Ubicación: Rusia
Mijaíl, duerme con su nueva esposa cada noche desde que ella intenta escapar, lo que provoca que maldiga para sí misma. Ha notado que él tiene el sueño muy liviano, lo que dificulta detectar cuándo se queda dormido. Finalmente, después de unos cuantos días, Kosovo decide salir a cenar fuera, dándole una nueva oportunidad para intentar escapar nuevamente. Durante su ausencia, observa qué parte de la casa está menos vigilada, y se da cuenta de que el dormitorio de su hijo no tiene escoltas. Ella piensa que, si toma un par de sábanas, podría bajar por ahí. Si falla, pondrá en peligro la vida de los niños del orfanato en el que creció, por lo que no puede cometer un error.
Por otro lado, aunque ya ha memorizado toda la información que Kosovo le había dado y ha leído todos los libros que dejó para ella, ya ha pasado casi una semana. A una persona normal no debería llevarle mucho más tiempo, por lo que en cualquier momento volverá a ponerla a prueba y eso significa que no habrá retorno, puesto que Mijaíl será capaz de comprobar que ella sabe todos los secretos de su familia y jamás la dejará en libertad.
Elena abre la puerta y mira a su alrededor. Entre la hora de la cena y la de la limpieza encuentra un bache de quince minutos en los que nadie vigila su dormitorio, por lo que es necesario aprovecharlo si quiere irse. Llega a la habitación del niño a salvo. Su corazón late con mucha fuerza y no puede dejar de pensar en las consecuencias de ser capturada. Ese hombre es un monstruo para ella.
Elena escucha a una de las mucamas cerca, así que se esconde debajo de la cama del pequeño. Sin embargo, abren la puerta; está perdida. Si la descubren, se lo contarán a su jefe y será su fin. Trata de no hacer ruido; aún tiene tiempo, se dice a sí misma.
—¿Seguro que lo dejaste aquí? —pregunta la mucama.
—Sí, papá está apurado —responde el niño, y ella mira a su alrededor.
—No veo tus zapatillas, amo Alexander —reclama la mujer. Claro que no las verá, ya que están frente a Elena.
—Quizás estén debajo de la cama —sugiere la empleada, y Elena está segura de que ese será su fin—. Aunque con ese trajecito le quedarían mejor sus zapatos. ¿Qué le parece?
—Papá pidió que vista elegante. ¿Me llevará a ver a mamá? —pregunta el niño con ansias.
—No lo sé, pero hoy es el cumpleaños de su padrino, seguramente irán a la fiesta —responde la mucama, mientras se mueve en la habitación—. Ya está, sus zapatos le quedan muy bien. Ahora bajemos a esperar a su padre.
—No olvides traerme la foto de mamá —pide el pequeño Alexander.
—¿Quién dejó la ventana abierta? —pregunta la mucama y se escucha el ruido de llaves—. Ahora sí, vayamos, amo Alexander.
Elena espera unos minutos y sale de debajo de la cama. Olvidó cerrar la ventana antes de esconderse. Ahora no puede salir, ni volver a su dormitorio, puesto que han pasado quince minutos y los guardias tomaron sus puestos una vez más.
Está perdida, Kosovo sabrá que intentó huir y ya no la perdonará. Desea llorar, sin embargo, respira y trata de calmarse. Si pudo abandonar la casa de su padre a los trece años y vivir en las calles hasta conseguir trabajo, puede escapar de las garras de ese monstruo.
Elena se esconde en el vestidor del pequeño, el cual tiene muchísima ropa. Parece una tienda para niños, lo que le molesta, ya que según ella es un desperdicio. Mucho de eso les vendría bien a los niños del orfanato. Ellos sufren mucho el frío y la carencia de ropa de su talle. Elena había pasado cinco años ahí después de que su madre la abandonara. Finalmente, su padre la encontró y la llevó con él. Pensó que había sido salvada, pero estaba muy equivocada. Antes de tener su primer periodo ya había sido abusada por él en repetidas oportunidades. Decía que era el alcohol el que lo hacía verla como a su madre, y con ingenuidad Elena lo perdonó muchas veces.
