Y ahí estaba yo hace media hora tratando de hacer planes complejos junto al Alfa Supremo creyendo que éstos lobos eran más listos. -Sería un honor. - Dije con un guiño que esperaba fuera coqueto. Salimos hacia el pasillo en silencio. Me dejó ir por delante cuando, claramente, yo no tenía una jodida idea de en dónde estaba el baño. Pensé rápidamente en cómo iniciar la conversación. -Oh, que linda casa la que tienes aquí. - Dije contoneando mi trasero como si tuviera urticaria. - ¿Tienes alguna casa afuera disponible en la manada? -Algunas, ¿Por qué? ¿Piensas mudarte? Me detuve a mitad del pasillo y giré para encararlo. Ni siquiera disimulaba que sus ojos estaban sobre mi trasero. Le sonreí mientras pensaba en cosas divertidas para que pareciera real. -Quizá, pero he escuchado que la manada no tiene provisiones para el invierno y no quisiera tener que reclamar mi parte de comida si ustedes ya tienen suficientes bocas para alimentar. - Dije dando un paso más cerca de él.
Me arreglé el vestido y luego toqué a la puerta.Una loba de edad avanzada asomó un poco su cara.-Hola, disculpe que la moleste. - Dije en tono bajo. - Estoy segura de que ha escuchado lo que ha pasado aquí afuera, así que iré directa al grano. Vine con el Alfa Supremo a investigar si su Alfa merece ser Alfa o si hay que erradicar a esa escoria de la tierra., pero para eso necesito algunas pruebas que nos den una excusa para actuar. ¿De casualidad sabe si esconden su suministro de alimentos en alguna parte?La anciana me miró largamente, quizá decidiendo si podía confiar en mí antes de abrir la puerta del todo y asomarse para ver al hijo del Alfa en el suelo.-Escuché que una hembra vino con el Alfa Supremo. - Susurró. - ¿Está muerto?-No, estará despierto y muy cabreado en unos cinco minutos. Ella chasqueó la lengua.-Bueno, de todas formas no tengo nada que perder. Lo que buscas está debajo de la casa de la manada, niña. -¿Un sótano?-Una prisión. - Dijo con disgusto. - Desde aye
Le expliqué lo que había dicho la agradable anciana y él miró hacia la dirección de esa manada. -Volvamos a nuestra manada. Tengo que ir por refuerzos y tú necesitas descansar. Quizá ponerte un abrigo. -No tengo uno. - Dije alegremente. Mientras me tomaba en brazos y comenzaba a correr por el bosque. - Y hablando de ropa, quisiera disculparme con usted, Alfa Supremo. -¿Por qué? -Porque he dejado una pila de ropa mojada en su oficina. Dudo que con el frío que hace en su humilde hogar su silla se encuentre seca tampoco. -Está bien. Solo hay que secarla, no es el fin del mundo. Ah, me agradaba el Alfa Supremo. Un lobo práctico. Solté una bostezo y luego me volví a disculpar. -¿Día difícil? -Semanas. - Murmuré. - ¿Qué pasará con esa manada? -Me presentaré de nuevo mañana y le preguntaré a los miembros si quieren seguir a su líder hacia la muerte. Yo solté una risita. Lo decía como si hablara del clima. -Si, me suponía que no viviría mucho más esa familia Alfa. Mi curiosidad e
Al día siguiente Ti se había acercado a mí antes del entrenamiento y me extendió un par de pantalones cortos, unas zapatillas para correr y una amplia playera. -Congelarás tu trasero en ese vestido. - Dijo con diversión.Ni siquiera recordaba que eso era lo que traía puesto actualmente. Lo miré agradecida.Me cambié rápidamente en mi tienda y luego regresé corriendo al sitio en el que se suponía debíamos reunirnos solo para encontrar que Bo era el único allí.-¿Dónde están todos?-Práctica de rastreo allá abajo. - Dijo inclinando su cabeza.-Mierda, ¿Ya vamos tarde? - Dije sujetando mi cabello con la cinta que me habían puesto el día anterior.-No. El Alfa Supremo me ordenó que te enseñara hoy yo. Sígueme.Eso hice hasta su tienda. Era una de las más grandes, de esas que hacías con palos de madera en forma horizontal y un montón de follaje. Un trozo de tela hacía de puerta.Eso me recordó que Gail quería que hiciéramos la nuestra más grande. No lo culpaba, nuestro techo improvisado y
