que irritó aún más a Liam. —¡Hola, campeón! —Nolan alzó a su sobrino, quien comenzó a reír, alzando los brazos.Alaia sintió una punzada en el pecho al ver esa imagen, pero mantuvo su rostro impasible.—Doctor Nolan —saludó con un leve asentimiento de cabeza.Nolan no respondió de inmediato, manteniendo sus ojos fijos en ella, como si intenta
Antes de que se fueran, Alaia, aprovechando el momento, les extendió una simple invitación.—Si no tienen planes esta tarde, podría llevar a Logan al parque. Estaré allí con mi hija, y podrían jugar juntos —sugirió con una sonrisa.Liam la miró fijamente por unos segundos, procesando la propuesta. Sabía que tendría que mentirle a Agnes, quien seguramente lo cuestionaría si lo descubría. Pero al mismo tiempo, la idea de pasar más tiempo con la doctora Grayson era demasiado tentadora.—Me parece una buena idea —respondió finalmente, con una sonrisa ladeada—. Logan también estará encantado de ir.Mientras se alejaban del hospital, Nolan, que había estado escuchando su conversación desde un rincón, decidió que era demasiado. Estaba claro que ese interés de Alaia era más personal. Sentía una creciente desconfianza, ya que para él, Logan no mostraba signos de anemia severa. Frunció el ceño y esto lo impulsó a querer descubrir qué estaba ocurriendo realmente.Nolan entró al consultorio co
Nolan intentó acercarse más a donde estaban Liam y Alaia con los niños, pero en su intento de mantenerse discreto, no vio una raíz saliente en el suelo y tropezó de manera aparatosa. Cayó al suelo con un ruido sordo, llamando la atención de todos. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para sacarle un gruñido de dolor mientras intentaba levantarse.Logan, al reconocerlo de inmediato, corrió hacia él, con una gran sonrisa en el rostro y una energía que no reflejaba la anemia que supuestamente sufría.—¡Tío Nolan! —gritó Logan, jalándolo del brazo—. ¡Qué bueno verte aquí! Tienes que conocer a mi amiga.Nolan, aún recuperándose de la caída, apenas tuvo tiempo de asentir antes de que su sobrino lo arrastrara hacia donde estaba Sally. Cuando Nolan la vio de cerca, no pudo evitar notar el sorprendente parecido entre los dos niños. Aunque Sally tenía rasgos más delicados y femeninos, la similitud con Logan era innegable. Los mismos ojos brillantes, la misma sonrisa traviesa, en fin,
—¿Qué carajos…? —La voz ronca y contenida de Nolan cortó el aire como un cuchillo.Alaia sintió cómo un frío helado le recorría la espalda. Vio cómo las facciones de Nolan se endurecían aún más. Su mirada, antes llena de curiosidad, ahora estaba teñida de frialdad y desconfianza. Su corazón comenzó a latir descontroladamente, casi podía oír los latidos en sus oídos. La hoja en la mano de Nolan parecía un objeto tan simple, pero el contenido era devastador. “Me ha descubierto, diosa luna. ¿Y ahora qué hago?”, pensó con desesperación. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, atrapada entre el miedo y el deseo de tomar el papel antes de que él lo leyera completamente.Intentó acercarse a él, forzando una sonrisa que no llegaba a sus ojos, aunque su rostro delataba el terror.—Dame eso —pidió, tratando de mantener su voz calmada, pero la desesperación teñía cada palabra.Nolan dio un paso atrás, su semblante era frío e impenetrable. Sostenía el papel en alto, manteniéndolo fuera de su
