-¿No dijiste que querías compañía para la ducha? - Preguntó arrojando sus zapatos a un lado y bajando su pantalón por sus largas piernas. - A menos de que esa fuera tu forma no tan sútil de pedirme que limpiara la suciedad de mi cuerpo porque te molesta. -Usted huele bien y lo tomaría inclusive si estuviera en medio del fango. - Dije distraídamente sin moverme y sin perder mi concentración de lo que hacían sus manos. -Eso suena higiénico. - Dijo con una risa ronca. -¿No le temes a las bacterias? -Conozco unas quince plantas para tratar la gran mayoría de las bacterias. Nimiedades no me detendrían. -Por supuesto que no. - Dijo acercándose a mí gloriosamente desnudo. Elevó una mano y la apoyó en mi mejilla. - Eres una pequeña cosita valiente. La pregunta es... ¿Continuará tu valentía? Su mano bajó lentamente hacia mí cuello y luego su otra mano se unió a la lenta exploración sobre mi ropa. O su ropa, ya que técnicamente la camiseta era de él. Era, tiempo pasado porque pas
Decir que no estaba nerviosa era una mentira. Si, yo había comenzado (de nuevo) una situación caliente con esperanza de sacar por fin lo que nuestros cuerpos no podían negar: Una tensión sexual enorme. Y aún así, al ser mi primera vez estando desnuda y en una situación en la que no me lanzaban piedras, no podía evitar cierto nerviosismo a pesar de mi bravuconería. La lengua del Alfa hacía cosquillas extrañas que iban directo a mi centro y me hacían retorcerme placenteramente. Sus ojos se oscurecían cada vez más y mi instinto me pedía someterme a todos sus caprichos para calmar a su bestia que despertaba poco a poco. Tomó mi otra pierna y repitió el proceso de morder mis rodillas, lamer y volver a morder. Estaba muy feliz de haberme dado un largo baño el día anterior en la corriente del río cercano a nuestro campamento en nuestro camino hacia aquí. Cuando terminó con mis rodillas subió por mi cuerpo. Asechando como el depredador que era. Llegó a la altura de mi cara y
No sentí temor. Más bien algo se derritió dentro de mí y se humedeció aún más el lugar en donde nuestros cuerpos se unían.-Tú estás... - Dijo entre dientes. - Hueles a...-Te deseo. - Completé elevando mis caderas nuevamente.Ambos gemimos.Solo hubo un pinchazo de dolor, seguido de incomodidad antes de que quisiera repetir el movimiento.Lo hice una vez más. Dos veces.Él tuvo que elevarse para capturar mis caderas y detenerme.-Quieta. Estás demasiado...-Más. - Susurré ignorándolo. - Más.Gruñó cuando mis manos fueron hacia su muy bien trabajado abdomen. Seguí las líneas de sus músculos y mordí mi labio porque, mierda, eran increíbles y no me cansaría de manosearlo.Con una de sus manos capturó mis muñecas para detenerme.Solo así hizo que mis ojos volvieran a los suyos. -Espera. - Dijo con la respiración entrecortada. -Te he hecho daño.Negué con la cabeza hacia su lobo que claramente estaba luchando por el control. Instinto de Alfa, de lobo y de macho contradiciéndose y causánd
-Solo recuerda que tú lo pediste. - Susurró contra mi oído. No lo recordaba, pero en este momento yo le diría que si a todo lo que me dijera. Su pecho estaba contra mi espalda alejando el frío de la mañana mientras que nuestras caderas no dejaban de mecerse y chocar entre sí. Una de sus manos alcanzó uno de mis pezones y lo giró entre sus dedos antes de apretar y estirar mi pecho un poco. Mis caderas se elevaron y él gruñó alejándose hasta que solo nuestros cuerpos se tocaban en el sitio por el que estábamos unidos. -Bonita vista. - Dijo divertido sin dejar de embestirme. Mis rodillas y codos milagrosamente se mantenía. en su lugar con la fuerza que estaba ejerciendo él sobre mi cuerpo. Una vez más la dulce sensación de calor llegó y yo gemí más fuerte. -Más. - Lloriqueé. -Buena chica. Una de sus manos empujó en medio de mis hombros y me hizo estar prácticamente con el culo en alto. Creo que ya no me quedaban energías para sonrojarme por la posición. Sus embi
Mucho tiempo después, por fin ambos nos acurrucamos para dormir. -Eso hace cosquillas. - Murmuré con un enorme bostezo. Se parecía mucho a lo que hacíamos no sexual cuando estábamos de misión, la unica diferencia era que sus dedos recorrían mi cuerpo desnudo. -Estoy en una situación difícil. - Murmuró contra mi cabello. -¿Por qué? -Sé que con unas gotas de mi sangre estarías como nueva y podríamos partir en un par de horas a buscar a esos jodidos Renegados... pero has estado recibiendo un montón de mi sangre. Me estiré sobre su pecho para despertarme. Suponía que hablaba de todas esas veces en las últimas horas en que él hería su boca sin querer cuando se le alargaban los colmillos. Con mi boca ansiándolo como una adicta... si, era probable que un montón de su sangre estuviera en mi sistema. Algo de lo cual no me quejaba ya que gracias a eso me encontraba lista para el siguiente asalto cada vez.-No me siento diferente, no hay granos extraños en mí, no he dejado de respirar..
