-¿Alfa? - Murmuré. Él gruñó pero no abrió los ojos. -Alfa, hay un montón de cachorros viéndome dormir. - Susurré tratando de esconder mi cara entre las sábanas que nos cubrían. Otro gruñido, cero reacción. Hice un puchero. -¡Alfa! - Exclamé un poco más alto y él abrió un ojo. - Los cachorros... -Te observan mientras duermes, si, ya te escuché la primera vez. - Gruñó volviendo a cerrar su ojo. - Solo para aclarar: Llevan horas mirándonos. Mis ojos se abrieron. -¿Por qué? -Salvaste su vida, te vieron llegar al territorio como si estuvieras muerta y se preocuparon. Solo diles que estás bien y se irán. Me quité por fin las sábanas para observar mejor la situación. Reconocía vagamente algunas caritas ansiosas. -Hola. No contestaron, solo miraron fijamente hacia mí. Incómodo. El Alfa gruñó de nuevo. -Les dije que no estaba muerta. -Su lengua colgaba. - Dijo una de las cachorras. -Su pelo es un desastre. -Sus brazos... -Está bien, está bien. - Dije cortand
Me dieron algo de ropa y rechazaron tomar el dinero del Alfa Supremo aunque lo ofrecí. En esta manada lo respetaban muchísimo. Eso era bueno, me ahorraba tener que pelear contra lobas que querían un pedazo de carne. Y tampoco tocarían mi culo.Yo solo veía ventajas en esta visita.Los cachorros se fueron con la loba a tomar sus lecciones diarias que, convenientemente, se habían saltado para velar por mi salud, así que regresé con el Alfa para llevarle el desayuno y una nueva playera. Esta me la quedaría, estaba segura de que no lo iba a notar.Abrí la puerta de la habitación y el Alfa Supremo ya estaba despierto. Sus enormes brazos se encontraban sosteniendo el peso de su cabeza en una pose relajada. -Buenos días. - Dije entrando y cerrando la puerta. - Le he traído comida y algo para que no le saque un ojo a las lobas de la manada cuando mueva su pecho.Me dió una sonrisa.-Gracias. ¿Eso significa que no voy a recuperar mi playera?-Eso significa que le compré una nueva que combi
-Si, ya tiene edad y el tamaño suficiente como para que empecemos con su entrenamiento. - Dijo Ef estrechando los ojos hacia Cleo.Él también era parte del club "toleramos al ave porque es tu mascota, pero eso no implica que aguantemos que siga sin dejarnos dormir un día más".Si, Cleo necesitaba aprender modales. No veía mal que estuviera alerta y cuidando de Gail y de mí, pero podría ser un poco menos... ruidosa al respecto. Ni siquiera sabía por qué mierda lo hacía; antes de irme de "viaje" con el Alfa Supremo, ella era una criatura dulce y callada.Más temprano, Rep había pasado por nuestra cabaña solo para ser atacado por Cleo. Para mi sorpresa, él no se mostró molesto, solo sometió a la pobre y me dijo que esperaba que no me sentara sobre mi trasero mientras más de la mitad de la manada se iba de misión.-Por supuesto que no. - Dije inocentemente. - Entrenaré y seré buena.Me miró como si no me creyera antes de soltar a Cleo y llevarse a Gail junto al resto.Nos dejó cuidando el
Sin pensar, me arrojé hacia adelante y amortigue el golpe con mi cuerpo.Enseguida sentí su empapada playera. Aquello no era sudor.-¡Joder! - Exclamaron los machos y lo quitaron de encima de mí.Rapidamente lo desnudamos y examinamos sus heridas: Grandes arañazos en el pecho, mordidas en sus piernas... y le faltaba algo que parecía ser una herida de cuchillo justo por encima de su cadera izquierda.Mierda de las mierdas.Ti salió rápidamente para preguntar qué mierda pasó. No quería un resumen, sino toda la jodida historia sin endulzar.-Necesitamos del frasco rojo que no sé preparar. - Dije rápidamente mientras Ef se cruzaba de brazos. Se veía pálido, justo tan pálido como nuestro Alfa.-No servirá en él. - Susurró. Debía de ser inmune o alguna cosa. Tomé un trapo limpio y un balde de agua para comenzar a limpiar la sangre seca y ver la totalidad de sus heridas.-¿Con qué empezamos? ¿Qué hay que preparar?No me contestó, así que giré mi cara hacia él.Él negaba con la cabeza mient