Tuvimos terminada la dichosa cabaña en dos semanas más. No por falta de ganas, sino porque era más difícil de lo que parecía. Como sea, estaba orgullosa de nuestra creación aunque fuera estéticamente fea por fuera. La habíamos cubierto de lodo y musgo para que pudiera amortiguar el frío, así que parecía más una cueva que una cabaña. Teníamos espacio suficiente para estar de pie e incluso Cleo tenía su propio sito a nuestras cabezas. Se había rehusado a dormir en otra parte, así que Gail simplemente movió su nido hacia nosotros. Había crecido bastante a base de su dieta de aplastadas delicias; le habían crecido algunas plumas en todo el cuerpo a excepción de su cabeza, así que se veía gracioso. -¿Quién es un pollito calvo? Tú lo eres. - Arrullaba por las noches hasta que se dormía. -Ahora que tiene un poco más de forma, me parece que es un águila calva. - Dijo con seguridad Gail. -Ese pico no es de un águila. - Dije arqueando una ceja. - El señor Ef dice que parece
-¿Aún vas a estar enojada conmigo? Ni siquiera miré en su dirección. No morí pero pudo haberme matado, el muy idiota. Ahora entendía el por qué se llamaba Azz: Era el diminutivo de Azzmodeus, un maldito demonio del infierno, estaba segura. -De verdad, Vomi. - Dijo con un suspiro. - Necesitábamos apresurarnos y tú estabas siendo muy lenta. -¡¿Y de quién es la culpa?! -Tuya. Te hacen falta años de condición física, ¿Acaso era un crimen correr de donde venías? Resoplé. ¿Ahora se estaba haciendo el listillo? Lo que sea. -Te dije que te quitaría el dolor. -Y omitiste si era veneno, muchas gracias. Eso me quitaría el dolor igual. -¿Por qué te envenenaría? - Preguntó confundido. - Eres parte de mi manada. -¿Y por qué no me dirías qué es lo que contiene el jodido frasco que vas a verter por mi garganta sin mi consentimiento? -Porque no sé exactamente qué es todo lo que tiene. - Dijo encogiéndose de hombros. - Ef es quien los prepara. Suspiré. Ni siquiera valía l
Regresé hacia la zona de las cabañas y miré a Rep sentado sobre un tronco simplemente viendo hacia el cielo.-¿Terminaste?-Si.-¿Necesitamos conseguir más provisiones? -Por ahora no, pero yo recomendaría regresar en uno o dos días con más de esos frascos mágicos que quitan el dolor.Él asintió aún sin mirarme.-Les dejaré algunos más tarde.Se levantó y comenzó a caminar.-¿Hemos terminado aquí?-Si, volvamos a casa.Casa. Era increíble que la palabra no me fuera extraña al relacionarla con hielolandia.Caminamos quizá un par de minutos antes de que suspirara. -Solo pregunta, Vomi.-No sabía que podía hacer preguntas. - Dije en tono neutral. - Ya que insistes... ¿Qué mierda?, ¿Quiénes son?, ¿Por qué están aquí?, ¿Es seguro para ellas y los cachorros?, ¿Por qué... ?Él se detuvo y me miró de reojo.-Una pregunta a la vez. - Yo asentí. - No sé quiénes sean porque nunca he preguntado nombres. Están aquí porque quieren. Por supuesto que es seguro, la zona está constantemente siendo vig
Era una noche especialmente fría. Gail me había pedido espacio, así que me encontré con mi culo congelado en el que había comenzado a llamar cariñosamente como mi tronco especial. No solo era mi culo el que se congelaba, sino también mi nariz. Había dejado de sentirla desde hacía unos quince minutos. Suspiré y miré hacia la luna tratando de poner mi mente en blanco. Todos tenemos una forma de lidiar con el duelo. Gail lloraba a solas, yo trataba de no pensar en ello porque si lo hacía sabía que me quebraría y no podría seguir aquí; la unica familia que me quedaba se encontraba en mi anterior manada siendo sometida a Jeremias y yo... No. Mente en blanco. Ya habría una oportunidad para mi venganza. -Es tarde. - Dijo una voz profunda a mi espalda. Yo desnudé mi cuello automáticamente. Me hubiera levantado, pero no podía sentir mis piernas tampoco. -Buenas noches, Alfa Supremo. No lo escuché acercarse, pero sabía que seguía a mi espalda. Pasaron un par de minutos antes de que me g