Ubicación: Argentina

Salen de la oficina, y Lisandro aún no puede creer lo que acaba de ocurrir. Su loca mujer ha organizado una sesión de juego para él, y pretende seguir haciéndolo si Dmitri continúa hostigándolos. Ella quiere que Lisandro naturalice el hecho de que otras personas estén con ella para que sus celos no lo invadan. En ningún momento Tania menciona disfrutar lo que Dmitri le hizo, pero tampoco dice que lo odia. Aun así, Lisandro notó cómo ella disfrutó estar con esas mujeres y, sobre todo, cómo le gusta que ellas lo toquen a él. Aunque en el pasado estaba acostumbrado a este tipo de encuentros, nunca pensó tener una pareja que tratara de fomentárselos.

—Lo que acaba de pasar, ¿te gustó? —pregunta Tania, y Lisandro la mira sin saber qué decir. Es evidente que lo ha disfrutado, pero no sabe cómo responderle—. Estas cosas solo pueden pasar en mi presencia, no lo olvides.

Tania siempre marcando territorio. Es algo que a Lisandro le encanta de ella. Le hace sentir que, sin i