No sentí temor. Más bien algo se derritió dentro de mí y se humedeció aún más el lugar en donde nuestros cuerpos se unían.-Tú estás... - Dijo entre dientes. - Hueles a...-Te deseo. - Completé elevando mis caderas nuevamente.Ambos gemimos.Solo hubo un pinchazo de dolor, seguido de incomodidad antes de que quisiera repetir el movimiento.Lo hice una vez más. Dos veces.Él tuvo que elevarse para capturar mis caderas y detenerme.-Quieta. Estás demasiado...-Más. - Susurré ignorándolo. - Más.Gruñó cuando mis manos fueron hacia su muy bien trabajado abdomen. Seguí las líneas de sus músculos y mordí mi labio porque, mierda, eran increíbles y no me cansaría de manosearlo.Con una de sus manos capturó mis muñecas para detenerme.Solo así hizo que mis ojos volvieran a los suyos. -Espera. - Dijo con la respiración entrecortada. -Te he hecho daño.Negué con la cabeza hacia su lobo que claramente estaba luchando por el control. Instinto de Alfa, de lobo y de macho contradiciéndose y causánd
-Solo recuerda que tú lo pediste. - Susurró contra mi oído. No lo recordaba, pero en este momento yo le diría que si a todo lo que me dijera. Su pecho estaba contra mi espalda alejando el frío de la mañana mientras que nuestras caderas no dejaban de mecerse y chocar entre sí. Una de sus manos alcanzó uno de mis pezones y lo giró entre sus dedos antes de apretar y estirar mi pecho un poco. Mis caderas se elevaron y él gruñó alejándose hasta que solo nuestros cuerpos se tocaban en el sitio por el que estábamos unidos. -Bonita vista. - Dijo divertido sin dejar de embestirme. Mis rodillas y codos milagrosamente se mantenía. en su lugar con la fuerza que estaba ejerciendo él sobre mi cuerpo. Una vez más la dulce sensación de calor llegó y yo gemí más fuerte. -Más. - Lloriqueé. -Buena chica. Una de sus manos empujó en medio de mis hombros y me hizo estar prácticamente con el culo en alto. Creo que ya no me quedaban energías para sonrojarme por la posición. Sus embi
Mucho tiempo después, por fin ambos nos acurrucamos para dormir. -Eso hace cosquillas. - Murmuré con un enorme bostezo. Se parecía mucho a lo que hacíamos no sexual cuando estábamos de misión, la unica diferencia era que sus dedos recorrían mi cuerpo desnudo. -Estoy en una situación difícil. - Murmuró contra mi cabello. -¿Por qué? -Sé que con unas gotas de mi sangre estarías como nueva y podríamos partir en un par de horas a buscar a esos jodidos Renegados... pero has estado recibiendo un montón de mi sangre. Me estiré sobre su pecho para despertarme. Suponía que hablaba de todas esas veces en las últimas horas en que él hería su boca sin querer cuando se le alargaban los colmillos. Con mi boca ansiándolo como una adicta... si, era probable que un montón de su sangre estuviera en mi sistema. Algo de lo cual no me quejaba ya que gracias a eso me encontraba lista para el siguiente asalto cada vez.-No me siento diferente, no hay granos extraños en mí, no he dejado de respirar..
