Capítulo 67.

Había escondido una cosita en mi mano que sería de utilidad.

Dudaba que el Alfa Supremo se molestara por mi iniciativa.

Era parte de mi encanto.

Me senté sobre el estómago del Renegado e hice una mueca de asco. ¿Todos tenían que oler tan mal?

Le quité la venda que cubría la parte de arriba de su pecho y solté un silbido bajo.

El tipo no tenía ni siquiera fuerza como para sacar sus garras. No me extrañaba viendo que tenía un agujero; casi le sacan el corazón del pecho.

-Lindo trabajo. - Murmuré. - Ahora, ¿Quieres ser bueno y decirme por qué atacaron al Alfa Supremo o prefieres ésto?

Sin darle un aviso, tomé lo que había preparado con plantas y se lo puse directamente sobre la herida. No mucho, solo la cantidad mínima como para que supiera que estaba hablando en serio.

El lobo puso los ojos en blanco durante unos tres segundos antes de que gritara tan fuerte que tuve que tapar mis oídos.

Accidentalmente también dejé caer el frasco y algo de ello cayó en sus heridas. ¡Ups!

Esp
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