A la mañana siguiente me despertaron un par de maldiciones y gruñidos. Abrí los ojos y me encontré con la mirada divertida del Alfa Supremo. Se encontraba sentado en la silla del pequeño comedor con los pies y brazos cruzados. Bostecé un poco. -¿Es hora de irnos? -Si. - Me observó salir de la cama y sentarme en la silla frente a él. - ¿De verdad escogiste flores diferentes para todos? -Ah, eso. - Dije encogiéndome de hombros.- Tal vez... o tal vez solo no sé dibujar muy bien y esa solo es la misma flor. Se echó a reír y se levantó para acercarse a mí. Tocó suavemente mi mejilla. -Me gustas. Vamos, te he esperado para ir a desayunar y que puedas observar tu obra. Después tenemos que irnos a investigar algunos puntos en el mapa. -... Si, Alfa. - Dije a su espalda mientras se alejaba. Quizá no había escuchado bien ya que él actuaba malditamente tranquilo mientras yo era una maraña de emociones adolescentes. Sacudí mi cabeza y decidí que lo mejor era solo fluir.
Me levanté lentamente y lo miré con curiosidad. Cleo saltó del tronco y comenzó a volar, así que me distraje solo un segundo. Un segundo en el que me vi de pronto entre los brazos del Alfa. -¿Alfa? - Pregunté insegura aferrándome a sus hombros. -Liam. - Susurró. -¿Qué? -Mi nombre es Liam. Vaya. Traté de recordar si había escuchado su nombre antes y me avergoncé al llegar a la conclusión de que había besado y dormido (no de forma sexual) con un lobo cuyo nombre no conocía. ¿Eso me hacía ser una chica fácil? Su cabeza descendió lentamente hacia la mía y dejé de preocuparme por cómo se vería esto. -¿Tres días y se les borrará eso de la cara? -Quizá cuatro. Es la primera vez que experimento con ello. - Dije en voz baja. -¿Me va a castigar por eso? Sonrió lenta y perversamente. -Ciertamente no puedo permitir que a mis lobos los humillen de esa forma, pero como ya les he dicho, lo tienen merecido. -Es bueno saberlo. Una de sus manos abandonó mi espalda y apa
El sitio al que llegamos yo suponía que había sido el territorio de alguna manada hacía un tiempo. No era extraño encontrar restos de manadas perdidos a mitad del bosque; con todas las guerras y cambios en los últimos cientos de años, se veían los restos de nuestra raza repartidos por diferentes partes. Sin embargo, el territorio parecía que tendría menos de una década de ser abandonado antes de que los Renegados llegaran para usarlo. -Vomi, pon a tu ave a volar sobre la zona. Quiero que nos avise si cualquier cosa viene en nuestra dirección. El resto, los quiero investigando cada rincón del lugar. -Si, Alfa. Dejé de jugar con mis labios aún saboreando al Alfa y me concentré en investigar junto a mis compañeros. Al haber sido testigo de lo que eran capaces allá detrás de la montaña, no me sorprendió realmente el encontrar algunos cadáveres esparcidos por el lugar. Lo que si era sorprendente fueron las ropas de las víctimas: No parecían sacadas de un basurero. ¿Conclus
Ninguno de los Renegados quiso hablar hasta que el Alfa tuvo unos minutos con ellos; para cuando volvimos a verlos estaban un poco sangrantes y más cooperativos. Una lastima que no supieran una m****a. Solo eran un pequeño grupo "nuevo" que no estaba relacionado con los grupos más grandes. Y solo les creímos porque nadie mentiría cuando tiene las garras del Alfa a centímetros de su hombría. El pequeño interrogatorio nos tomó un par de horas, así que decidimos cazar para comer algo rápido antes de seguir nuestro camino. Mientras tanto, el Alfa me había apartado para gruñirme un poco. Resulta que había llegado un par de segundos antes de que el lobo fuera directo a mi cuello y no le gustó que fuera tan, y cito, "jodidamente descuidada". Me sorprendió que pudiera sermonearme, partir dos árboles jovenes, unirlos en forma de cruz y colgar a uno de los lobos sin siquiera apartar sus ojos furiosos de mí. Entonces me dijo que tenía que demostrarle que no había estado perdiendo sali
