Iris. Sabía una cosa: Que no nos habían estado siguiendo esos dos y esperado la oportunidad para atacar. ¿Cómo lo sabía? Porque entonces ellos habrían notado mi presencia y buscado en el bosque. No me buscaban. Ahora tenía algunas opciones. Seguirlos para averiguar de dónde m****a habían salido o regresar por donde vinimos y encontrar al Alfa Supremo y su grupo. Ya me imaginaba mi reporte. "Drogaron a mis compañeros mientras yo atendía algunos remilgos de chica. Estaban vivos la última vez que los vi, ¿Habrá duraznos en la cena?" Comencé a moverme aledañamente al grupo de Renegados y por fin pude respirar bien. Fue un alivio después de algunos metros saber que mis pensamientos extraños sobre el reporte que le daría al Alfa fueron pequeñas alucinaciones causadas por la falta de oxígeno. Ahora, con la mente clara, podía decir que lo mejor que podía hacer era seguirlos y analizar la situación antes de que el grupo del Alfa (mis refuerzos) nos encontraran. Pero antes... Abrí
-Grr y chillidos para ustedes también. No es como si ésta hubiera sido mi primera opción, ¿Saben? - Gruñí saltando la siguiente raíz y tratando de equilibrar el peso de los dos oseznos en mis brazos con mi carrera endemoniada para no ser la cena de mamás osas. - Ustedes no son precisamente livianos. ¿Creen que cargarlos mientras escapo es fácil? Al menos ustedes no se congelan el trasero mientras huyen... Los rugidos furiosos a mi espalda cerraron mi boca y me concentré en correr por mi vida. ------ Minutos antes. ------- No estaba funcionando. Después de dos minutos de agitar los brazos como loca, los osos simplemente... me ignoraron. Incluso cuando puse en mi mano la mezcla de plantas que, en teoría, tendrían que hacer que fuera atractiva a sus narices. No, los osos estaban más ocupados siendo ridículamente pacíficos ante el peligro. Bueno, ciertamente, yo no era un peligro pero... ¡Demonios! ¿Por qué tengo que provocar a los osos para que vengan por mi cuello? Inclu
La cueva en la que me había metido era solo un largo pasillo que revelaba un enorme campamento al otro lado. Un montón de Renegados en diferentes estados de desnudez, podredumbre y barbarie se encontraron viéndome salir de la cueva para detenerme en seco.No sabría decir quién estaba más sorprendido.Ellos al ver mi lamentable estado y al osito en mis brazos o yo al ver todo tipo de construcciones de madera que contenían cadáveres para ilustrar para qué mierda servían.Mala idea. Definitivamente una mala idea que el Alfa Supremo no me perdonaría... si es que se enteraba.Creo que salimos de nuestro punto muerto cuando dos lobos pasaron por mi lado y se transformaron con expresiones de pánico en sus ojos.-¡Nos atacan! Mierda, ¡Un montón de osos nos atacan!Giré mi cara como si estuviera en un trance y me pregunté de qué demonios hablaban. Solo eran dos mamás osas enojadas porque había tenido la suerte de tomar a dos pequeños que no eran hermanos y...Un momento. ¿Dónde estaba el lobo
Miré extrañada a Co. -Ya está muerto, ¿Es necesario pegarle en las bolas? - Pregunté poniendo el frasco debajo de la nariz de Vi. -Muy... necesario. - Gruñó. Yo no dije más. Quizá ese lobo los había hecho enojar desde antes de que llegara. Uno a uno mis compañeros se levantaron y me ayudaron a desamarrar a los restantes. Cuando llegué a Gail, se levantó como un resorte y fue tras las tripas del cadáver. Con todos satisfechos por haber obtenido un pedazo del tipo (nunca mejor dicho), Ti nos llamó a reunirnos al rededor de la mesa en donde ya había hecho un mapa improvisado con la sangre de nuestro Renegado favorito. -Estamos aquí. - Dijo señalando un dibujo de casas detrás de una montaña. - El Alfa Supremo y el resto de nuestros compañeros se encuentra aproximadamente por aquí. -Señaló otro lugar lejano en la mesa. - Debemos salir y encontrarnos con él para reagruparnos y atacar este sitio... ¿Si, Iris? Yo había levantado mi mano. -Aunque estemos presentes todos los de
