-¿Y?-Y nada. Sus razones debe tener para ocultar su rostro. Razones que no me conciernen, así que todo esta bien entre nosotros si es lo que quiere saber. Me miró buscando algo en mi rostro. Después asintió.-No era mi intención engañarte, simplemente es la primera vez que alguien en la manada no tiene buen olfato y yo no era consciente de ello.Hice un gesto con la mano para quitarle importancia.-Muchas cosas tuvieron sentido en los últimos días y, por lo que me dijeron también, la manada pensaba que ya lo sabía por lo que no vieron la necesidad de decirme nada.Me sonrió lentamente y mi interior se apretó.-De hecho, creo que le debo un par de disculpas.-¿Ah si?-Si. - Dije mirando hacia abajo. - He estado hablando mal de usted frente a usted y ahora me siento un poco idiota.Él se echó a reír.-Creo que era más que evidente cuando le llamaban Azz. - Dije sintiendo cómo poco a poco el calor subía a mis mejillas. - "A" y "s". Alfa Supremo... en serio es que era tan evidente...É
-¡Ay! - Dije poniendo mi mano sobre mi frente antes de ver feo al Alfa Supremo. - ¿Es necesario que me avientes piedras mientras trato de no ahogarme? -Muy necesario. Lo dijo con seriedad, pero hasta aquí podía ver la diversión en sus ojos. Me quité el pelo mojado de la cara y comencé a nadar hacia la orilla. Cuando salí, palmeó un lado del suelo junto a él y yo solo me tiré ahí disfrutando del calor del sol.Prácticamente toda la manada insistió en que se tomara algunos días de descanso después de casi morir. El tipo solo se encogió de hombros y dijo que estábamos exagerando.Sin embargo, no había estado patrullando, entrenando o yendo a misiones. Se veía mejor, así que supuse que solo lo hacía para que dejáramos de preocuparnos por él. -Cinco minutos, después vuelve al río. -¿Por qué me torturas? - Pregunté gimiendo. - Ni siquiera querías ayudarme a esto. -Bueno, ya que insististe tanto en ahogarte, creo que es mi deber asegurarme de que cumplas tu objetivo. Giré mi cabe
Gail y el Alfa corrían por el bosque a velocidad vértigo.Yo solo me dediqué a agarrarme fuertemente a la espalda del Alfa para no morir. Carajo, creo que había subestimado la velocidad de Gail. No sabía que podría seguirle fácilmente el ritmo al Alfa Supremo.Ahora entendía por qué el Alfa incluso se tomó una hora extra para llegar a la manada.-Baja, Vomi. - Dijo cuando por fin se detuvieron. - Es momento de que comiences a mostrarme todo el amor que hay en tu corazón.Gail se echó a reír porque sabía que yo había estado enfurruñada todo el camino y que el Alfa hablaba sarcásticamente.Tomé el brazo que me ofrecía y pegué mi pecho a su codo.-Anímate, te conseguiré algo de comer. - Dijo Gail con una sonrisa en mi dirección.Yo le mostré mi dedo más bonito y eso solo lo hizo reír.Después de caminar por unos buenos cinco minutos, por fin una patrulla dió aviso a nuestra llegada.-Síganme, por favor. La manada los espera. - Dijo uno de los guardias con una pronunciada reverencia.Eso
-La insultó, Luna. - Dijeron algunas en murmullos sin despegar la vista de mí. -¿Y? Ustedes me insultan aún más al no decirme qué m****a estaba pasando en mi propia casa. - Gruñó ella. - Si no es porque el idiota se emborrachó y me confesó sus estupideces, yo no me hubiera enterado. ¿De verdad tan poco confían en mí? Ellas se vieron avergonzadas, la Luna solo gruñó. -Bien, si no confían en mí no lo tomaré personal. Yo soy la primera en decir que fui muy estúpida al no ver las señales... señales, más no tengo pruebas. Las necesito, necesito que me ayuden a que el Alfa pague por sus crímenes.- Dijo y miró a todas y cada una de las presentes. Yo solo observé con curiosidad lo que harían a continuación. - Y, como un pequeño consejo, yo no tocaría ni un solo cabello de esa hembra. El Alfa Supremo me envió aquí para decirles que cualquier insulto o violencia hacia ella sería pagado con sangre. Enseguida las lobas se alejaron un par de pasos de mí. Evité poner los ojos en blanco. -Lo ten
