Abrí los ojos en la oscuridad total.A mi lado, escuché unos quedos sollozos. Los reconocería en cualquier lugar.Estiré la mano y toqué la espalda de Gail, luego hice algunos movimientos circulares.-Lamento haberte despertado. - Dijo controlando su respiración. - Sé que hace un montón de frío allá afuera pero, ¿Podrías darme unos minutos a solas?-Seguro. Búscame cuando estés listo. - Murmuré y me moví tomando una de las pieles para ponérmela encima.Ya hablaríamos luego sobre cómo llegué aquí y quién m****a me había vestido.Salí de nuestra tienda y vagué por el campamento hasta encontrar un viejo tronco caído. ¿Cómo había llegado eso hasta aquí? Ni idea. Me senté en él y miré hacia la luna para matar el tiempo.Mucho antes de llegar a la manada, Gail me pedía tiempo para llorar su pena en soledad. No era algo fácil lidiar con todo el tema de un vínculo roto por muerte y, en su caso, sabiendo que él había estado enamorado de Abi prácticamente desde que comenzaron a caminar... si, p
Muy pronto mi carrera improvisada me llevó al río. No era exactamente el mismo punto en el que casi me había ahogado el día anterior gracias a los tiernos cuidados de señor Repelente. El maldito me había arrojado piedras a la cara cada que consideraba que estaba bajando el ritmo. Si no hubiera visto que tiraba piedras mucho más fuerte a los demás, podría haber pensado que el tipo solo tenía algo contra mí. Como sea, la idea de meterme al río era tan atractiva que sentí escalofríos. Con congelarme el trasero una vez al día (o la noche) era suficiente, gracias. Sin embargo, se me ocurrió que podría despistar a Repelente ( a quien de ahora en adelante abreviaríamos como Rep porque no merecía un apodo completo, el muy idiota) si fingía meterme al agua. Ciertamente, en mi actual estado de ni humana ni loba, yo era mucho más rápida nadando que corriendo. Quizá podría dejarme llevar por la corriente y... Deseché la idea de inmediato. ¿Cómo regresaría a la montaña al terminar el entrenamie
Las pisadas de varios pares de piernas se escucharon debajo del árbol en el que me encontraba. Después algunos chapuzones y segundos más tarde un Rep enojado gritándoles.-¡Dije "esconderse"! ¡Salgan de ahí, tienen entrenamiento extra!Algunos gemidos de resignación, chapoteos y, finalmente, pasos alejándose.Ni siquiera me atrevía a soltar mi respiración hasta que no pude contenerla más.Mi corazón tronaba en mi pecho, no quería más entrenamiento. Quería terminar con esto, comer, subir la montaña y dormir hasta la mañana.Poco a poco me fui relajando al no escuchar más pasos por aquí. Bostecé y luego cerré los ojos, quizá una siesta pequeña hasta que el entrenador del infierno me encuentre...-¿Crees que haya huido? - Preguntó una voz haciendo que saliera poco a poco de mi inconsciencia. - Por algo el Alfa Supremo no acepta hembras en la manada.-No lo creo. - Dijo otra voz. - ¿Viste la jodida determinación en su cara? Será pequeña, pero dudo que se rinda después de solo un par de dí
-¿De casualidad sabes cuál es la tienda de Ti? - Pregunté cuando casi estábamos en la cima.-Ni idea. - Dijo Gail con un suspiro. - ¿Te hizo algo?-No. Tengo una misión más tarde y tengo que verlo porque... bueno, en realidad no lo sé. Corté al entrenador del infierno después de desnudarlo.-... ¿Qué?-De nuevo, larga historia. - Murmuré.Salimos de la cueva y, por suerte, vi a Ti a la distancia. Me bajé de un salto de mi transporte.-Te he mojado la espalda, quizás quieras secarte antes de alimentar a polluelo. Te veo después.-¡Quiero toda la historia que no me estás contando! - Gritó a mi espalda mientras corría hacia Ti. - ¡Te guardaré algo de comida!-¡Yo también te amo! - Grité sin mirarlo.Nuestra conversación atrajo algunas miradas. Algunas de fastidio, otros pocos rostros felices y otros de resignación.-Hey Ti. - Dije llegando hasta él. Arqueó una ceja al ver mi aspecto.-¿Estuviste en el río cuatro horas?-No, solo dos minutos. - Dije con un puchero. - Nuestro entrenador m