Los chicos habían dicho que había un pequeño riachuelo hacia el Norte así que me dirigí hacia allí y me senté en una roca cuando lo encontré. Cleo chilló y encontró una rama cercana para posarse. -Gracias chica, aprecio la compañía. - Murmuré abrazando mis piernas. No me arrepentía de todo lo que había dicho. Me mantendría firme en mis convicciones, no abusaría del débil. Papá estaría decepcionado. Cerré los ojos y recordé cómo aprendí esa lección. -Tu destino es ser una Luna. - Dijo papá sin levantar la vista de los documentos que estaba revisando. Me citó en su oficina aquella mañana y pensé que era para felicitarme por mi cumpleaños número siete. - A partir de mañana vendrás a mi oficina y te enseñaré a llevar nuestros libros contables. Puedes retirarte. Como la pequeña cachorra que era, no pude evitar sentirme triste y pensar que papá no me quería. Si podía tomarse dos minutos para entrenarme, ¿No podría tomar un segundo para felicitarme? Los lobos de
Regresamos con la manada de la mano. Si a alguien le pareció extraño se guardaron sus opiniones. Incluso Gail dejó sus comentarios sarcásticos y sus miradas burlonas. Quizá me había perdido algo. -¿Listos para partir, manada? -Si, Alfa. -Bien. Se transformó y me dió la espalda para que subiera. -Iremos al siguiente punto a investigar y luego acamparemos en el bosque si no encontramos nada interesante. - Dijo el Alfa con voz tranquila. Imaginé que esa información era para mí. -Si, Alfa. Partimos en silencio, pero unos cinco minutos después mi curiosidad pudo más. -¿Puedo preguntar qué pasó con los Renegados que encontramos? El Alfa se tardó tanto en contestar que pensé que solo estaba ignorando mi pregunta. -Tú estás en contra de aprovecharte del débil, yo estoy en contra de dejar cabos sueltos, Vomi. Ah. Tenía sentido, de hecho. No necesitaba tener a unos cuantos renegados con rencor buscándolo en el futuro. Ya tenía suficiente con los que lo busc
-¡Cleo! -Grité para que bajara del cielo. En cuanto lo hizo le envié con Gail.Quizá podría necesitar ayuda extra.Escuchamos un largo aullido proveniente del Alfa Supremo. Bo y Ef corrieron hacia el frente ignorando las pequeñas batallas a nuestro al rededor.Ef resopló.-Claro que podrán diferenciarnos solo por eso. - Murmuró sin perder el paso mientras un grupo se acercaba.Me sorprendió que los lobos que corrían hacia nuestra dirección nos ignoraran después de un rápido vistazo a nuestras caras. Vimos a un par de nuestros compañeros ya sometiendo a algunos lobos en nuestro camino.Finalmente llegamos a la casa de la manada en donde una decena de lobos se puso en posición de defensa antes de ver las caras de mis compañeros y recomponerse.-Gracias a la Gran Madre. - Dijo uno acercándose. Bo me puso finalmente en el suelo. - Tenemos a varios civiles dentro, ¿Ustedes han venido a ayudarnos a protegerlos?-No, nosotros tres venimos a ayudar a curarlos si es que tienen a algún herido.
Quizá los primeros quince minutos fueron ajetreados aquí dentro, pero ahora lo teníamos controlado. Sobre todo cuando Bo mandó lejos al curandero y su asistente para que nos encargáramos nosotros del lugar. Era un lobo muy prejuicioso, en mi opinión. Bo trabajaba a toda velocidad cosiendo algunas heridas mientras yo preparaba más ungüentos y Ef los aplicaba. Fue grato descubrir que estábamos muy bien coordinados a pesar de que no lo habíamos hecho nunca. Estábamos con los últimos lobos cuando la puerta volvió a abrirse y uno de los guardias de afuera dijo con dientes y puños apretados que nuestro Alfa nos llamaba. Bo y Ef miraron al par de lobos que faltaban. Yo me limpié las manos y me ofrecí a ir. Salí del lugar y el lobo me indicó que fuera al frente de la casa de la manada. Una vez ahí vi al Alfa Supremo con su pie en la cabeza de un lobo, algunos lobos hincados mirando y a otros gruñendo. Casi sonreí porque al parecer le gustaba aplastar la cabeza de los lobos y s