Las lobas habían dicho que seguido se veían Renegados a las afueras de la manada, así que el Alfa Supremo decidió que valía la pena investigar al respecto. Gracias a unas cuantas preguntas que le hizo a la Luna antes de que matara al Alfa, sabíamos que en los últimos meses se habían estado acercando al territorio. -Dijo que más allá de los negocios estúpidos de su pareja, los avistamientos de Renegados han sido frecuentes en esta zona. - Murmuró el Alfa rastreando con su nariz los alrededores. Yo me había recostado contra un árbol porque aún estaba en pañales en cuestiones de rastreo. -¿Nos quedaremos en la manada un tiempo revisando los distintos senderos? -No en ella pero si cerca. Hay demasiadas huellas aquí y podríamos encontrar uno de estos llamados "campamentos" cerca. -Se transformó en humano y se cruzó de brazos. - Este y Oeste. Tendré que dividir a la manada en dos grupos para seguir ambos rastros. Yo bostecé. No porque fuera aburrido, sino porque el entrenamiento
Yo era algo así como la pequeña hermana que a veces se convertía en macho, por lo que me dejaron participar en su cosa masculina de golpear sus brazos.-¡Tú puedes, Iris!Golpe.¡Ay!-Usa el movimiento que te enseñé.Golpe.Mierda, dolía.-Recuerda ir por sus bolas.Golpe.No más.Por supuesto, cuando catorce lobos pasaron a desearme "suerte" solo a mí me dieron ánimos o consejos sobre qué hacer en caso de ver a un Renegado. ¿No podían hacerlo sin la parte de golpear mi brazo? Brutos, eso eran.No les bastaba con que tuviera que estar presente cuando sus cuerpos se liberaban. No, ellos me querían ahí como si de verdad fuera un lobo macho.Lo apreciaba pero...-¡Ay!Ef se rio antes de sacar por encima de su cabeza una de las dos bolsas enormes que llevaba. Me la dió.-Empaqué todo lo necesario para que puedas tratar a cualquier lobo ya sea para curar o para provocar daño. El límite es tu imaginación.-Gracias. - Dije poniéndome la correa antes de cubrir mi pobre brazo. - Espero que a
Vi la espalda de mi mejor amiga mientras intentaba disimular que su pequeña vejiga no iba a estallar en el próximo minuto. No pude evitar sonreír. Siempre había sido así desde que la conocí. Sacrificándose, no queriendo dar molestias a los demás, tímida en ocasiones, una boca que no guardaba sus pensamientos... pero un enorme corazón. -Siempre he tenido curiosidad. ¿Son familia? - Preguntó uno de nuestros compañeros y yo aparté la vista de Iris. -Si. Era la respuesta corta a nuestra relación. Ella era la unica familia que me quedaba. Perdí a mis padres siendo un cachorro a manos de los Renegados. De hecho recuerdo muy poco sobre ellos. Mamá olía a leña quemada y carne de venado, mientras que papá olía a bosque... y eso es todo. Sé, por lo que me dijeron años después, que la manada tuvo un ataque de Renegados en el que varias familias completas fueron exterminadas antes de que el Alfa y los guardias pudieran expulsarlos. Para cuando eso sucedió, ya habíamos cuatro c
Iris. Sabía una cosa: Que no nos habían estado siguiendo esos dos y esperado la oportunidad para atacar. ¿Cómo lo sabía? Porque entonces ellos habrían notado mi presencia y buscado en el bosque. No me buscaban. Ahora tenía algunas opciones. Seguirlos para averiguar de dónde m****a habían salido o regresar por donde vinimos y encontrar al Alfa Supremo y su grupo. Ya me imaginaba mi reporte. "Drogaron a mis compañeros mientras yo atendía algunos remilgos de chica. Estaban vivos la última vez que los vi, ¿Habrá duraznos en la cena?" Comencé a moverme aledañamente al grupo de Renegados y por fin pude respirar bien. Fue un alivio después de algunos metros saber que mis pensamientos extraños sobre el reporte que le daría al Alfa fueron pequeñas alucinaciones causadas por la falta de oxígeno. Ahora, con la mente clara, podía decir que lo mejor que podía hacer era seguirlos y analizar la situación antes de que el grupo del Alfa (mis refuerzos) nos encontraran. Pero antes... Abrí