Liam.Sonreí cuando la escuché cerrar la puerta.Ella era como un bonito y esponjoso conejo en medio del bosque que necesitaba tiempo para vigilar que no hubiera nadie cerca par salir de su madriguera y comer hierba feliz.Así que yo le puse la "zanahoria" delante y esperaré a que la coma de mi mano. Con paciencia, mucha paciencia.No le había propuesto el vivir conmigo solo con la intención de disfrutar mutuamente de nuestros cuerpos por las noches. No, también estaba la cuestión de mi lobo siendo territorial. No creo que aguante la idea de volverla a oler con el aroma de su amigo ni un día más. Sobre todo después de que tuviera que controlar mi instinto para no marcarla cada vez que la tomé durante las horas pasadas. Bueno, de algo estaba seguro: Quería a esa hembra como algo más que un par de noches divertidas.Ni siquiera me sentía cansado después de todo lo que hicimos. Mi cuerpo y mi lobo estaban listos para más, pero tenía que hacer algunos preparativos antes de partir a bus
La expresión de Gail cambió a una de sorpresa y eso mantuvo su boca cerrada hasta que le indiqué que podía dejar de correr.Meses siendo parte de esta manada y no había recorrido por completo la totalidad del territorio. No conocía cada rincón del bosque, pero sabía que aún nos encontrábamos dentro porque el límite eran unas montañas más allá.Gail me bajó sobre un tronco y luego se sentó a mi lado. Espero pacientemente a que hablara. Me tardé unos buenos cinco minutos porque no sabía por dónde empezar.-El Alfa me ha pedido que viva con él.Cuando no agregué nada más, las cejas de Gail se elevaron.-Felicidades.Yo le di una mala mirada y él elevó sus brazos en señal de paz.-Lo siento. ¿Querías un consejo? ¿Una opinión? ¿Que te dijera sobre sus hábitos más preocupantes? Lamento decirte que más allá de una insana tendencia a querer ahogarte en el río, si yo fuera hembra también babearía por él. Quizá hablaría sobre la parte de ahogarme porque no estoy dentro del masoquismo pero...-
Regresamos con la manada al atardecer. Había llegado a un punto muerto respecto a mis sentimientos, así que simplemente lo aparté de mi mente. Los chicos holgazaneaban al rededor de la hoguera todavía. -¿Dónde está el Alfa? - Pregunté con curiosidad. -Arriba de la montaña. - Dijo Ti perezosamente. - Dijo que eres bienvenida a unirte si querías o puedes quedarte aquí con nosotros y disfrutar del sol. Resoplé divertida. Fui hacia Ef y le pregunté si ya había resurtido nuestras bolsas. -Es lo que he estado haciendo toda la mañana. - Dijo señalando las bolsas a sus pies. - Me hacen falta vendas, pero esas no puedo fabricarlas en unas cuantas horas. Tendremos que parar en alguna manada a resurtirnos. Me preguntó cómo es que se nos terminaron tan rápido. -Un misterio misterioso que te tendrá ocupado el resto de la tarde. - Dije antes de echarme a correr en dirección a la montaña. No tenía nada mejor que hacer y, francamente, necesitaba estar en acción para no pensar de nuev