El Alfa Supremo y yo nos acomodamos en el escritorio del tipo y revisamos las finanzas de su manada desde que heredó el puesto hasta el día de ayer. Siete largos años de registros en los que lo unico que quedaba claro era que la Luna odiaba vestir, calzar y comer como una plebeya pues la mayor parte (si no es que casi toda) la paga del Alfa y el presupuesto asignado para la casa de la manada pasaba y era gastado por sus garritas. Además de su insano gusto por la langosta, no era sospechosa de nada... aún. Ni ella ni la manada. Me estiré gimiendo por las largas horas que pasamos revisando documentos. -¿Cansada? -Nunca había visto tantos números solo para comprar zapatos. No me extraña que la loba nos vea mal; creo que al Alfa le vendría bien un segundo trabajo para mantener a su pareja medianamente feliz. El Alfa dejó sobre el escritorio los últimos papeles. -Y es por esa razón que no creo que solo le haya abierto las puertas a ese Renegado para curarlo y mandarlo lej
Le pedí que me llevara a un lugar en donde vendieran duraznos porque yo era una adicta que necesitaba mi dosis diaria y eso aligeró el ambiente. Por supuesto, no me había olvidado del tema. -Cuando tenía tu edad, mi mamá también salía cuando creía que nadie la estaba viendo. Mi sitio favorito para esconderme y espiar fue un viejo tronco que había detrás de la casa de la manada. - Dije con suavidad pendiente de nuestro entorno. No quería que oidos curiosos escucharan por casualidad. Por fortuna, el camino estaba despejado y solo un par de lobos trabajadores caminaban de aquí para allá. -¿Nunca te descubrió? - Preguntó con interés. -Por supuesto que lo hizo. Nunca he sido la más sigilosa del mundo. - Dije con una risita. - Estuve castigada por meses. Nada de postre ni jugar con mis amigos. -Mamá aún no me descubre. -Murmuró cabizbaja. - Ya no quiero que salga. -¿Por qué? ¿Te deja mucho tiempo sola? Ella negó. -Desde que recuerdo a ella no le gusta mucho estar conmigo,
-Tienes que trabajar en la parte de "sigilo", Vomi. -Susurró en mi oído. - Prácticamente les anunciaste que estabas aquí.-Le aseguro que no escuchan una mierda, Alfa. - Dije con un bufido.La loba había tardado unas buenas tres horas en salir "furtivamente" del lugar. La seguimos a solo diez minutos fuera del territorio de la manada antes de que se encontrara con un Renegado.Sorpresa, sorpresa.Ambos se escondieron en una jodida cueva y desde entonces lo hacían como conejos. El Alfa. Supremo y yo solo escuchábamos el espectáculo.De hecho estaba aprendiendo mucho sobre cómo gemir, por eso me acerqué aún más a la cueva, tenía que tomar notas porque en los últimos días yo había tenido que hacer muchos de esos sonidos.Perfeccionaría la técnica, estaba segura.-Están por terminar, debemos ocultarnos. - Dijo con un suspiro. - Después nos ocuparemos del Renegado y tendrás esa cena.-Si, señor. ¿Me desnudo ahora?-Por última vez, no es necesario... calla y escóndete.La loba salió poco de
Siguió enojado todo el tiempo que duró nuestro corto viaje a un lugar más cercano a la cueva. -¿Crees poder matar a los lobos de ahí adentro tú sola? - Preguntó en voz baja y mortal. - Me encantaría tener el placer, pero uno de los dos debe descubrir qué m****a es el campamento cuatro y, sin ofender, aún corres muy lento. -Puedo y no me ofendo. - Respondí con suavidad. Nos quedamos quietos esperando a que el lobo elegido saliera y dejara a los otros tres a mi merced. Realmente no podría con ellos en un mano a mano... aún, pero tenía un par de ases bajo la manga que no necesitaban de mí y de la sangre en mi ropa. Era nueva y ya le tenía cariño. En cuanto el lobo salió muy contento, el Alfa apretó mi hombro como despedida y se transformó para seguirlo. Después de que ambos partieron, comencé a forzar la vista para ver mi entorno. Solo necesitaba un par de ramas y una pequeña llama. Aún conservaba mi último frasco de cosas divertidas que había hecho en Thunder, así que si podía