Nolan se encontraba sentado en el borde de la cama, mirando la ventana sin realmente ver lo que había fuera. Todo parecía moverse lentamente, como si el mundo hubiera decidido darle una tregua, pero su interior era un torbellino de emociones. A pesar de la aparente fría calma que mostraba por fuera, su pecho estaba revuelto por un reverbero constante de sentimientos. ¿Y si todo lo que Alaia había dicho era cierto? ¿Y si su cuñada Agnes había robado a Logan?Las palabras de Alaia resonaban en su mente, pero no podía permitirse detenerse demasiado en los "y si". Lo único claro para él era que haría todo lo posible para obtenerlas, sin importar a quién tuviera que enfrentar.—No hay tiempo para sentimentalismos —se dijo en voz baja, mientras se ponía de pie con decisión.Si Alaia tenía razón, la clave estaba en el pasado. Las fotos del embarazo de Agnes podrían ser la primera pista para desmentir o confirmar lo que le había contado. No había mejor lugar para buscar esas fotos que en la
Alaia estaba acomodando unos libros en la estantería cuando escuchó el timbre. Abrió la puerta con una ligera sorpresa al encontrar a Nolan del otro lado. —¿Nolan? No esperaba verte tan pronto —dijo ladeando la cabeza, sintiendo un nudo formarse en su estómago.Esperaba verlo al día siguiente en el hospital, donde supuso que él le haría más preguntas. Sin embargo, algo en su semblante revelaba que la situación había cambiado, y la urgencia en sus ojos no pasó desapercibida para ella. Se apartó para dejarlo entrar, sintiendo cómo una mezcla de emociones se arremolinaban en su interior al ver sus facciones todavía endurecidas. Alaia no sabía qué esperar de su visita.Nolan entró sin decir nada al principio, observando la sala de la pequeña casa como si buscara algo que ni siquiera él tenía claro. Finalmente, cuando se giró para mirarla, sus ojos tenían un brillo que Alaia no lograba descifrar.—Busqué las pruebas que me diste... —su voz sonaba tensa, casi dura—. Y resultaron ciertas.
Por unos segundos, el silencio se apoderó del lugar. Alaia tenía los puños apretados sobre la mesa, pero se obligó a mantener la compostura. Su mirada, fija en Agnes, revelaba el esfuerzo que hacía para no dejarse llevar por el impulso de arrancarle la cabellera en ese mismo instante. Nolan, sin embargo, no pudo contenerse.Se giró bruscamente hacia su cuñada, su expresión seria y desafiante. Agnes, sin inmutarse, alzó una ceja, retadora.—No hagas ese tipo de comentarios, Agnes —dijo Nolan con firmeza, su voz era cortante.Alaia sintió un leve alivio al escuchar a Nolan intervenir, pero la furia contenida seguía ardiendo en su interior. Agnes, en cambio, no mostró ninguna señal de arrepentimiento. Se cruzó de brazos, fulminando a Alaia con la mirada. Estaba convencida de que su cuñado había caído en un hechizo, al igual que su marido. "¿Cómo puede Nolan estar tan ciego?", pensó Agnes, sus ojos destilando desprecio. Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Logan entró en la sala. E
El restaurante quedó sumido en un incómodo silencio tras la brusca salida de Agnes. El sonido de la puerta al cerrarse resonó en el aire, dejando un vacío solo roto por los crecientes murmullos de las personas alrededor de Alaia y Nolan. Las miradas furtivas de los presentes no pasaban desapercibidas para Alaia, pero lo que realmente le preocupaba era la amenaza que Agnes había dejado caer."Esto no se quedará así". Esa advertencia era más que una simple frase, era una complicación que podría afectar sus planes, y el nudo en su estómago lo confirmaba.Nolan, sentado a su lado, observó su rostro preocupado y se inclinó ligeramente hacia ella, hablando en voz baja.—No le temas a las amenazas de Agnes —dijo con seguridad—. Yo me voy a encargar de eso.Alaia lo miró, sus ojos reflejaban una mezcla de agradecimiento y duda.—No quiero meterte en problemas, Nolan —respondió, sin querer implicarlo más en ese embrollo.Él la miró con una seriedad que no daba lugar a discusión.—Ya estoy inv