Me provoqué el vómito poco después. Cuando ya no hubo nada que vaciar, corrí hacia la mesa para preparar lo mismo que le había dado al Alfa. Ciertamente sin un lobo no sabía si el efecto sería el mismo conmigo, pero no me arriesgaría. Aún debíamos de vivir los dos. Preparé tres frascos más de bebida y me tomé dos. -Abran la boca del Alfa. Eso hicieron y me ayudaron a verter un segundo frasco por su garganta. Esperaría algunos minutos para que su cuerpo absorbiera un poco antes de provocarle el vómito. -Usted es más fuerte que esto. - Dije tomando su mano. No de forma romántica o para consolarlo, si no para fijarme en si las puntas de sus dedos ya se encontraban azules pues era síntoma de que estaba a un paso de la muerte. Dedos normales. -Llevaré esto afuera, ¿Necesitas algo más? - Preguntó Co con suavidad sosteniendo el cubo que yo había usado. -Si. Dile a Ef que traiga su culo de regreso, debemos de encontrar un antídoto. No hizo comentarios antes de salir. -He
Liam. -No quiero pelear contigo. - Gruñí en la cara de mi hermano. Él sonrió. -Por supuesto que no. - Dijo divertido arrastrando las palabras. El alcohol fuertemente presente en el aire. - Sabes que te ganaría en un duelo. Es por eso que eres tan cobarde como para dejar que haga lo que quiera en la manada. Cobarde y patético. ¿En serio creíste que dejaría mis juegos por un par de amenazas tuyas? Lo aparté de un empujón y me dirigí a la mazmorra que estaba debajo de la manada con el sonido de su risa maniaca a mis espaldas. Dos años atrás, padre había muerto sin anunciar quién de los dos tomaría el puesto de Alfa. Él lo deseaba mas que yo, así que simplemente declaré que mi hermano era el nuevo Alfa ante la manada y luego me retiré con el grupo de caza. Creía que sería más útil como cazador que como Alfa, así que ni siquiera lo dudé. Mi hermano hizo una fiesta que duró al rededor de una semana. Celebró su nombramiento y al terminar, declaró que lo primero que haría se
Liam. Arrastré el cuerpo de mi hermano hasta su oficina después de asegurarme de conseguir algo de ropa para las cachorras. Ni era mucho, solo lo que pude conseguir limpio del armario de mi hermano. Ellas se acobardaron al acercarme, así que puse la ropa en un rincón y les pedí que la usaran. En cuanto me alejé lo suficiente, ellas tomaron la ropa. Miré a mi al rededor y luego pasé mis manos por mi cara. La oficina era un desastre. Botellas de alcohol, restos de comida y papeles esparcidos. -Joder, ¿Es que acaso estás haciendo tu papel de Alfa? - Gruñí en dirección de mi hermano antes de tomar un par de papeles. En teoría ahorrábamos mucho en comida y en pieles para usar como abrigos o cobertores para el invierno ya que mi grupo y yo la cazábamos, así que cuando vi en aquellos papeles que mi hermano había estado pidiendo prestado dinero a las manadas cercanas volví a gruñir. Para cuando mi hermano se despertó, me hervía la sangre. -¿Uh? ¿Qué pasó? -¿De qué manada
Liam. Fue una mañana mientras me reunía con los guardias que patrullaban los límites del territorio que llegaron los Renegados. No a atacar, sino a visitar. Mandé a dos guardias a que le avisaran a mi hermano. Me tensé y les pregunté qué m****a querían aquí. -Hablar con tu Alfa. - Dijo con una sonrisa uno de ellos. - Somos viejos amigos. -Los Renegados no son bienvenidos en nuestra manada. - Dije interponiéndome en su camino. - Regresen por dónde vinieron. Uno de ellos me chasqueó la lengua. -Será mejor que te apartes antes de que lo lamentes. -No lo creo. Había tensión en el ambiente. Estaba listo para dar una pelea de ser necesario. -Hey, no hay necesidad de la agresión. - Dijo mi hermano detrás de mí colocando una mano en mi hombro. - ¿Qué desean, caballeros? -Tenemos un negocio entre manos y queríamos saber si estás interesado. Yo gruñí. -¿Un negocio, dicen? - Preguntó mi hermano y pude escuchar el interés en su voz. -Hermano... - Dije con una clara advertencia y