Yo no tenía experiencia en quemaduras, pero Ef si. Rápidamente me indicó qué hacer.Co estaba inconsciente y realmente pensé que le había caído un rayo, pero Ef me aseguró que esos dejaban otro tipo de daño.Más allá de un par de heridas, encontrarse helado y quemaduras en su rostro y parte del torso, no había nada más.-Un rayo debió caerse después del impacto del rayo y apresó su cuerpo. Las quemaduras surgieron cuando el árbol comenzó a incendiarse, me imagino. - Dijo Ef aplicándole más ungüento a la zona de su pecho con peor pinta. - Estará bien en pocos días.Un árbol incendiándose...En cuanto terminamos con Co, fui directa al Alfa Supremo.-Muéstreme sus manos.-Estoy bien.-Muéstreme. Sus. Manos.Lo hizo a regañadientes y yo le gruñí.Aún con poca luz en el rincón al que decidió retirarse, podía ver la carne viva en sus palmas.-Ya me lo suponía. - Dije estrechándole los ojos. - ¿Acaso volverá a esperar que adivinemos que se encuentra herido?-No es grave...-Así como tampoc
El problema no era la evidente emboscada, el problema era que el último grupo al que habíamos enfrentado tenían algunos trucos bajo la manga. Esperaba que este grupo no usara cosas extrañas para inmovilizar a sus víctimas, pero nunca se sabía.Comencé a moverme rápidamente preparando algunos venenos mientras el Alfa me cubría con su cuerpo; podría o no ser necesario, sin embargo no me arriesgaría.-Yo los distraeré mientras tu regresas con la manada. - Susurró tan bajo que creí que no me estaba hablando. -No voy a dejarlo solo. Sobre todo cuando ni siquiera los escuchó venir. - Repliqué importándome una mierda que me gruñera.-Vomi...-No.-Miren lo que nos trajo el viento, chicos. - Dijo una voz masculina. -¿Una pareja perdida?El Alfa me tomó por los hombros y me abrazó a su costado.Otros hombres comenzaron a salir del bosque a nuestro al rededor. -¿Una pareja? ¿Exiliados? - Dijo otro acercándose.El Alfa gruñó con advertencia.-Quizá estén buscando ser Renegados. - Dijo otro in
No encontramos el rastro del Alfa Supremo tampoco al siguiente día. La lluvia había disminuido lo suficiente como para que pudiéramos ver mucho mejor hacia adelante, pero tristemente sin éxito.Cada charco, cada par de metros llenos de lobo y troncos caídos no ayudaban en nuestra búsqueda.Ni siquiera nos dimos tiempo para dormir o comer mientras volvíamos sobre nuestros pasos y poníamos en marcha de nuevo el plan del Alfa Supremo: Formación en abanico y a buscar en cada jodida roca de nuestro camino.Nosa guiábamos bajo dos premisas:La primera, que el Alfa Supremo había desaparecido tras el rastro del grupo de Rengados que lo querían muerto.La segunda, que el Alfa Supremo había llegado hasta el grupo de Renegados que lo querían vivo.Yo rezaba porque fuera la segunda y no la primera.-Ellos dijeron que al Sur se estaba quemando un árbol y con él algo del bosque y por ese motivo se tuvieron que desviar y nos encontraron. - Dije con frotando mi cara con frustración.Había estado rem
Tres días. Pasaron tres días antes de que volviéramos a tener una pista. No es como si no peináramos el jodido bosque; incluso investigamos por encima de los árboles sin éxito. Cloe tampoco regresó en ese tiempo. No me preocupaba. Si ella quería ser un ave libre, podría serlo. Solo lamentaba que no me hubiera ayudado una última vez. Nos encontrábamos al rededor de una hoguera improvisada. El ambiente tenso no era nada que ver con las risas en nuestro territorio; cada uno estaba perdido en sus pensamientos. Incluso había escuchado susurrar a otros que lo más probable era que lo estuvieran torturando y que recibiríamos "esa" llamada pronto. Mi esperanza aún no disminuía. No es que estuviera siendo la más optimista de la manada, sino que si contemplábamos las posibilidades, creía que fuera más probable que quien quiera que lo haya capturado lo necesitara vivo. Ya lo hubieran matado de ser de otra manera. Durante nuestro tiempo buscándolo, yo no había podido dormir.