-¡No se separen!- Gritó Ti por encima de su hombro. En uno de nuestros raros momentos de corazón a corazón mientras me enseñaba a coser, me confesó que había sido un Beta hacía muchos años. -Dejé el puesto cuando perdí a mi pareja. - Susurró. - La vida no tenía sentido, mucho menos el querer arriesgar mi vida si no había nadie a quien quisiera proteger. Si no me he quitado la vida es porque sé que eso no habría hecho feliz a mi Susan. -Entiendo. - Murmuré. - Me alegro de que Susan no quiera su pronta muerte. Así que tenía sentido que fuera el segundo al mando del Alfa Supremo. Por lo que sabía, el resto de la manada habían sido civiles o guardias retirados. Ti era el único con experiencia para llevar una manada cuando un Alfa estaba fuera. Toda esa experiencia nos estaba ayudando a salir de aquí. Finalmente llegamos a donde los osos y los Renegados aún luchaban con ferocidad. Me di cuenta de que mis estimaciones sobre el número de osos no eran acertadas porque ya h
De cerca lucía mucho más enojado que de lejos. Ositos huérfanos... Ositos huérfanos... Me aclaré la garganta un par de veces antes de hablar. -Yo no había orinado antes de salir. - Solté antes de que el mar de verborrea invadiera mi garganta. - Así que me estuve aguantando un par de horas y eso se tradujo en una vejiga muy llena, ¿Sabe? Entonces fuimos todo lo lejos que pudimos en esas dos horas antes de hacer esa parada técnica en uno de los árboles más alejados que pude encontrar sin perderme porque, bueno, no quería que mis compañeros se preocuparan por mí y porque el hecho de que ustedes olviden que soy una dama no quiere decir que yo desee que ustedes me escuchen ir al baño. Lo entiendo, es parte de su naturaleza el sacar sus hombrías y hacer lo propio en una extraña exhibición de machos que nunca entenderé... Inhalé bruscamente porque todo lo había dicho de corrido. El Alfa no pestañeó, estaba demasiado inmóvil. -Eh... Si. Como decía, en cuanto terminé el llamado de la
Nos encontrábamos en medio del festival del amor con algunos compañeros convertidos en lobo que se peleaban por restregarse por mis piernas y otros peleando por ser el próximo en abrazarme cuando fuimos interrumpidos. -Si ya terminaron, es tiempo de irnos. - Dijo una voz a mi espalda y yo lo miré. El Alfa parecía un poco más calmado, pero el fuego en sus ojos aún estaba presente. -¿Necesita que lo cure, Alfa? - Ofreció Ef. -No es mía. El Alfa estaba cubierto, nunca mejor dicho, de una capa sangrienta. M****a, parecía haberse bañado en sangre. -Prepara todo para el líquido especial. - Dijo el Alfa a Ef y éste asintió. - Acamparemos en la manada Fire hoy; mañana por la mañana rastrearemos a los que huyeron. -Si, Alfa. - Dijimos al unisono. Le hice una seña a Gail para que me cargara y luego partimos todos juntos. El Alfa Supremo no me miró en todo el camino. Era un alivio y al mismo tiempo una preocupación al fondo de mi mente. Una hora después llegamos a nuestro destino. La
Sus dedos recorrieron suavemente la venda y yo dejé de respirar hasta que encontró cómo quitármela.Lo hizo lentamente, como si estuviera desenvolviendo algo delicado.La primera y la segunda venda cayeron hasta mi cintura antes de que simplemente las arrojara fuera de la bañera.-Bien. No te quedará cicatriz. - Murmuró tocando con las yemas de sus dedos las marcas de garras en mi espalda. -Ahora puedes abrir el grifo con agua caliente.Saliendo de la neblina que embotaba un poco mi cerebro, giré mi cara para mirarlo.-Pero sus cicatrices...-Agua. Caliente.Volví a girar mi cara y me estiré para abrir el grifo.Regulé la temperatura hasta una aceptable y luego me quedé quieta esperando sus instrucciones. Puede que saltara un poco cuando usó el mismo paño que usé en él. Frotó mi espalda y me pasó un jabón que no había visto.-Lava tu cuerpo.Yo detuve el brazo que me ofrecía el jabón porque llamó mi atención y giré mi cabeza para verlo.-¿Puedo?-¿Qué?-Lamer su herida.Me miró fijam