-¿A dónde mierda crees que vas con solo una toalla? - Gruñó en mi oreja y yo sentí un escalofrío. - Ponte tu ropa antes de salir.Se apartó de mi espalda lentamente mientras yo trataba que el corazón no se me saliera del pecho.-Solo son nuestra manada y un montón de lobas allá afuera, dudo que se traumaticen por ver mis piernas desnudas. -Murmuré aún sin girarme.-Me acabas de dar un sermón sobre mi desnudez.-Y usted solo se quedó con la parte en la que le confieso lo inexperta que soy con el sexo masculino. -Por supuesto que no. También escuché lo segundo, aunque no deberías de preocuparte por eso; ni siquiera iba a salir desnudo, me iba a poner la toalla sobre las caderas y buscar la primera habitación disponible. Me giré y lo miré arqueando una ceja.-Yo lo sigo viendo desnudo.Él solo señaló mi pila de ropa y me dió una dura mirada.Caminé obedientemente hacia allí, no quería seguir presionando al macho que estaba claramente al límite; me vestí a toda prisa y luego salí sin da
Liberó mis muñecas pero no apartó la mano de mi cuello. Aun así yo dejé mis manos justo como las puso sobre mi cabeza. -La forma en que quieras morir es cosa tuya, Vomi. Dejaré de meterme en tus alegres intentos de suicidio. -Se apartó de mí, se sentó al borde de la cama y me dió la espalda. Lo vi llevar sus manos a su cara para restregarlas un par de veces. Podía ver la lucha de su cuerpo por controlarse. - Vas a tener un castigo público, sin embargo. Mañana estaremos algo ocupados cazando a los idiotas que escaparon del sitio que encontraron, así que después de eso... Me levanté y me arrodillé detrás de él antes de pasar mis brazos por su pecho para abrazarlo y recargar mi frente contra sus omóplatos. Él se tensó. Acaricié lentamente sus pectorales y él me gruñó. -Vi a gran parte de mi manada ser masacrada sin piedad frente a mis ojos. La impotencia de no poder haber hecho algo en ese entonces me carcome por dentro. - Dije cerrando los ojos y tragando saliva. - Una gran pira de
Liam. -Mañana lo averiguaremos. Vomi se quedó dormida en segundos y la observé con incredulidad. Ella ponía mis nervios de punta, me hacía rabiar, me hacía reír, me hacía preocuparme... todo en un jodido día, pero ella podía dormir sin preocuparse del mar de emociones que seguían ardiendo en mi interior. Increíble. Ya sabía yo que no tenía instinto de supervivencia... ¿Acurrucarse y dormir con el que era seguramente el macho más peligroso del continente cuando se enojaba? Solo un grano de arena a la lista de cosas que ella no poseía. Coloqué mi cabeza sobre la suya y llevé una de mis manos a su cabello para comenzar a acariciarla. Un ritual que había hecho desde la primera noche en que ella se aferró a mí. ¿Exceso de confianza en que no me aprovecharía de ella? Quizá.No es como si lo fuera a hacer de todos modos; ella era parte de mi manada y mía para proteger. Se lo había dicho en serio: No la desterraría a menos de que cometiera un crimen o me traicionara.La manada la ado
Lo odiaba, de verdad que si. Si pudiera darme el lujo de tener una compañera, ella sería la más digna de las hembras. A mí me importaba una mierda esa marca, ¿Por qué a otros no? Suspiré. Por supuesto no la pondría en la posición más peligrosa del continente. De hecho, eso fue de lo primero que me habló Nuestra Gran Madre cuando la convoqué después de subir como Alfa Supremo. -Serás de mis mejores Alfas. - Susurró dándome una ligera caricia en la mejilla. - Estoy segura de que tú marcarás la diferencia entre mis hijos que han perdido en camino. Ahora, escúchame con atención porque cada Alfa Supremo solo tiene un par de minutos para hablar conmigo en el campo terrenal. -Si Gran Madre. - Susurré incrédulo al saber que no había soñado la cosa de morir y regresar. -Tu misión es importante, así que tendrás grandes retos que cumplir. Lo lograrás porque tu sentido del deber y visión sobre el bien y el mal no están equivocadas. Sin embargo quisiera advertirte sobre tu compañer
