Capítulo 75.

Durante la primer hora de nuestro regreso, llegaron las lobas "tímidas" que solo pasaban por ahí para ver si el Alfa necesitaba algo.

Mi mensaje en la puerta no fue suficiente para disuadirlas, y después de las primeras tres que quisieron meterse a la fuerza en la habitación, opté por una estrategia más... activa.

-Disculpe el ruido. - Susurré hacia la cama antes de sentarme frente a la puerta, cerrar los ojos y comenzar a gemir.

Algunas lobas aún así tocaron la puerta, así que solo gemí más fuerte.

Eso bastó para la segunda hora... hasta que intentaron colarse por la ventana.

Para este punto yo ya estaba de muy mal humor. ¿En serio no tenían dignidad?

Paseaba de un lado a otro gimiendo sobre las proezas sexuales del pedazo de carne más grande que había conocido en mi vida, pero quizá eso fue una mala estrategia porque intentaron colarse a la habitación con más fuerza.

Harta de la situación, salí de la habitación y caminé directo hacia la oficina del Alfa.

-¿Puede hacer algo con sus
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