Mi objetivo claramente no era el perder al lobo. Era imposible con mi actual velocidad.Solo tenía que comprobar si el tipo había inhalado un poco de lo que dejé en la cueva.¿Cómo averiguar esto?Bueno, el primer síntoma de intoxicación es la disminución de los reflejos musculares. Miré detrás de mí por un segundo y maldije. El tipo ya me seguía y no parecía para nada afectado.Sin falta de respiración ni alteración de su vista tampoco porque podía saltar con facilidad las raíces de los árboles.Conclusión: No aspiró una mierda.Tendría que usar mi encanto, habilidad y cerebro.Inhalé y exhalé para prepararme mentalmente antes de detenerme abruptamente y girar con la pierna en alto.Mi golpe no era lo suficientemente fuerte como para derribarlo, pero si para sacarle el aire al tomarlo desprevenido. Rápidamente me puse a su espalda y trepé para poder sujetarme de su cuello con ambos brazos. Luego usé mi propio peso para apretar hacia arriba y hacia atrás.Clavé mis talones en la mita
-¿Le creyó? - Pregunté con curiosidad al siguiente día después de que el Alfa Supremo me despertara para ir a desayunar.-Ni una mierda. En sus palabras: "La Luna de esta manada es perfecta en todos los sentidos", por lo tanto, no se atrevería a prostituirse con los Renegados, vender información de la manada o traicionarlo. - Dijo con voz neutral. - Perfecta... mi trasero.Yo asentí.-Totalmente de acuerdo, no he visto un trasero así nunca. - Dije y él se echó a reír. - No tengo mucha experiencia con las Lunas, pero hemos estado en un par de manadas en las que no veo tan "perfectas" a sus Lunas. -Nuestra raza se está yendo a la mierda. - Dijo con un gemido sufrido. - Y lo peor de todo es que nos toca a nosotros arreglar estos desastres.Llegamos al restaurante y fuimos puestos en una mesa en seguida. Pedí la mitad del menú ante la mirada divertida del Alfa Supremo.-Menos mal que no se encuentra solo. - Dije quitándole hierro al asunto.-¿Te estás ofreciendo a acompañarme a revisar e
Durante la primer hora de nuestro regreso, llegaron las lobas "tímidas" que solo pasaban por ahí para ver si el Alfa necesitaba algo.Mi mensaje en la puerta no fue suficiente para disuadirlas, y después de las primeras tres que quisieron meterse a la fuerza en la habitación, opté por una estrategia más... activa.-Disculpe el ruido. - Susurré hacia la cama antes de sentarme frente a la puerta, cerrar los ojos y comenzar a gemir.Algunas lobas aún así tocaron la puerta, así que solo gemí más fuerte. Eso bastó para la segunda hora... hasta que intentaron colarse por la ventana.Para este punto yo ya estaba de muy mal humor. ¿En serio no tenían dignidad?Paseaba de un lado a otro gimiendo sobre las proezas sexuales del pedazo de carne más grande que había conocido en mi vida, pero quizá eso fue una mala estrategia porque intentaron colarse a la habitación con más fuerza.Harta de la situación, salí de la habitación y caminé directo hacia la oficina del Alfa.-¿Puede hacer algo con sus
-Lobo malvado... grosero... egoísta... mereces la muerte y... -Vomi, el tipo dejó de moverse desde hace unos dos minutos. ¿Crees que puedas dejar su cadáver y ayudarme? - Preguntó el Alfa Supremo del otro lado del campo de batalla. Él se encontraba rematando a los moribundos mientras yo me concentraba en patear al jodido lobo delante de mí. Le di una última patada y miré hacia el Alfa. -Estoy enojada. -El Renegado y yo lo notamos. - Dijo con suavidad. - ¿Terminaste de descargar tus frustraciones? Yo negué con la cabeza. -Estoy súper tentada a volver y rematar a unas cuantas lobas. -Controla tu fuego, Vomi. Creí que tu venganza era contra otra manada. Yo lo pensé por un par de segundos. -Quizá me encargue de ellos y luego corra hacia aquí para terminar lo que empecé.-Te alcanzaría en dos segundos.Hice un puchero y él suspiró.-¿Qué es lo que te hizo enojar? Y por el amor de Nuestra Gran Madre, deja ese cadáver en paz.-Él empezó. Me miró feo.-Golpeaste sus bolas, ¿Esperaba