Capítulo 103.

Sus dedos recorrieron suavemente la venda y yo dejé de respirar hasta que encontró cómo quitármela.

Lo hizo lentamente, como si estuviera desenvolviendo algo delicado.

La primera y la segunda venda cayeron hasta mi cintura antes de que simplemente las arrojara fuera de la bañera.

-Bien. No te quedará cicatriz. - Murmuró tocando con las yemas de sus dedos las marcas de garras en mi espalda. -Ahora puedes abrir el grifo con agua caliente.

Saliendo de la neblina que embotaba un poco mi cerebro, giré mi cara para mirarlo.

-Pero sus cicatrices...

-Agua. Caliente.

Volví a girar mi cara y me estiré para abrir el grifo.

Regulé la temperatura hasta una aceptable y luego me quedé quieta esperando sus instrucciones.

Puede que saltara un poco cuando usó el mismo paño que usé en él. Frotó mi espalda y me pasó un jabón que no había visto.

-Lava tu cuerpo.

Yo detuve el brazo que me ofrecía el jabón porque llamó mi atención y giré mi cabeza para verlo.

-¿Puedo?

-¿Qué?

-Lamer su herida.

Me miró fijam
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