Troté ligeramente ignorando a los lobos que pasaba. -¡Buena suerte!- Dijo divertido Gail cuando pasé junto a nuestra tienda. Le hice un gesto con la mano sin detenerme. Llegué a la entrada de la cueva y ya me esperaba el Alfa Supremo. Me miró inexpresivo. Me incliné y luego le mostré mi cuello. -Mis disculpas, Alfa Supremo. Lamento haberlo hecho esperar. Él ignoró mi disculpa y se acercó los pocos pasos que nos separaban. Dió una vuelta a mi al rededor antes de asentir. -Bien. Tenemos un largo viaje, tendrás que montar sobre mi espalda. -Si, Alfa Supremo. Se transformó en lobo y se agachó un poco para que pudiera subir. Levanté mi vestido por encima de mis caderas y lo monté. Enseguida me sujeté al pelo de sus homoplatos, pero él no se movió. Gruñó. -No funcionará, arruinarás tu peinado. - Dijo con voz ronca y oscura. - ¡De! En segundos teníamos a un lobo a nuestro lado. -¿Si, Alfa? -Quítate la camisa y pónsela por la cabeza de tal forma que hagas un tu
Fuimos escoltados hasta la zona de viviendas. Los lobos se mostraban curiosos, (Cómo no), por mi presencia, pero se mantuvieron callados. Yo solo disfruté del paisaje tarareando y tomando nota de mi entorno. Dudaba que nos trajeran justo por el camino en donde podríamos encontrar la evidencia que necesitábamos, así que solo me aprendí el camino para no pasar por ahí y perder el tiempo... si es que lograba aquel paseo. Finalmente llegamos a la casa de la manada en donde un montón de lobos ya se encontraban afuera esperando. Descubrieron su cuello ante el Alfa Supremo mientras la familia Alfa (difícil no saber quiénes eran, ya que ni siquiera se inclinaron y tenían su nariz casi apuntando al cielo, un claro signo de que estaban acostumbrados al poder) caminaban a nuestro encuentro. -Alfa, lo esperábamos mucho más temprano. - Dijo el lobo frente a mí. Me dió un vistazo rápido antes de ignorarme. - Espero que no le haya sucedido ningún inconveniente. -Las hembras tardan una et
Y ahí estaba yo hace media hora tratando de hacer planes complejos junto al Alfa Supremo creyendo que éstos lobos eran más listos. -Sería un honor. - Dije con un guiño que esperaba fuera coqueto. Salimos hacia el pasillo en silencio. Me dejó ir por delante cuando, claramente, yo no tenía una jodida idea de en dónde estaba el baño. Pensé rápidamente en cómo iniciar la conversación. -Oh, que linda casa la que tienes aquí. - Dije contoneando mi trasero como si tuviera urticaria. - ¿Tienes alguna casa afuera disponible en la manada? -Algunas, ¿Por qué? ¿Piensas mudarte? Me detuve a mitad del pasillo y giré para encararlo. Ni siquiera disimulaba que sus ojos estaban sobre mi trasero. Le sonreí mientras pensaba en cosas divertidas para que pareciera real. -Quizá, pero he escuchado que la manada no tiene provisiones para el invierno y no quisiera tener que reclamar mi parte de comida si ustedes ya tienen suficientes bocas para alimentar. - Dije dando un paso más cerca de él.
Me arreglé el vestido y luego toqué a la puerta.Una loba de edad avanzada asomó un poco su cara.-Hola, disculpe que la moleste. - Dije en tono bajo. - Estoy segura de que ha escuchado lo que ha pasado aquí afuera, así que iré directa al grano. Vine con el Alfa Supremo a investigar si su Alfa merece ser Alfa o si hay que erradicar a esa escoria de la tierra., pero para eso necesito algunas pruebas que nos den una excusa para actuar. ¿De casualidad sabe si esconden su suministro de alimentos en alguna parte?La anciana me miró largamente, quizá decidiendo si podía confiar en mí antes de abrir la puerta del todo y asomarse para ver al hijo del Alfa en el suelo.-Escuché que una hembra vino con el Alfa Supremo. - Susurró. - ¿Está muerto?-No, estará despierto y muy cabreado en unos cinco minutos. Ella chasqueó la lengua.-Bueno, de todas formas no tengo nada que perder. Lo que buscas está debajo de la casa de la manada, niña. -¿Un sótano?-Una prisión. - Dijo con disgusto. - Desde aye