Capítulo 96.

Yo era algo así como la pequeña hermana que a veces se convertía en macho, por lo que me dejaron participar en su cosa masculina de golpear sus brazos.

-¡Tú puedes, Iris!

Golpe.

¡Ay!

-Usa el movimiento que te enseñé.

Golpe.

Mierda, dolía.

-Recuerda ir por sus bolas.

Golpe.

No más.

Por supuesto, cuando catorce lobos pasaron a desearme "suerte" solo a mí me dieron ánimos o consejos sobre qué hacer en caso de ver a un Renegado.

¿No podían hacerlo sin la parte de golpear mi brazo? Brutos, eso eran.

No les bastaba con que tuviera que estar presente cuando sus cuerpos se liberaban. No, ellos me querían ahí como si de verdad fuera un lobo macho.

Lo apreciaba pero...

-¡Ay!

Ef se rio antes de sacar por encima de su cabeza una de las dos bolsas enormes que llevaba. Me la dió.

-Empaqué todo lo necesario para que puedas tratar a cualquier lobo ya sea para curar o para provocar daño. El límite es tu imaginación.

-Gracias. - Dije poniéndome la correa antes de cubrir mi pobre brazo. - Espero que a
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