Hasta que un día ella lo escuchó hablar con el hermano mayor de la joven. Ambos estaban bebiendo alcohol, se jactaban de las cosas que le harían. Según ellos, la preparaban para que cuando vendieran su cuerpo a otros hombres Elena no sintiera tanto asco.
Huyó de casa y fue a la policía. Contó lo que su padre le había hecho y después de comprobarlo con una médica fueron por él y lo encarcelaron. Sin embargo, la enviaron a casa a cargo de su hermano mayor. Quien no solo abusó de ella, sino que la golpeó hasta romperle un brazo y dejarla inconsciente.
Elena terminó hospitalizada después de ese suceso con su hermano. Aunque, primero tuvo que soportar que la amenazara, si hablaba sobre lo que le había hecho enviaría a sus amigos por ella y dejaría que le hicieran lo que quisieran. Por lo que cuando le preguntaron qué era lo que había pasado ella no tuvo más opción que mentir. Una vez que le colocaron el yeso, volvió a huir, recuerda Elena, mientras sigue dentro del closet del niño.
—El señor Kosovo pidió que no molestáramos a la señora. ¿No te parece extraño? —pregunta una de las mucamas que pasa por ahí.
—No debemos cuestionar al señor. ¿Quieres morir? —pregunta otra.
—Solo digo que si la señora está enferma ¿Por qué no está en el hospital? No deja que ni el señorito la vea. —Ellas parecen alejarse.
Elena saca de su bolsillo el reloj que le ha quitado al profesor que Kosovo asesinó delante de ella. Lo había mantenido oculto, pensaba venderlo para comprar un pasaje para irse lo más lejos posible. No solo a él lo había asaltado, tomó todas las joyas y tarjetas a los cadáveres que Kosovo dejó con ella. El padre y hermano de Elena no tenían mucho encima, pero el profesor sí. Incluso llevaba algo de dinero.
Elena sale de la habitación del pequeño al ver que no hay nadie cerca. Se dirige hasta la alcoba de Kosovo, pero se encuentra cerrada. ¿Ahora como volverá a entrar? Alguien se acerca por lo que se esconde en la oficina.
—¿Quién es usted? —la voz de un niño proviene de detrás de ella, al darse vuelta ve a un pequeño de risos abundantes. Él parece sorprendido al mirarla—. ¿Mamá?
Alexander no duda en abrazarla y comienza a llorar. Un extraño dolor se apodera de Elena cuando trata de que la suelte y el pequeño se aferra más a ella.
Ella piensa en su madre por un momento, también se había sujetado de ella cuando la llevó al orfanato. Elena tenía la inocente idea de que, si no la soltaba, conseguiría que no la abandonara, así como en este momento hace Alexander.