El viaje tardó al rededor de un día. Cleo solo se detuvo para cazar algo rápido antes de seguirnos guiando. -Esta área no recuerdo que la hayamos visto en nuestro camino hacia el Este. - Murmuré en los brazos de Gail. -No. - Estuvo de acuerdo. - Quizá nos desviamos porque yo tampoco recuerdo este enorme río. -Extraño. - Dije mirando nuestro entorno. - Quizá porque rodeamos aquella montaña en vez de atravesarla directamente. Ti había dicho que, en la prisa por huir de nosotros, seguramente los Renegados no habrían atravesado dicha montaña sino que prefirieron un camino menos accidentado para que siguieran teniendo ventaja sobre nosotros. Cleo simplemente pasó por encima así que eso hicimos nosotros también. O más bien Gail, yo hubiera tardado una eternidad. El río al que Gail se refería tenía un buen caudal y sospechaba que era profundo. Menos mal que Cleo no se dirigió directamente hacia allí porque parecía peligroso. Nada que ver con el dulce y helado río de nues
La cabeza del Alfa Ayax rodó por la alfombra ante los ojos atónitos de todos. -Mató... ¡Mató a su padre! - Gritó una de las lobas de mi manada que sostenía mi velo. -¡Corre! ¡El yer... yerno mató a su suegro! Los invitados corrían en todas direcciones, los gritos resonaban por toda la sala. Me sorprendió ver a mi nueva pareja sacudiendo sus garras para limpiar los restos sangrientos de ellas, por lo que me quedé quieta en un primer momento. A mí lado, mi hermana menor tembló de miedo. -¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ MATÓ A MI PAPÁ, POR QUÉ?! -Grité en cuanto me recuperé de la impresión. El me miró con una sonrisa siniestra. -¿Por qué? No hay razón, lo maté porque quise. Jeremías se lamió la sangre de sus garras sin apartar la vista de mis ojos. -Ahora te toca a ti, mi querida Luna. Di un tembloroso paso atrás, pero no había hacia dónde correr. -¡Guardias! ¡Guardias! Grité y apreté con fuerza la mano de mi hermana. Pero nadie me contestó, todo se volvió en caos. Mi
Algo húmedo corría por mi cara. Sentía el peso de algo aplastandome. Yo... podía sentir. Creo que eso era indicativo de que no estaba muerta, ¿No es así? Entonces, era tiempo de sobrevivir. Poco a poco reuní información de mi entorno sin abrir los ojos. El sonido de algo siendo arrastrado seguido de algo al ser arrojado... y más peso sobre mi cuerpo. -¡¿Qué demonios están haciendo?! ¡Ya están muertos! ¡Háganlo más rápido! Después de un par de respiraciones lentas que me costaron toda mi fuerza de voluntad para no inhalar como si fuera mi última bocanada de aire, abrí solo un poco los ojos. Tuve que controlarme nuevamente para no gritar. Un lobo se encontraba rociando algo sobre la pila de cuerpos en la que me encontraba. La antorcha en su otra mano me dió una idea aproximada de lo que iba a hacer a continuación. -¡Más deprisa! ¡El Alfa no perdonará la vida de los holgazanes! Giré levemente el rostro y ví a un par de mujeres y hombres de mi manada que se apresuraban a cumpli
Quizá fueron los diez minutos más largos de mi vida. Estaba tan débil que incluso mantenerme despierta era una proeza. Cada sonido, por pequeño que fuera, me ponía nerviosa y sentía el corazón salirse de mi pecho. Así que cuando la pareja llegó en sus pieles de lobo, casi me da un infarto. Abi mordisqueó suavemente mi mano y señaló hacia la entrada de la manada. -Lo siento. - Graznó con apenas voz. - No puedo moverme. Su pareja se transformó en ese instante y volvió a cogerme en brazos. -Vamos, antes de que sigan nuestro olor. Y así fue como salimos de la manada en medio de la sombra de la noche. -¿Qué... qué sucedió? - Pregunté en un susurro. Gail apretó los dientes. -A nosotros, los guardias, se nos ordenó patrullar las fronteras. Alfa Ayax dijo que estuviéramos atentos a cualquier peligro viniendo de la manada Black. - Su rostro se oscureció aún más. - Solo sus guardias personales estuvieron presentes en la unión, fue por ello que nos tardamos en averiguar qué era lo que