Liam.Sonreí cuando la escuché cerrar la puerta.Ella era como un bonito y esponjoso conejo en medio del bosque que necesitaba tiempo para vigilar que no hubiera nadie cerca par salir de su madriguera y comer hierba feliz.Así que yo le puse la "zanahoria" delante y esperaré a que la coma de mi mano. Con paciencia, mucha paciencia.No le había propuesto el vivir conmigo solo con la intención de disfrutar mutuamente de nuestros cuerpos por las noches. No, también estaba la cuestión de mi lobo siendo territorial. No creo que aguante la idea de volverla a oler con el aroma de su amigo ni un día más. Sobre todo después de que tuviera que controlar mi instinto para no marcarla cada vez que la tomé durante las horas pasadas. Bueno, de algo estaba seguro: Quería a esa hembra como algo más que un par de noches divertidas.Ni siquiera me sentía cansado después de todo lo que hicimos. Mi cuerpo y mi lobo estaban listos para más, pero tenía que hacer algunos preparativos antes de partir a bus
La expresión de Gail cambió a una de sorpresa y eso mantuvo su boca cerrada hasta que le indiqué que podía dejar de correr.Meses siendo parte de esta manada y no había recorrido por completo la totalidad del territorio. No conocía cada rincón del bosque, pero sabía que aún nos encontrábamos dentro porque el límite eran unas montañas más allá.Gail me bajó sobre un tronco y luego se sentó a mi lado. Espero pacientemente a que hablara. Me tardé unos buenos cinco minutos porque no sabía por dónde empezar.-El Alfa me ha pedido que viva con él.Cuando no agregué nada más, las cejas de Gail se elevaron.-Felicidades.Yo le di una mala mirada y él elevó sus brazos en señal de paz.-Lo siento. ¿Querías un consejo? ¿Una opinión? ¿Que te dijera sobre sus hábitos más preocupantes? Lamento decirte que más allá de una insana tendencia a querer ahogarte en el río, si yo fuera hembra también babearía por él. Quizá hablaría sobre la parte de ahogarme porque no estoy dentro del masoquismo pero...-
Regresamos con la manada al atardecer. Había llegado a un punto muerto respecto a mis sentimientos, así que simplemente lo aparté de mi mente. Los chicos holgazaneaban al rededor de la hoguera todavía. -¿Dónde está el Alfa? - Pregunté con curiosidad. -Arriba de la montaña. - Dijo Ti perezosamente. - Dijo que eres bienvenida a unirte si querías o puedes quedarte aquí con nosotros y disfrutar del sol. Resoplé divertida. Fui hacia Ef y le pregunté si ya había resurtido nuestras bolsas. -Es lo que he estado haciendo toda la mañana. - Dijo señalando las bolsas a sus pies. - Me hacen falta vendas, pero esas no puedo fabricarlas en unas cuantas horas. Tendremos que parar en alguna manada a resurtirnos. Me preguntó cómo es que se nos terminaron tan rápido. -Un misterio misterioso que te tendrá ocupado el resto de la tarde. - Dije antes de echarme a correr en dirección a la montaña. No tenía nada mejor que hacer y, francamente, necesitaba estar en acción para no pensar de nuev
Después de que el Alfa me demostrara que la silla era nueva (dos veces) y que tuviera que ser él quien me pusiera la ropa, bajamos para buscar algo de cenar. Nuestros compañeros ahora simplemente dormitaban al rededor de la hoguera antes de bostezar e ir a las cabañas que habían tomado. Gail me dió una breve despedida antes de irse también. -¿Quién ha ido a cazar si todos se encontraban rascando sus vientres? - Pregunté con curiosidad. -Cleo. - Dijo Bo. - El ave más hermosa del mundo y a la que le acabo de terminar de hacer un gorrito para el frío. -¿De verdad? Bo señaló hacia un árbol cercano y vi a Cleo con los ojos cerrados encima de una rama gruesa. Efectivamente, tenía un gorrito negro que combinaba con sus plumas. -¿Dejó que se lo pusieras? -Si y le ha encantado. ¿No se ve feliz? El Alfa suspiró y siguió caminando. Bo se despidió para ir a dormir al poco rato y yo me dirigí hacia el Alfa. -Cleo se ha ganado a la manada. -No la viste en acción después d
El día había iniciado muy bien... y ahora no estaba yendo tan bien. Mis compañeros de manada, nuestra Dulce Madre los bendiga, nos habían apartado comida así que esos cinco divertidos minutos pude haberlos usado en su totalidad. Para cuando el Alfa por fin llegó junto a nosotros, tenía un aspecto... confundido. Dió algunas órdenes y nos pusimos en marcha. Me subí a la espalda de su lobo divertida de ver su expresión perdida. En el camino le ofrecí comida que tomó gentilmente con los dientes hasta que se terminó su ración. -Gracias. - Dijo con suavidad y regresó a su estado meditativo. No me reiría solo porque el lobo no sabía qué pasaba. Me pregunté vagamente si desconocía que eso podría hacerse con los pechos o si ni siquiera se le había ocurrido y ahora veía la ventana de posibilidades. Sea lo que sea, continuamos el silencioso viaje para el que solo nos detuvimos una hora después. Para ese momento se había recuperado lo suficiente como para no desviar su mirad