Autora: Osaku
Ubicación: Rusia—¿Creíste que no me había dado cuenta de lo que hiciste? —pregunta Mijaíl furioso.—Si levantas el tono de voz, Alexander despertará —responde Elena sin ningún temor.—¿Ahora te preocupas por él? —Su ira es incontenible.—Le dije que aún me estaba recuperando. Lo acompañé a su cuarto y me quedé con él hasta que se le pasó el dolor de estómago y se durmió. —Trata de explicarle ella.—Mataré a esa estúpida mucama que dejó que Alexander entrara en mi estudio —dice furioso. Todo se ha salido de control.—Estoy lista para fingir ser tu esposa. No debes preocuparte —¿le gusta tomarle el pelo?—Tratabas de escapar. ¿Por qué piensas que sería capaz de darte la oportunidad de andar libremente por la casa? —pregunta mientras carga su pistola. Necesita calmarse o hará un desastre.—Golpéame si eso te ayuda a estar más tranquilo, pero no lastimes a la mucama que cuidaba de Alexander —pide ella, mientras pone sus manos en su arma—. No voy a huir, seré su madre. ¿Es por eso que bus
Ubicación: RusiaMijaíl corre hasta su dormitorio para tomar a esa mujer y hacerle confesar la verdad. Al entrar, se sorprende al ver cómo ella y Alexander desayunan juntos. Él parece muy feliz de darle de comer en la boca a su madre, y ella se muestra amorosa.—¿Qué ocurre? —pregunta Mijaíl tratando de calmarse.—Perdón, papá —dice Alexander asustado. ¿Por qué él es el malo ahora?, se pregunta Mijaíl.—Alexander solo vino a cuidar de mí, ya que lo ayudé a que se le pasara el dolor de estómago anoche —explica ella, como si en verdad fuera su madre—. Gracias por ayudarme, pero mamá está muy cansada. Debes ir abajo a desayunar con papá.—Espérame abajo y no vuelvas a entrar sin mi permiso —le dice, y Alexander lo mira como si estuviera enojado con él.Una vez que una de las mucamas toma la mano de su hijo, Kosovo cierra la puerta del dormitorio. Después de eso, le pregunta a la mujer qué se supone que está haciendo. Ella solo dice que lo que le corresponde.—Estuve buscando a Alexander
Ubicación: RusiaArthur llega y antes de ver a Alexander, evalúa a esta mujer. Necesita saber a qué se enfrenta. Aunque sabe que su madre la abandonó en un hogar de huérfanos, Mijaíl no puede creer que esa sea la única razón que necesita para ayudar a mentirle a su hijo. Los lleva a su oficina para que puedan hablar con comodidad mientras él manda a investigar a su esposa antes de que enfermara.—Los dejaré a solas para que conversen —dice y se va sin siquiera presentarlos. Será una doble prueba para ella ya que los escuchará desde otra habitación sin que Elena lo sepa.—Buenos días, mi nombre es Arthur Makarov, afortunado de conocerla ¿Su nombre es? —pregunta él, volviendo a hacer la broma sobre su apellido, que significa «bendecido o afortunado». Ha usado ese truco muchas veces cuando eran jóvenes para tratar de conquistar mujeres.—Soy Elena, no entiendo por qué me lo preguntas, Arthur —dice ella, sorprendiéndolo.—¿Acaso nos conocemos? —pregunta su amigo, tratando de desconcertarl
Ubicación: Rusia—Mijaíl, quiero hablar con ella a solas. ¿Puedo ir a la biblioteca? —pregunta Arthur a su amigo.—¿Para qué necesitas estar solo con ella?El paranoico de Mijaíl, no quiere hacerlo.—Sabes que eres mi mejor amigo, ¿verdad?Parece una conversación de pareja, piensa Elena.—Sí, pero ella es engañosa —Mijaíl no duda en decir lo que opina de Elena, pese a que ella está presente.—Solo intentó probarte que podías confiar en ella. No dijo en ningún momento que no era Elena. Tal vez deberíamos darle espacio. Apenas terminemos de hablar, te invitaré a pasar para que los tres conversemos juntos, pero si me llamaste es porque confías en mí —plantea Arthur, tratando de darle tranquilidad a Kosovo.—Compórtate con Arthur si no quieres que te corte la lengua —la amenaza Mijaíl, y antes de que ella pueda responder, sale del estudio.—Es un maldito paranoico —reclama Elena, cruzándome de brazos.—Lo sabías y, aún así, tentaste tu suerte. Eres muy valiente o muy estúpida —dice Arthur