Contrariamente a lo que podrían pensar, ella solo tenía este ligero aroma cuando estaba conmigo llevando la máscara de cicatrices. No lo entendía al principio porque ya me había confesado que me encontraba atractivo sin ellas, sin embargo la primera vez que percibí eso... Quise gruñir por lo bien que olía. Nunca hizo un movimiento al respecto y podía continuar con una conversación con toda naturalidad, así que yo también ignoraba lo que significaba la mayor parte del tiempo. Era un macho saludable, por supuesto que me afectaba pero no era un animal salvaje sin autocontrol.Cuando encontré al grupo más temprano... Gruñí al recordar lo que había sido para mis nervios el verla con un hombro más abajo de lo que debería y ropa diferente.Solo había una razón para que ella se pusiera la ropa de alguien más y eso me hizo rabiar. ¿Qué mierda había pasado?Lo sabía. Mi intuición me decía que algo andaba mal pero creí que era por el fiasco de haber llegado a un acantilado con mi grupo. Lo
Iris.-¿Iris? ¿Puedo pasar? - Preguntó una voz lejana sacándome levemente de mi sueño.-¿Y por qué le preguntas a ella?- Dijo el Alfa Supremo en voz alta.Abrí un ojo.¿Cómo es que siempre termino sobre su pecho?-Pasa, Ti. - Dije cerrando el ojito y acurrucándome nuevamente.-¿Qué pasa, Ti? - Preguntó el Alfa después de haber sido ignorado.-La dueña de la manada acaba de terminar de preparar el desayuno. Pensé que a Iris le gustaría saberlo. - Dijo divertido.Mis ojos se abrieron por completo.-¿Desayuno? Demonios, ¡Si!Comencé a apartar la sábana de nuestros cuerpos para luego salir de la cama. Fue cuando me di cuenta de que el Alfa seguía en toalla.-Oye Ti, ¿No habrá unos pantalones que...?-Ya me adelanté, Iris. - Dijo Ti arrojándole un par al Alfa junto a una playera que robé de inmediato. - También he traído una nueva máscara para cubrirle su bonito rostro de bebé y me encargué de que la dueña de la manada dejara de gritar más temprano cuando encontró tirado en el baño el "tro
-¡Gracias por hacerme ver mis errores, Alfa! - Grité sobre su espalda. ¿Castigo público? Humillación pública, más bien. Otro golpe en mi trasero me hizo chillar. -De nuevo, y quiero que esta vez lo sientas, Vomi. -¡Gracias por su castigo correctivo, Alfa! ¡Lo pensaré dos veces antes de hacer tonterías y.... ! ¡Ay! -Sigue sin sonar convincente. Llevaba al rededor de quince minutos golpeando mi trasero con su palma mientras él corría en medio de la manada. Pensé que estaba bromeando cuando me cargó sobre su hombro y me dijo que me azotaría para que comenzara a arrepentirme. Seguí en negación hasta que su enorme mano empezó con el castigo. No sabía quién estaba más divertido, si el Alfa o mis compañeros, así que solo cerré los ojos y supliqué piedad. -¡No desobedeceré a mi Alfa! ¡Seré buena! ¡Seré... ! ¡Ay! -Patético, Vomi. Apreté mis puños contra su espalda. -¡Oh, Alfa! ¡Estoy tan arrepentida! ¡Agradezco mi castigo! -¿De verdad? -¡Mucho! ¡Mi trasero siemp
La luz del sol me deslumbró levemente. -Tenemos una misión, Vomi. - Dijo el Alfa con tranquilidad sin girar a verme. - Ve. Entonces soltó mi mano y echó a correr para transformarse en lobo. "Eh, si. Adiós a usted también." Pensé mientras sacudía la cabeza. Tenía dos opciones: Obsesionarme con lo que acababa de pasar o dejarlo en el fondo de mi mente hasta que tuviera un tiempo a solas y mi manada no me lanzara miradas de reojo. Opción dos será. Me dirigí un poco más lejos de donde ya se encontraban el resto de los chicos moviendo y arrojando cosas al azar para adentrarme en la primer tienda maloliente del lugar. Ni siquiera estuve ahí tres segundos antes de salir. Nada mejor para distraer la mente que un cuerpo sin piel sobre la unica mesa que había dentro. Bueno, eso no me interesaba. El Alfa dijo que teníamos que buscar cosas relevantes y dudaba que a eso fuera a lo que se refería. En la segunda tienda tampoco pude respirar bien pero eso se debía al nauseabundo