-Y ahí estaba yo luchando contra el río que hacía "fiuuuu" y también "buuuum" mientras llevaba a cuestas al Alfa. - Dije dramáticamente. - Trataba de acercarme a la orilla, pero la cascada asesina tenía otros planes...

La noche había caído y contábamos historias de las peleas que tuvimos en los últimos días al rededor de la hoguera.

Comimos un par de ciervos (que sabían muy bien) y Ef nos mostró algo interesante que había estado guardando para una ocasión especial: Vino.

Lo había hecho con algunas vayas silvestres, paciencia, tiempo y no sé qué más. Para cuando comenzó a describir el proceso, yo ya estaba en mi tercer cuenco de la cosa más increíble que había tomado en mi vida. Así que no le había puesto mucha atención, la verdad.

El primer barril se acabó tan rápido que quise llorar. Menos mal que Ef había hecho cinco, cosa de la que supimos después cuando suspiró y pidió ayuda para traer todo lo que tenía.

Muy buen lobo, quizá a él no le pintaría otra flor.

Para cuando