Ubicación: RusiaAunque no es lo que desea, Mijaíl tiene que confiar en la evaluación de Arthur y dejar a esa mujer a cargo de Alexander. Ya que, como lo había predicho, Lisandro Cuartuco se mete en problemas. El padre de uno de sus integrantes es socio en una organización que trata de imitarlos: Lascialandare, dueño de una fábrica de armas en Argentina. Sin embargo, solo son unos principiantes. Han estado trabajando unas décadas y uno de sus negocios es estafar personas.Su política implica no meterse en los negocios personales de sus miembros y no lastimar directamente a sus seres cercanos. Esto pone en una encrucijada las acciones de «Los Superiores», ya que Lisandro aún no es miembro. Si bien su potencial ha sido evaluado por el padre de Mijaíl hace años; el hombre es un genio en su campo. Sin embargo, Mijaíl teme que no esté dispuesto a ensuciarse las manos. Por lo tanto, Lisandro es invitado a una reunión donde decidirán entre los cinco Superiores su ingreso. Si él se vuelve miem
Ubicación: La islaDespués de que Kosovo se marcha de la isla y los demás integrantes se despiden del señor Li, este entra en la enorme mansión y suspira. Sus empleados están aterrados, aunque su tío era amable con ellos, siempre que había problemas actuaba con precisión y sin emociones. Es lo que todos esperan de Lisandro ahora.—¿Dónde está tu hermano? —le pregunta Lisandro a Nino.—Lo envié para que lo curen como usted pidió. Gracias, señor Li —dice niño sin siquiera verlo a los ojos.—Quiero que lo saques de la villa. Sánchez no se conformará con eso y si regresa, es probable que busque la manera de lastimarlo —explica Lisandro y sin más, Nino se marcha.—Lo hiciste muy bien —indica su tío, que acaba de entrar a la sala después de despedir a todos.—Casi matan a un chico en mi primera fiesta. No creo que esto esté bien —responde el hombre, mientras una mucama, temerosa de él, le acerca una bandeja de plata con un estuche.El tío de Lisandro le pide que se marche y cuando queda a s
Ubicación: RusiaMijaíl no puede quejarse de Elena, desde que volvió se la pasa con Alexander y estudiando los videos de su difunta esposa. Parece tomarse en serio el trabajo de ser la madre de su hijo, ya que está pendiente de los terapeutas, la dieta y las actividades físicas que Alexander tiene para hacer.—No quiero ir —se queja el pequeño, mientras se acerca a la mesa al ver a Mijaíl desayunando—. ¿Dónde está mamá?—Tu madre está descansando, ¿por qué no te has ido aún? —le pregunta Kosovo, dejando el tenedor sobre la mesa.—Quiero que mamá me acompañe —Alexander parece un poco más caprichoso que de costumbre, pero ha estado casi cuatro meses lejos de su madre—. No iré si mamá no viene.—Tu madre sigue enferma, necesita descansar. Sé un buen hijo y ve a realizar tus actividades —le pide, pero Alexander no le hace caso y corre hacia la escalera. Ella aparece y su pequeño hijo la abraza de las piernas.—Mami, ven conmigo. Quiero que mis amigos te conozcan —suplica Alexander con una
Ubicación: RusiaLlegan al orfanato en la limusina; y los niños corren a saludar a Elena. Ella ya le ha comentado a la madre superiora que ahora está casada y su esposo es un hombre con mucho dinero. No quiere que se preocupe cuando la vea llegar en ese coche tan lujoso, ya que en el pasado la madre superiora temía que se dedicara a la prostitución al no poder conseguir empleo. Después de huir de casa, pasó casi un año allí, escondida para que su padre y su hermano no la encontraran. Un par de veces, unos empresarios de la zona le ofrecieron trabajar en bares, donde chicas se prostituían al terminar su turno de mesera.Ella solo ha ido una vez a uno de esos lugares y, después de una noche de la que casi no recuerda nada, se juró a sí misma que no lo haría más, aunque tuviera que morir de hambre. La madre superiora ha sido muy buena con ella y ha ocultado su secreto de nueve meses. Finalmente, tuvo que irse para no causarle problemas, pero cada año le envía dinero para que el pequeño t