Início / Romántica / Venganza - Tercer round / Capítulo uno - Cara o cruz, empezamos por cara
Venganza - Tercer round
Venganza - Tercer round
Por: Osaku
Capítulo uno - Cara o cruz, empezamos por cara

Ubicación: Rusia

La esposa del CEO, Mijaíl Kosovo, acaba de morir y aún no sabe cómo hará para que Alexander, su pequeño hijo, comprenda la situación. Hace días que el pequeño de solo cuatro años quiere ir al hospital con su padre a visitarla. Sin embargo, Kosovo no se lo permite, ya que hace una semana que se encuentra inconsciente por los fármacos que pusieron en su suero para que no sufriera dolor. Pocos son los que saben qué está ocurriendo en verdad, porque el empresario es una persona con demasiados enemigos como para mostrarse débil ante la mirada pública.

Elena fue una buena esposa, criada por sus padres para ser la madre del heredero de un imperio como el que Kosovo posee, por lo que estaba al tanto cuál era su lugar en la vida de su esposo. Sin embargo, él no llega a apreciarla, ya que sus obligaciones lo tienen ocupado la mayor parte del tiempo.

—Señor Kosovo, disculpe que lo moleste —interrumpe uno de sus empleados entrando al cuarto donde el magnate se encuentra despidiéndose de su esposa. Kosovo saca el arma que lleva con él y, sin siquiera dudarlo por un instante, le apunta en la cabeza, a punto de dispararle. Sin embargo, el hombre logra hablar más rápido—. Encontramos lo que pidió. Hemos secuestrado a la mujer.

¿Acaso el disparate que les dijo semanas atrás ha sido escuchado por sus empleados?

En medio de la desesperación, Kosovo insinúa que necesita hallar a una mujer que logre reemplazar a Elena mientras Alexander aún es pequeño. Mijaíl le pide a su empleado que le entregue lo que tiene en la mano. El joven tiembla de miedo, pero hace lo que su jefe le pide y le da su móvil. En él hay una fotografía de la mujer que secuestraron para él.

—¿Es ella? —pregunta Mijaíl, mientras el hombre asiente con la cabeza sin mirarlo—. Esta mujer es rubia.

—Es lo único distinto, señor Kosovo. Si mira su rostro, es idéntico al de la señora —indica el empleado levantando la vista. Mijaíl le dispara en una pierna.

—Nadie, nunca jamás podrá ser como Elena —le recuerda en tono firme y ofendido, y el empleado, sin otra opción, le pide disculpas—. Cambien su cabello y tráiganme otra fotografía.

Las exigencias de Kosovo siempre son escuchadas, ya que no solo es un CEO sumamente reconocido por sus empresas en Rusia, sino que tiene su propia organización clandestina donde controla el bajo mundo.

—Sí, señor Kosovo. —El empleado está por irse, pero él lo detiene.

—Envía a otra persona a encargarse de eso y haz que traten tu herida, primero —pide Mijaíl, ya que parece sangrar más de lo que debe.

—Gracias, señor Kosovo, y disculpe mi atrevimiento. —Al terminar de hablar, se va.

Mijaíl toma su saco y, después de besar la frente de Elena, pide que preparen todo para el funeral. Deben ser discretos. No quiere que otros sepan nada, por lo que, al ir a casa de sus suegros a buscar a Alexander, les cuenta que el tratamiento que Elena hacía parece no estar funcionando y ellos se ponen mal al igual que él. No les dice la verdad porque aún espera poder resolverlo por su cuenta.

—¿Qué pasará con Alexander? Es muy pequeño para entender lo que la muerte significa —su suegra no para de llorar.

—Por ahora no le diremos nada —indica y su suegra lo mira molesta.

—Sin importar el poder que tengas, ¿cuánto más podrás ocultar la ausencia de mi hija? —No se enoja porque la mujer está devastada con la idea de perder a su hija. Por suerte para ella, su suegro le pide que deje todo en sus manos.

Traen a Alexander, este está durmiendo. Su niñera sube al coche con él en brazos y vuelven a casa. Mijaíl pasa la noche con él en sus celdas, y por la mañana va al refugio donde hace sus negocios para la organización y entra a uno de los cuartos donde suelen torturar a los traidores. Ahí está ella. Al parecer, es rebelde, ha mordido a uno de sus hombres y golpeado a dos más. Lo mira con desprecio y sonríe. La toma del cuello y la levanta. Es sorprendente cuán parecida a Elena se ve solo con el cambio de cabello.

—Mátame —susurra con el poco aire que le queda y la suelta.

—¿Por qué te mataría si te necesito viva? —pregunta mientras observa sus movimientos.

—No dejaré que abusen de mí. Si me metes algo en la boca lo perderás —asegura con valentía.

—Lastimaste a tres de mis hombres, no sé si debo castigarte o premiarte. Aun así, estoy aquí para ofrecerte un trato —dice y traen una silla para que pueda sentarse—. Te ofrezco un millón al año por fingir ser otra persona. ¿Qué te parece?

—No quiero. Me tasé su dinero en el culo. —Es más atrevida de lo que parece.

Sus hombres le traen la investigación que han hecho sobre ella. Hojea un poco el archivo y lo cierra. La mira fijo y vuelve a hablar.

—No voy a desperdiciar mi tiempo contigo. Así que seré más claro. Debes fingir ser mi esposa hasta que yo lo decida o asesinaré a todo aquel que te importe —asegura y ella empieza a reír.

—No hay nadie que me importe —asegura, y escupe en su dirección, pero sin éxito.

Mijaíl hace que sus hombres entren con su padre y su hermano mayor. Ambos tienen los ojos vendados, por lo que no entienden nada y solo piden misericordia.

—¿Estás segura de que nadie te importa? —le pregunta nuevamente y ella no responde. Así que se pone de pie y va hasta donde ellos se encuentran y le apunta a su padre en la cabeza—. ¿Segura?

Tras esperar tres segundos y sin oír nada, le dispara y asesina a su progenitor. Al verla entiende la razón de su apatía.

—Me hiciste un favor —indica ella, con una sonrisa en su rostro.

—¿Crees que no me di cuenta? —pregunta, mientras hace que callen a su hermano mayor—. Ahora dime, ¿consideras que, así como le disparé a tu padre, no puedo ser capaz de dejarte en un dormitorio a solas con tu hermano?

Su rostro palidece, esos malditos han abusado de esta chica y por eso no ha sentido más que alivio al ver cómo uno de ellos se va al infierno. Le toma el rostro y ella lo escupe de nuevo.

—No será nuevo para mí —espeta ella.

Él toma su arma y le dispara seis veces a su hermano en el cuerpo.

—No me gusta que me falten al respeto, te lo dejaré pasar por esta vez, pero la próxima te castigaré —dice mientras se limpia la cara con el pañuelo—. Aun así, no soporto que alguien abuse de una mujer de la forma en la que ellos lo hicieron contigo. Así que creo que no pude evitar hacerte el favor y acabar con ellos.

Mijaíl hace que quemen los cuerpos de esos dos y pide que investiguen más sobre la mujer que le han traído. Está claro que con esa actitud no puede dejarla a cargo de su hijo en su ausencia. Tiene que partir, ya que en la organización hay una nueva adquisición.

Autora: Osaku

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >
capítulo anteriorpróximo capítulo

Capítulos relacionados

Último capítulo